lunes, 23 de noviembre de 2015

Alfonso M. Becker: Desde Rusia con amor... por Alfonso Becker Hoy a las 08:10 horas

por Alfonso Becker Hoy a las 08:10 horas



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Autor: Archivo

"Solo perdonaremos la vida a los infieles de Occidente si prometen no ser agresivos contra los musulmanes o interferir en nuestros asuntos" Osama bin Laden.

Quizás ustedes no lo sepan, pero en Rusia adoran las películas del agente 007 James Bond. Desde las época de la Unión Soviética, incluso el genocida dictador losif Stalin se meaba de risa con las ocurrencias, gestos y chulerías londinenses del seductor espía británico que no solo aniquilaba espías musulmanes persas con sus propias manos, con sus artes marciales, sino que le volaba la cabeza de un disparo a cualquier perverso agente comunista internacional con su pequeña Walther PPK de nueva milímetros que podía esconder en su sobaquera o en una cartuchera a la altura del tobillo. 

Esa pistola semiautomática que podía llevar en la recámara una bala sin temor alguno a que se disparase cuando el famoso, elegante, exquisito y guapo agente de Vauxhall Cross, soltaba mamporros, golpes de kárate y patadas de Kung-fu sin que se le arrugara un solo centímetro de su traje de lana superfina, azul media noche, de cuatro mil libras esterlinas o de su esmoquin negro clásico símbolo de la masculinidad inglesa.

Si los soviéticos adoraban esas películas es porque confundían a Bond con un agente secreto de Londres tan machista como la turba soviética. Nada más lejos de la realidad. Porque cuando 007 seducía a una rusa, sabía que no le quedaba otra que hacer el amor con una gata salvaje de la Siberia que te iba a clavar sus uñas por todo el cuerpo y seguro que te dejaba señaladito de arañazos para siempre y con unos chupetones en el cuello que te dejaban moretones durante tres meses. Las señales de la batalla sexual con una fiera de Moscú no podían evitarse.

El legendario agente del MI-6, ya tenía experiencia de combate amoroso con mujeres del KGB y si algo tenía claro es que llevarse a la cama a una despampanante rusa era como mantener relaciones sexuales con un huracán de categoría 5, y si la agente en cuestión era del temible Comité para la Seguridad del Estado soviético, había que dar por seguro que la rusa te envolvía con sus piernas para que no te escaparas en el momento del orgasmo, lo que provocaba en tus partes íntimas la misma sensación que la de haber metido el pito en el cráter ardiente de un volcán en erupción. Solo un martini seco con vodka podía apagar aquél fuego.

Por supuesto, un caballero inglés no habla de esto con nadie, y menos en estos términos al tratarse de una dama, pero el negro humor británico dispone de todo un arsenal semántico e irónico para dejarlo escapar con sorna en un distinguido club de Londres, exclusivo para hombres. Esto descolocaba un poco a los soviéticos de otros tiempos y sin embargo ahora, en la nueva Rusia, es objeto de admiración por el talante británico.


Porque si había algo grosero y tosco para un caballero inglés, era un soviético o un cosaco bailando encima de una mesa como salvajes y vulgares campesinos bajo los efectos del vodka. Al genocida Iosif Stalin no le quedaban recursos de contrapropaganda para ensombrecer un estilo y una educación elitista que nunca existió en la Unión Soviética. Pero ahora todo es más complejo en las relaciones de la Rusia de Vladímir Putin. Los servicios secretos del Kremlin han ideado una nueva forma "colaborativa" con Occidente que tiene a todos los analistas aficionados aturdidos y sumergidos en el reino de la confusión.

El KGB de Lavrenti Beria era la máquina de exterminio de Stalin pero su heredero policial (FSB) de Putin, es una máquina de "inteligencia" que mantiene estrechas relaciones contraterroristas con la CIA y con el FBI. Así que, amigos lectores, si James Bond era el guaperas seductor, con zapatos brillantes marca Oxford, que atraía a las damas más guapas y hermosas, el viejo coronel soviético, Vladímir Putin, es la reencarnación de una complejidad política mesiánica para los rusos de a pie, y rejuvenecedora para los que ven en Europa y en la cultura occidental el único camino inteligente hacia una nación rusa poderosa, respetada y con voz en la comunidad internacional.

¿Pero qué es Rusia?, ¿Cuál es su lugar en el mundo?, ¿Quién es este Vladímir Putin que no sigue las reglas tradicionales del antiguo imperio británico ni de la potencia hegemónica estadounidense?, ¿Por qué creen algunos que los rusos poseen un reflejo distorsionado de la civilización europea y que Vladímir Putin es un megalómano que se cree el líder indiscutible del continente euroasiático y heredero consciente y portador del gran legado de Gengis Kan?... ¿Se ha vuelto loco el presidente ruso y ha decidido ir por su cuenta en este peligroso mundo capaz de arrastrar a Rusia hacia el abismo cuando ni siquiera se ha recuperado de la quiebra económica?

Vladímir Putin: venganza o justicia ¿O hay algo más?


Pues permítanme que les diga que todas esas dudas planteadas por los rusos, en la misma Rusia, desde los convulsos años del derrumbe soviético, seguirán un año más hasta que los musulmanes terroristas reciban una respuesta contundente. Durante más de 15 años, en el Kremlin, no han parado de advertir que a los  terroristas solo se les doblega aplastándolos, dándoles un escarmiento que vuelva a mostrarnos cómo se apaga el fuego fanático y asesino de los yihadistas. 

Hacerles ver que a sus enloquecidos dirigentes mahometanos solo les queda el camino de la horca o el ajusticiamiento a manos de la turba islamista. Los inhumanos ataques musulmanes a escuelas que acabaron con la vida de cientos de mujeres, maestros y niños en el mismo corazón de Moscú, le hicieron comprender a Putin que tenía que actuar como Israel: castigando sin piedad a los terroristas y demoliendo las casas de sus familias.

Esto lo hacía Putin mientras en Europa, sus hedonistas y mercantilistas políticos practicaban otra suerte de antisemitismo como declarar un boicot a productos comerciales israelíes fabricados en Judea, Samaria o Jerusalem; dar más alas aún a los morosterroristas, por parte de unas Naciones Unidas, absolutamente inservibles contra el terror islámico, que están sometidas bajo grupos moros de presión y control de entidades terroristas palestinas. Putin atacaba sin piedad a los musulmanes yihadistas mientras los decadentes políticos de la Unión Europea atosigaban a Moscú con la nueva representación de "sanciones" en un teatro del mundo en "guerra fría" con un guión de libreto de tan poca calidad literaria, que Pedro Calderón de la Barca lo hubiese arrojado a la papelera con solo leer el prefacio... Declaraciones en la última reunión del G-20 en Turquía de "castigar" a Rusia si sigue siendo tan mala y desobediente en Ucrania... El gran teatro de la guerra secreta. ¿Qué oculta todos esto?

Sanciones por aquí y sanciones por allá, sabotajes ficticios de los ucranios más "antirrusos" a la península de Crimea para dejarla sin energía eléctrica. Flota naval rusa del Mar Negro que ahora tiene que ir a pedales al Mediterráneo para ahorrar ¿combustible?.Soldados "verdes" -e incluso desnudos- enviados por el Kremlin para eternizar la guerra en la cuenca del Donéts en Ucrania, y un conflicto con la región del Dombás que ya se está pasando de rosca porque la Rusia de Putin y la Europa de Merkel no saben, o no quieren arreglarlo.
Una estrafalaria actividad de inteligencia, a mi juicio, que no es muy inteligente a la hora de luchar contra el terrorismo musulmán. Pero el "vengativo" y justiciero presidente ruso, no tiene nada contra Occidente. Vladímir Putin se ha propuesto acabar con la turba terrorista musulmana. Venganza y justicia desde el Kremlin. Aunque difícilmente lo podrá hacer por su cuenta el presidente ruso.

Desde Rusia con amor...

Recuerdos entrañables de los veraneantes rusos en el Sinaí y dolor en el corazón por la ciudad de la luz: París. Así son los rusos cuando saben quién es el verdadero enemigo de la democracia y de la libertad. Así se sienten los rusos hoy al ver lo que están haciendo los terroristas en Europa. Ya advirtió el presidente ruso que los fanáticos asesinos del Islam se colarían por las "porosas" fronteras de la Unión Europea. Con este recuerdo se reunió la "mesa de guerra" de Moscú presidida por Vladímir Putin. Así ocurrió ayer cuando el ministerio ruso de la Defensa ordenó un ataque masivo, despiadado y sin cuartel contra Al-Raqqa que es la capital del califato en Siria... Deberían ver ustedes las fotos difundidas por los servicios de inteligencia occidentales.

El Kremlin ha triplicado su Fuerza Aérea sumando no solo cazas operativos polivalentes sino bombarderos de largo alcance Tupolev con base en suelo ruso, base aérea estratégica de Rostov, que han descargado cientos de toneladas de bombas en "manta", una forma de bombardeo indiscriminado más típico de la Segunda Guerra Mundial que de los ataques aéreos de hoy con bombas inteligentes y de objetivo seguro.

Esto quiere decir que al Kremlin le importa un carajo los daños colaterales cuando asesinan a los suyos y a sus socios europeos. En esas fotos, los operarios militares de los aviones de la Fuerza Aérea rusa escribían en las bombas de 500 kilos: "Por el Air Bus ruso", "Por San Petersburgo", "Por París", "fuck you, caliphate", "Que te follen terrorista del Islam". 

Más de 70 salidas en el raid aéreo contra Raqqa, más de cincuenta misiles "Kalibr" de crucero disparados desde la pequeña pero contundente flota rusa del lago Caspio; 20 misiles lanzados por naves de la Rusian Navy estacionadas en el Mediterráneo. Porque las fuentes que maneja la inteligencia occidental es que el Kremlin ha decidido reducir a escombros toda la ciudad de Raqqa, capital de 200.000 habitantes del califato donde vive el sanguinario califa moro Abu Bakr al-Baghdadi.

No dejen de estudiar y de leer los lectores, la reacción de los moros, de los antiimperialistas, de los antioccidentales, antijudíos y antieuropeos. Ninguno abrirá su sucia boca en favor de esos 200.000 habitantes que no han sido "obstáculo" alguno para la respuesta de Vladímir Putin al terrorismo musulmán cuando Raqqa, esa ciudad a escasos 160 kilómetros de Aleppo, quede reducida a polvo, independientemente de sus ciudadanos civiles y mucha gente inocente.

Sin duda Moscú quiere hacer ver a los terroristas del Islam, de cualquier parte del mundo, lo que hará el Kremlin con aquellos que ataquen a Rusia, a sus intereses y a sus socios. No se debería olvidad tampoco que -sin duda alguna- Estados Unidos ha elegido a su mejor socio, Vladímir Putin, para algo mucho más importante y de mucha más grande envergadura que acabar con el Daesh.

¿Porqué los asesinos del Islam le dan carta blanca a Rusia?

Latakia y Tartus, enclaves rusos recuperados por el Kremlin, son la puerta "abierta" que Rusia ofrecen a Occidente para acabar con el problema sirio. Los militares de Moscú y sobre todo su ministro de Defensa, Serguei Shoigu, han dejado muy claro que las quince instalaciones petroleras arrebatadas al Daesh serán controladas por Rusia, es decir, serán para que el ejército ruso pueda pagar el coste de la intervención, para reconstruir Siria y para proporcionar una posibilidad de vida digna al sufrido pueblo sirio.

Los rusos han matado ya a más de 1500 moros del califato en tres días y esperan la ayuda de Occidente para acabar con esta plaga de asesinos musulmanes porque el Kremlin se ha dado cuenta de que son incontables y que no paran de integrar en sus filas a fanáticos musulmanes de todos los países. Lo que está claro es que el Kremlin quiere su cuota. El premio que le pertenece por vivir su guerra siria en la trinchera, en primera línea del campo de batalla.

El odio desmedido a los Estados Unidos y al mundo occidental ha dejado con el culo al aire a toda la basura antiimperialista cuando callan, como fanáticos asesinos, que la Fuerza Aérea Rusa ha borrado hoy de la faz de la tierra a la ciudad de Nawa, una villa de 60.000 habitantes, muy cerca de la frontera de Israel en el Golán, en la carretera 119, al Oeste de Al-Sheikh Maskin, de 25.000 habitantes, que está cercana al cruce de la carretera general de Damasco, ciudad que está siendo -textualmente- desintegrada.

Cuando Rusia, arrasa, destruye y borra del mapa a estas tres ciudades, sin miramientos, esta basura islámica y sus admiradores sudamericanos aplauden. Si lo hace cualquier otro país, entonan sus versículos satánicos y despotrican contra el imperio, pero si es Rusia quien provoca el exterminio, lo celebran. 

Este es el mejor ejemplo de su talante asesino y genocida, el mejor ejemplo del declive de los Estados islámicos degenerados. Como se puede ver y entender, este tipo de procedimientos de guerra no son batallas... Sino exterminio masivo del que nadie habla. La diplomacia tiene sus reglas y quizás Occidente puede aprovechar el auténtico "trabajo sucio" que el Kremlin está haciendo en Siria. ¿Pero por qué nadie habla del alcance moral en víctimas civiles de estas tres ciudades?, ¿Dónde están los cerca de 300.000 civiles de estas tres ciudades? 

Ahora, la inteligencia rusa del FSB, discute con los socios de Jordania el cómo afrontar otro ataque de exterminio contra la ciudad sureña de Deraa, un auténtico "coladero" de terroristas que pretenden desestabilizar al reino jordano. Eso será más complicado porque por ahí pululan espías rusos y de todos sus socios occidentales. Los agentes de inteligencia del Kremlin tiene mucho que decir ahora sobre Middle East. Tienen a los matarifes del Islam a dos pasos de Moscú, pegados a su frontera. Los moros y persas no tiene la menor idea de a quiénes se enfrentan. Dejen que los franceses entren en acción... 

Mientras se estudia un gran ataque total contra el islamismo terrorista en todo Oriente Medio, continúa la guerra secreta, muy secreta, porque así son las guerras para este siglo XXI que Occidente reserva para los moros con una respuesta contundente que los haga desistir de sus métodos terroristas y asesinos contra objetivos israelíes, europeos, rusos, chinos y estadounidenses, contra los ataques a civiles indefensos en todo el mundo; para que los haga comprender que si no aceptan la rendición y la integración en el sitema-mundo, serán aniquilados.

Esto es solo el principio del precio que van a pagar los moros por atacar la cultura, las libertades y el modo de vida de Occidente. El nuevo James Bond no es británico... es ruso, trabaja en el Kremlin y saluda a todo el planeta, desde Rusia, con amor...

Y lo hace con el más grande y mortífero bombardeo que Siria ha recibido en toda su historia.


http://www.miamidiario.com/opinion/adultos/oriente-medio/terrorismo/ataques-terroristas/adulto/desde-rusia/crimen-contra-civiles/349877

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