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El pasado 3 de octubre fuerzas estadounidenses atacaron un hospital de la ONG Médicos sin Fronteras en la ciudad afgana de Kunduz dejando decenas de víctimas entre pacientes y personal médico. En el ataque el ejército del aire EEUU utilizó un avión muy particular y casi único entre las fuerzas armadas del mundo: un aparato diseñado para una función muy concreta en el campo de batalla y que trabaja siempre en conjunto con las fuerzas especiales. Se trata del AC-130 en una de sus últimas variantes, la U, y es un cañonero. Un avión diseñado para realizar ataques artilleros devastadores sobre una posición muy concreta del terreno, casi siempre a petición y en apoyo de destacamentos de operaciones especiales sobre el terreno. Sus capacidades son temibles y su potencia destructiva es difícil de imaginar, pero a cambio es muy vulnerable a cualquier tipo de ataque antiaéreo y por eso mismo suele volar casi exclusivamente de noche. Su apodo, en ésta su última encarnación, es significativo: ‘Spooky II’ (fantasmal, o escalofriante).
El AC-130U es un derivado del avión de transporte tetramotor C-130 ‘Hercules’ adaptado a la función de apoyo artillero cercano a fuerzas de tierra. Para ello incorpora un verdadero arsenal de piezas de artillería que asoman por su costado de babor (izquierdo), en concreto un cañón de 25 mm GAU-12 Equalizer, un cañón automático Bofors de 40 mm y un obús M102 de calibre 105 mm. Estas armas son compatibles con los daños encajados por el hospital de Kunduz. El GAU-12 es una pieza multicañón de tipo gatling; la expulsión del casquillo gastado y la colocación del nuevo proyectil se realizan mecánicamente, lo que permite tasas de tiro de hasta 4.600 disparos por minuto, aunque en esta aplicación se limitan a ‘sólo’ 1.800 para minimizar el desgaste.
El arma emplea una munición incendiaria altamente destructiva desarrollada especialmente. El autocañón Bofors es la versión automática de un cañón antiaéreo sueco de los años 30 muy usado en y desde la Segunda Guerra Mundial. Y el M-102 es un obús ligero de campaña que dispara proyectiles de 15 kilos de peso diseñado durante la Guerra de Vietnam para proporcionar apoyo artillero a unidades aerotransportadas y de infantería ligera. El ’Spooky II’ es capaz de apuntar todas sus armas a un punto concreto del suelo y disparar durante largos periodos de tiempo mientras lleva a cabo un giro coordinado en vuelo, lo que le permite batir cualquier posición enemiga con un fuego arrasador.
Su potencia destructiva es temible. A cambio es vulnerable a cualquier tipo de ataque antiaéreo y por eso suele volar casi siempre de noche
Para controlar esa artillería el AC-130U está dotado de un gran número de sensores de gran potencia que incluyen un radar de ataque multimodoAN/APQ-180, derivado del que usa la versión de ataque a tierra del F-15, que permite ataques de varios tipos (a posiciones fijas o en movimiento) de varios blancos a la vez. Además dispone de un FLIR (infrarrojo de barrido frontal)AN/AAQ-26 que le permite detectar pasivamente el calor emitido por personas o vehículos y de un sistema multiespectral de análisis e intensificación de imagen en infrarrojo y en visible (incluso con poca luz) para identificar los blancos y para designarlos con láser. El aparato se localiza mediante GPS y sistemas de navegación inercial.
También dispone de una amplia serie de contramedidas y sistemas de defensa de guerra electrónica que incluyen lanzadores de bengalas de magnesio para desviar misiles antiaéreos. Estos sistemas de defensa son necesarios, ya que la reducida velocidad máxima del aparato (no más de 480 km/h) lo hacen muy vulnerable a cualquier ataque desde tierra. El AC-130 lleva 13 tripulantes entre piloto y copiloto, navegante, oficial de control de fuego, 5 especialistas en guerra electrónica, ingeniero de vuelo, operador de TV, especialista en detección infrarroja, especialista de carga y cuatro soldados de artillería. Cada ‘pajaro’ cuesta 190 millones de dólares.
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Los 17 aparatos que actualmente están en el inventario estadounidense tienen su base en Florida, en el aeródromo de Hurburt Field, aunque típicamente están dispersos en las zonas donde son necesarios en todo el mundo. La base, como los aparatos, están bajo el mando de Operaciones Especiales del ejército del aire EE UU. Los ’Spooky’ y sus antepasados siempre han trabajado en colaboración con las fuerzas especiales desde su origen en la Guerra de Vietnam.
Despejando Vietnam
El primer avión cañonero de este tipo fue el AC-47 ’Spooky’, desarrollado por las fuerzas especiales con la finalidad de proporcionar aplastante apoyo aéreo muy localizado a unidades de infantería, por ejemplo para despejar zonas de aterrizaje de helicópteros en Vietnam. Para ello instalaron 3 ametralladoras M134 ‘Minigun’ de 7,62 mm de calibre en las ventanillas laterales de un avión de transporte C-47, la versión militar del venerable DC-3 de la Segunda Guerra Mundial. Las M134 ‘Minigun’ son ametralladoras gatling que pueden hacer hasta 6.000 disparos por minuto; tres de ellas concentrando su fuego en una posición producen una verdadera lluvia de proyectiles.
Los primeros experimentos demostraron que para los pilotos era muy sencillo apuntar a un punto del suelo y mantener disparando las armas mediante un giro suave y coordinado; apenas necesitaban pintar indicaciones en los cristales de la cabina como referencia. El inmediato éxito del primer ’Spooky’ (al que los soldados apodaron ‘Puff The Magic Dragon' por su efectividad) llevó a que la fuerza aérea comenzase a trabajar en una versión mejorada basada en el transporte c-130 ‘Hercules’, más moderno. Así nació el AC-130A, apodado ‘Spectre’, antecesor del actual AC-130U.
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Las versiones desde el AC-130A al AC-130G se diferenciaban en detalles de armamento y sensores, pero incluían cañones de varios calibres y paquetes de sensores muy potentes. En Vietnam se dotó a algunos modelos de sensores diseñados para detectar submarinos que resultaron ser capaces de localizar los distribuidores de los camiones del Vietcong y del Ejército de Vietnam del Norte en mitad de la jungla. Con modernizaciones y adaptaciones fueron extensamente usados en aquella guerra (donde se perdieron 6, derribados por artillería o misiles) y estuvieron en guardia en la Revolución de Nicaragua o durante la toma de rehenes en la embajada de Teherán. También tomaron parte en la invasión de Granada en 1983 y la de Panamá en 1989.
En la Primera Guerra del Golfo apoyaron a la vanguardia de las tropas asaltantes, y durante una de estas misiones un AC-130H permaneció en contacto con el enemigo en apoyo de una columna a pesar de que estaba amaneciendo; como resultado fue derribado por un misil iraquí. Los aparatos han formado parte también de numerosas misiones de apoyo humanitario y han sido profusamente usados en la Segunda Guerra del Golfo, Afganistán y en misiones antiterroristas en Somalia o Libia.
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Desde el punto de vista militar los ’Spooky’ y ’Spectre’ son capaces de proporcionar apoyo aéreo cercano a tropas en contacto con el enemigo pudiendo destruir también posiciones fortificadas o diezmar columnas de vehículos, incluso blindados. Con su velocidad (mayor que la de los helicópteros) y persistencia (pueden permanecer en vuelo durante horas) son capaces de ejercer de ‘bomberos’ manteniéndose en reserva sobre una región y acudiendo rápidamente a donde hagan falta. El uso de designadores láser por parte de tropas de tierra les permite realizar ataques de alta precisión pero pueden también defender áreas amplias de cualquier infiltración enemiga, por ejemplo en la defensa de aeródromos.
Como defectos los cañoneros son relativamente lentos y vuelan relativamente bajo (no están presurizados), lo que los hace muy vulnerables tanto a artillería como a misiles, incluso los tipo MANPADS; y no digamos a la aviación enemiga. Por eso en áreas defendidas han de ser escoltados; en Vietnam típicamente tres F-4 Phantom guardaban a cada ’Spectre’ en acción. Otros países, por ejemplo la extinta URSS, realizan el mismo tipo de tareas usando helicópteros de ataque.
Las fuerzas aéreas estadounidenses piensan seguir usando este tipo de aparatos en el siglo XXI. Para ello están en desarrollo nuevas versiones, como el AC-130W ’Stinger II’, una versión basada en los muy modificados aviones de reabastecimiento en vuelo MC-130 que usan las fuerzas especiales y que añade a la artillería bombas inteligentes y misiles de ataque al suelo. Los ’Stinger II’ están sirviendo para desarrollar el futuro AC130J ‘Ghostrider’ que entre otras mejoras reducirá a 7 el número de tripulantes necesarios. Las fuerzas especiales han mostrado también su interés en montar armas láser en los futuros cañoneros, lo que demuestra que estos aparatos seguirán volando, y disparando de costado, muchos años más.
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