Según recientes declaraciones del Presidente de la Federación Rusa Vladimir Putin, Rusia no está empleando en Siria todo su poderío militar y medios de inteligencia de que dispone.
Aunque parezca improbable, las Fuerzas Armadas de Rusia (VSR) pueden intervenir en el conflicto sirio con el número de tropas necesario para imponerse en el conflicto, con más de cien mil combatientes de ser requerido. En este sentido, según la publicación The Military Balance 2013 y las ediciones de los años 2011 y 2012 publicadas por el Institute for Strategic Studies de Londres, las fuerzas armadas de Rusia cuentan con un total de reservas de 20 millones de hombres, a los que en teoría en caso de una guerra total se les podrían añadir unos 2 millones de mujeres si se toma en cuenta que al final de la Segunda Guerra Mundial en 1945 el Ejército Rojo y las fuerzas armadas soviéticas contaban con un 10% de mujeres de su total de efectivos, según el libro por Steven J. Zaloga, The Red Army of the Great Patriotic War 1941-1945.
Para complementar su uso de bombarderos tácticos Sujoi Su-24 y Su-34, de aviones de ataque Su-25 y de helicópteros de ataque, la Fuerza Aérea de Rusia puede recurrir al uso de aviones no tripulados para misiones de inteligencia, vigilancia y reconocimiento (ISR), de guerra electrónica y cibernética y para llevar ataques con bombas de precisión y misiles aire-tierra. Por su capacidad de sobrevolar un área de vigilancia por más de 12 horas, los aviones no tripulados rusos al ir armados de bombas inteligentes y misiles pueden llevar a cabo misiones “hunter-killer” para cazar blancos terroristas radicales sunitas, al presentarse en su zona de vigilancia la oportunidad de atacarlos y destruirlos. Así, se puede recurrir a tácticas en que al llevarse a cabo ataques a blancos terroristas por aviones y helicópteros tripulados rusos y sirios, el momento en que saliesen de sus escondites los terroristas para dispararles con fuego de flak o armas antiaéreas, los aviones no tripulados rusos armados, que esperaban la oportunidad de atacar a los terroristas el momento en que revelasen sus posiciones, localizarían, cazarían y eliminarían a los que se atreviesen a disparar contra los aviones tripulados atacantes.
Aviones rusos no tripulados candidatos para operaciones futuras en Siria incluirían el Inokhodets, avión no tripulado de mediana altura y larga resistencia con autonomía de vuelo de 24 horas que según sus especificaciones proporcionadas por Piotr Butowski en su reciente libro Russian Warplanes Volume 1, estaría en la categoría del avión no tripulado americano MQ-1 Predator. Otro avión no tripulado ruso que podría operar en Siria sería el bimotorAltius-M, con autonomía de 48 horas de vuelo y que de acuerdo a las especificaciones dadas por Butowski en su libro, estaría aproximadamente en la categoría del avión no tripulado estadounidense MQ-9 Reaper.
Un tercer candidato sería el avión no tripulado ruso Zond-2 de la empresa Sujoi, propulsado por turbofan en vez de por hélice como los dos aviones no tripulados anteriores, con una autonomía de 18 horas de vuelo y que sería el equivalente del avión no tripulado americano Avenger.
Rusia podría así desplegar una versión de su avión no tripulado Zond-2 armada con bombas de precisión llevadas internamente y armada también con un arma láser. Dicho avión no tripulado llevaría radar láser LADAR (LIDAR) para misiones de inteligencia, vigilancia y reconocimiento (ISR), y su arma láser podría ser usada para destruir camiones cisterna transportando petróleo o combustible ilegalmente extraído o procesado por Daesh en Siria e Irak, sin necesidad de usar bombas inteligentes, más costosas, para hacerlos explotar.
Cabe añadir que el uso de LADAR (LIDAR) por su precisión podría ser usado por aviones no tripulados rusos en misiones de reconocimiento y adquisición de blancos en futuros campos de batalla convencionales, para detectar, identificar y destruir antes de que puedan entrar en acción a robots de combate o vehículos no tripulados terrestres (UGV) antitanques camuflados, como los que EE.UU. propone para combatir a tanques rusos. Dichos vehículos no tripulados terrestres del Ejército de EE.UU. podrían ser localizados por radar láser desde el aire y atacados y destruidos antes de entrar en combate por aviones tripulados y no tripulados con misiles aire-superficie, bombas de precisión e inclusive armas láser.
En Siria Rusia puede usar los pequeños aviones no tripulados Korsar (Corsario) o de otros tipos equipados con avanzados sensores hiperespectrales para misiones de inteligencia, vigilancia y reconocimiento, lo que les permitirá descubrir fuerzas enemigas camufladas y lograr hacer la distinción “entre un objeto natural y uno artificial”. Tanto el radar láser o LADAR y modernos sensores hiperespectrales podrían detectar vehículos militares camuflados con el moderno e-camuflaje, como los que podrían utilizar fuerzas especiales de servicios de inteligencia occidentales operando en Siria en apoyo de sus aliados terroristas radicales suníes sirios.
Rusia podría también desplegar para misiones de inteligencia, vigilancia, adquisición de blancos y reconocimiento (ISTAR) y de ataque el avión no tripulado Zond-3, propulsado por hélice y cuyo peso máximo de despegue es aproximadamente el doble (2000 kg) del avión no tripulado estadounidense Predator.
Rusia puede también llevar a cabo en Siria en un futuro operaciones combinadas de aviones no tripulados armados para misiones de inteligencia, vigilancia, reconocimiento y ataque contra terroristas, en conjunción con robots de combate terrestres como los Skorpion, en operaciones en que varias unidades aéreas no tripuladas y de vehículos no tripulados terrestres de combate serían controladas por supercomputadoras móviles y supervisados por operadores humanos. Entre los objetivos de las unidades no tripuladas estaría el buscar, localizar, identificar y cazar a terroristas radicales sunitas o atraer su fuego para así ser estos localizados y eliminados.
Con el reportado uso de robots de combate terrestre rusos en Siria, el Jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de la Federación Rusa, el General del Ejército Valery Gerasimov expresó la intención de Rusia de “automatizar completamente la batalla en Siria”, añadiendo que “quizás pronto nosotros seremos testigos de grupos robóticos independientemente conduciendo la guerra”. Esto sería indicio también que Rusia estaría usando su campaña militar antiterrorista en Siria como campo de prueba de sus últimas tecnologías de guerra y del arte operacional para el uso de las mismas en una guerra futura contra potencias occidentales y/o sus aliados.
Se puede aventurar uno a especular que en una guerra del siglo XXI, además de desplegar centenares de miles de tropas humanas y de fabricar y desplegar decenas de miles de tanques de batalla (MBT) automatizados, las Fuerzas Armadas de la Federación Rusa apostarían por el uso masivo de ejércitos robóticos, tanto de centenares de miles robots de combate terrestre como de aviones no tripulados de combate (UCAV) plenamente autónomos y dotados de inteligencia artificial, junto con el uso creciente de robots humanoides o androides de combate en lugar de soldados humanos. La idea sería producir en masa, usando la revolución de producción industrial a base de impresión 3D(tridimensional), robots de combate terrestre y aviones no tripulados de combate para alcanzar una superioridad numérica y tecnológica sobre las fuerzas humanas de un enemigo. La intención sería reemplazar los millones de hombres del elemento humano de una guerra total con robots y máquinas de combate dotadas de inteligencia artificial y mandadas por supercomputadoras, siendo supervisadas por los militares humanos. Esta guerra será combatida en los frentes o dimensiones de tierra, marítimo, del aire, del espacio exterior, en el ciberespacio de la guerra cibernética y en el espectro electromagnético de la guerra electrónica.
Rusia así potencialmente puede hacer uso o simplemente desplegar en el teatro de operaciones sirio lo último en modernos sistemas de armas para combatir o hacer demostración de fuerza en cada uno de los frentes mencionados. En este sentido, las posibilidades son muy amplias, en vista de que se ha revelado que el acuerdo militar entre Moscú y Damasco firmado el 25 de agosto del año pasado, que llevó a la intervención militar rusa antiterrorista en apoyo de su aliado sirio, se ha descrito como uno que permite una presencia militar de Rusia en Siria de duración indefinida y sin fecha límite.
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