domingo, 15 de febrero de 2015

Las razones y armas de Putin en Ucrania


POR VALENTÍ POPESCU - Domingo, 15 de Febrero de 2015 - Actualizado a las 06:09h




Las reticencias europeas a involucrarse en la guerra civil ucraniana son muchas y van desde el miedo a generar un conflicto armado continental hasta el reconocimiento de las razones étnicas e históricas de los rebeldes.

Pero, sobre todo, la negativa alemana se debe a la evidencia de que la República de Ucrania padece tal endeblez económica, política y militar que la única ayuda real sería sustituirla en el frente y en el Gobierno. Porque -según reconocen todos los observadores militares occidentales- sus soldados carecen de espíritu combativo; su Ejército no tuvo nunca una preparación adecuada; y su arsenal es anticuado y está muy mal conservado. De los 30.000 hombres enrolados, sólo 15.000 pueden estar en el frente porque la mitad del Ejército tiene que atender la logística y comunicaciones de toda la estructura militar del país.


Frente a ellos se hallan unos millares de voluntarios de Ucrania Oriental bien entrenados y otros millares de voluntarios rusos que llegan al territorio rebelde después de recibir en Rusia una preparación técnico y militar que les permite manejar el armamento súper moderno que los rebeldes reciben de Rusia: tanques T80, cuyas corazas resisten las balas de la artillería ucraniana; misiles-antimisiles S400 (similares al “Patriot” estadounidense) que protegen mayormente el espacio aéreo revolucionario. Y, por último y decisivo, en una guerra casi clásica como la ucraniana, los rebeldes pueden disponer de todo el sistema de observación de las fuerzas armadas rusas.
A todo esto, tan grande es la superioridad militar rebelde como sólidos son los argumentos históricos y étnicos que esgrimen. La colonización del sur y este de Ucrania se hizo tarde (mayormente, finales del siglo XVII) y de una forma abrumadora por campesinos y obreros venidos de la Rusia zarista o de los territorios turcófonos de las estepas asiáticas. Así, por ejemplo, Crimea no fue ucraniana hasta mediados del siglo pasado, cuando la Unión Soviética hizo una reestructuración administrativa bajo el mandato de Khrushev -un ucraniano de segunda generación (sus padres eran inmigrantes originarios de Rusia)- para compensar a Ucrania de las penurias causadas por Stalin en los años 20 y 30 del siglo XX. Y si se remonta más hacia el pasado, Ucrania ha tenido cuatro siglos de enraizamiento doble: polaco y ruso, siendo el primero el que marcó la mitad occidental de la actual República.

Si a todo ello se suma que hoy en día y por culpa de una política corrupta e incompetente, Ucrania es el segundo país más pobre de Europa; que todo el mundo entiende y habla el ruso, pero no el ucraniano; y que el único mercado seguro de la industria pesada (y anticuada) ucraniana es Rusia, se entienden las desganas europeas a volcarse en la ayuda al Gobierno de Kiev.


http://www.noticiasdegipuzkoa.com/2015/02/15/mundo/las-razones-y-armas-de-putin-en-ucrania

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