12 de marzo de 2015 Alexéi Timoféichev, RBTH
Rusia ha anunciado su salida del Tratado de las Fuerzas Armadas Convencionales en Europa (FACE, por sus siglas en inglés) por considerar que este “ha dejado de tener sentido”. Los expertos rusos consultados creen que, con este paso, Moscú pretende poner de manifiesto su desagrado ante las medidas desplegadas en el marco de la aún vigente crisis de Ucrania.
Rusia ratificó el FACE en 2004 y tras los despliegues de la OTAN en el este de Europa ha decidido abandonarlo. Fuente: RIA Novosti.
Moscú ha anunciado que el 11 de marzo abandona el FACE y alega que el tratado “ha dejado de tener sentido desde el punto de vista político y práctico”. Al enterarse de la noticia, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, ha declarado que la alianza está decepcionada con la decisión de Rusia.
Los expertos atribuyen la decisión de Moscú a los acontecimientos derivados de la crisis de ucrania. Alexéi Arbátov, director del Centro de Seguridad Internacional del Instituto de Economía Global, ha calificado el paso de “gesto demostrativo en respuesta al incremento de fuerzas de la OTAN junto a las fronteras de Rusia”.
Según el experto, ante el reciente traslado a Letonia de una brigada de tanques norteamericana (despliegue que tuvo lugar hace unas semanas), Rusia ha querido recordar una vez más que no seguirá participando en este tratado.
El FACE, que establece una serie de limitaciones al equipamiento militar de los Estados, fue firmado en 1990 por los países de la OTAN y los miembros del Pacto de Varsovia. En 1999, se aprobó un texto adaptado que, teniendo en cuenta la ampliación de la OTAN, rebajaba los límites de equipamiento militar para los países de la alianza y permitía a Rusia poseer más equipamiento en el Cáucaso y al noroeste del país. Moscú ratificó el tratado adaptado (en 2004), pero de los 30 países que firmaron el documento solo tres siguieron su ejemplo: Bielorrusia, Kazajistán y Ucrania. En 2007, Rusia suspendió el cumplimiento de sus obligaciones dentro del tratado, aunque solo ahora Moscú lo ha abandonado definitivamente.
Asimismo, el experto opina que “el traslado de esta brigada solo puede entenderse como una violación, si no de sus términos, sí al menos del espíritu del tratado”. Según aclara Arbátov, se suponía que con el tiempo se fijarían unos límites admisibles al equipamiento militar de los países bálticos adheridos a la OTAN en 2004 (los países bálticos no se mencionan ni en el FACE original ni en su versión adaptada).
El jefe del Consejo de Asuntos Exteriores ruso, Andréi Kortunov, ha interpretado la salida de Rusia del tratado como una señal, con la que el país eslavo desea informar a sus socios occidentales de que no está conforme con la actual actividad militar de la OTAN junto a sus fronteras.
“Un grave error”
Rusia ratificó la versión adaptada del FACE a pesar de que los países bálticos no se mencionaban en ella y de que las limitaciones fijadas al equipamiento militar en los países de la OTAN triplicaban las restricciones impuestas al ejército de la Federación de Rusia. Los miembros de la OTAN, sin embargo, no quisieron ratificarlo.
La OTAN supeditó la ratificación del tratado al cumplimiento, por parte de Rusia, del Protocolo de Estambul de 1999, el cual preveía la retirada de las tropas rusas de Georgia, Abjasia, Osetia del Sur y Transdniéster. Moscú consideró esta condición improcedente, ya que los acuerdos para la retirada de tropas firmados con Georgia y Moldavia tenían carácter bilateral y no guardaban ninguna relación con la FACE.
“Los países de la OTAN no tenían ninguna prisa por ratificar la adaptación del tratado. Aunque Rusia retiró prácticamente todos sus contingentes e instalaciones de esos territorios, Occidente se empeñó en seguir exigiendo a Rusia la retirada de todas sus tropas respaldándose en el Protocolo de Estambul. Creo que la OTAN no estuvo muy acertada en este caso, cometió un gran error”, comenta Arbátov, a lo que añade que la alianza ha acabado con el régimen de control del equipamiento militar convencional en Europa.
Al mismo tiempo, los expertos señalan que la salida de Rusia de la FACE no ha venido acompañada de iniciativas concretas para el restablecimiento de un nivel adecuado de estabilidad y seguridad.
“Cuando se renuncia a algo, lo justo sería proponer nuevas soluciones al problema”, señala Kortunov, quien opina que la forma en que Rusia ha abandonado el tratado avivará el ánimo antirruso y despertará la desconfianza por parte de los países occidentales.
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