Un fallo en los mandos del F-16 griego que se estrelló el pasado lunes en la base de Los Llanos (Albacete) fue, según las primeras investigaciones, la causa del accidente que ocasionó 11 muertos y 20 heridos. A la espera del resultado que arroje el análisis de las cajas negras del avión, una avería del motor —el F-16 solo dispone de uno— no habría sido suficiente, por sí sola, para causar la catástrofe. En ese caso, apuntan las fuentes consultadas, el caza habría continuado en línea recta y los pilotos habrían podido controlar dónde se estrellaba. Sin embargo, poco después de despegar, el F-16 giró a su derecha unos 45 grados y se dirigió hacia el hangar donde se encontraban los aviones italianos y franceses listos para despegar, con los depósitos de combustible llenos y rodeados de mecánicos y personal de apoyo.
El caza apenas se levantó unos metros del suelo, sin llegar a replegar el tren de aterrizaje, cuando los pilotos perdieron su control. Los dos capitanes griegos que iban a bordo se eyectaron: primero saltó la cúpula y luego los asientos. Sin embargo, aunque el sistema de eyección del F-16 permite saltar desde cota —con el avión en el suelo—, el aparato había perdido la horizontalidad y se encontraba muy escorado, por lo que ambos salieron disparados hacia tierra. Los cuerpos de los dos pilotos helenos fueron encontrados en el exterior del hangar donde se produjo el siniestro.
Las primeras investigaciones han desvelado, además, que el F-16 no se estrelló directamente contra el aparcamiento de las aeronaves, sino que tocó suelo unos metros antes y se transformó en una gran bola de fuego que se precipitó sobre el lugar donde se hallaban estacionados dos cazas AMX italianos y dos Alfa Jet y un Mirage 2000 franceses. La presencia de hidracina, un combustible altamente tóxico que sirve para propulsar un generador de emergencia del F-16, complicó las tareas de rescate e impidió recuperar los cadáveres hasta el día siguiente.
El caza accidentado fue el cuarto en despegar y pertenecía a la segunda formación, que completaba otro modelo similar griego. Le habían precedido dos cazas franceses. En total, casi 30 aviones de siete países de la OTAN participaban en el ejercicio. Sus pilotos seguían el curso de vuelo del Programa de Liderazgo Táctico (TLP), uno de cuyos objetivos es instruirles para liderar grandes formaciones multinacionales de aviones de los países de la OTAN, como las que operaron en 2011 en la guerra de Libia, facilitando así su rápida integración en caso de conflicto. En el ejercicio también intervenían aeronaves de EE UU, Alemania y España (dos Eurofigther), que no resultaron afectadas en el accidente al encontrarse lejos del hangar incendiado. Las fuentes consultadas insistieron en que la base de Los Llanos adoptó todas las medidas de seguridad y ninguno de los países afectados ha cuestionado su funcionamiento.
Está previsto que Francia homenajee este martes en París a sus nueve fallecidos con la presencia del presidente François Hollande.
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