La presencia en territorio sirio de asesores militares rusos y de modernas armas fabricadas por el gigante euroasiático, está provocando un revuelo entre los estrategas occidentales que apuestan todavía a la destrucción de este país árabe. Desde hace días, la prensa de Occidente no escatima titulares que van desde anuncios de "invasión armada" hasta "anexión territorial", intentando crear un ambiente de hostilidad y tensión, en medio de un conflicto que ya acumula más de 240 mil muertos, cuatro millones de refugiados y más de 11 millones de desplazados.
Casualmente, uno de los primero medios que comenzó a propagar la noticia de un aparente movimiento de fuerzas militares rusas hacia Siria, fue el diario israelí Yedioth Ahronoth, que desde principios de este mes "anunció" el inicio de la supuesta invasión de Moscú.
No resulta extraño que sea precisamente un diario israelí el que ponga el grito en el cielo, pues según el periódico de marras, la alerta se da por la llegada a Siria de tropas, unidades antiaéreas, incluso de los sofisticados misiles antiaéreos S-300.
El "temor" -o la cortina de humo- de Tel Aviv, tiene explicación en sus últimas incursiones aéreas contra territorio sirio en agosto último, después que aviones no tripulados (drones), atacaron la aldea de al-Koum, ubicada en la provincia de Quneitra, a unos 67 kilómetros al suroeste de esta capital.
Un día antes, un helicóptero israelí disparó varios cohetes contra edificios en Quneitra, provocando serios daños materiales en sus estructuras.
Las páginas de Yedioth Ahronoth dispararon las alarmas del Pentágono estadounidense y de las oficinas de la Organización del Atlántico Norte (OTAN), quienes vieron en estos rumores un augurio de fracaso a su esfuerzo de más de cuatro años por derrocar al presidente sirio, Bashar al-Assad.
De nada valieron las explicaciones ofrecidas por los voceros del Ministerio de Defensa moscovita, quienes confirmaron que la presencia de asesores en Siria responde a los acuerdos adoptados entre ambos países a través de una Comisión Militar Conjunta sirio-rusa.
Según lo convenido, Moscú entrega a Damasco datos de inteligencia provenientes de satélites rusos, además de ofrecer asesores y expertos para garantizar el uso de armamento más sofisticado que se suministra a Siria de acuerdo con lo pactado.
La campaña mediática que funciona contra este país levantino desde los inicios del conflicto en 2011, se reactivó inmediatamente y comenzaron las especulaciones, que llegaron incluso a asegurar el despliegue de la 810 brigada de la Marina rusa, desde Sebastopol, junto a tropas de infantería y aviación.
En un reciente artículo publicado en el sitio digital Red Voltaire, el intelectual francés Thierry Meyssan se refirió a esta campaña antirusa, desplegada por los grandes círculos de poder occidentales, la que calificó de "historia propagandística, que acaba convirtiéndolos en prisioneros de su propia retórica y engañándose con sus propias mentiras".
De lo que si no hay dudas es de la intención de Moscú de tratar de frenar la acción de las bandas yihadistas que aterrorizan al pueblo sirio y que son un peligro indiscutible para el resto del mundo.
Hace apenas unas horas, el presidente ruso, Vladimir Putin, reconoció que la guerra contra las bandas extremistas armadas que operan en Siria e Iraq, constituye una prioridad absoluta, y llamó a la comunidad internacional a apoyar esta lucha.
También pidió a los países occidentales que desistan de sus políticas de doble rasero, y detengan la manipulación de esas organizaciones terroristas para lograr metas personales, como derrocar gobiernos.
De cualquier modo, la colaboración rusa con el ejército y gobierno sirios cambiará el curso de los acontecimientos, y obligará a Occidente a replantearse sus estrategias hegemónicas.
Rusia sirvió la mesa a quienes pretendan luchar en serio contra el terrorismo. De lo contrario, los que persisten en continuar jugando al neocolonialismo, tendrán ante sí a un ejército sirio renovado, mejor armado y con muchos deseos de preservar la soberanía de su Patria.
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