jueves, 19 de febrero de 2015

Cazas españoles interceptan seis aviones rusos


Los militares que patrullan el Báltico dicen que Moscú camufla naves de 'guerra electrónica'
FERNANDO LÁZAROEnviado especial Ämari (Estonia)Actualizado: 19/02/2015 05:50 horas


No es la más llamativa, pero en las últimas semanas ha sido la misión en el exterior más sensible e inestable. Las tropas españolas desplazadas a Estonia para ejercer de policía aérea de la OTANsobre la estratégica zona del Báltico, en el extremo norte de Europa, están viviendo jornadas de máxima tensión. La escalada del conflicto entre Rusia y Ucrania exige la máxima atención al algo más del centenar de militares españoles que, desde el pasado enero y hasta abril, participan en esta operación internacional, cuyo objetivo es, fundamentalmente, evitar la entrada irregular de aviones rusos en el espacio aéreo de la Alianza Atlántica. Los incidentes y los sustos se han multiplicado en torno al conflicto ucraniano.

En la zona, además de a 115 soldados, España ha desplazado cuatro de sus cazas más modernos, los Eurofighter, que desde enero se encuentran en la base de Ämari, a apenas medio centenar de kilómetros de la capital de Estonia, Tallin.

Esta antigua república soviética, con 1,3 millones de habitantes, cuenta con una situación estratégica clave para la OTAN.

La misión es clara: salir a interceptar aquellas aeronaves rusas que no faciliten inmediatamente la información requerida. «Nosotros nunca provocamos, simplemente vamos a su encuentro, los identificamos y los escoltamos de vuelta a su territorio», explica el teniente coronel Enrique Fernández Ambel en la base de Ämari. Los responsables del despliegue transmiten tranquilidad y serenidad, pero lo cierto es que los aviones de combate españoles ya han tenido que interceptar media docena de naves rusas desde que se inició la operación.

Los mandos del Ejército del Aire desplazados a Ämari explican asimismo que los rusos camuflan aviones de «guerra electrónica» como aeronaves comerciales.

El ministro de Defensa, Pedro Morenés, visitó ayer el contingente español y felicitó a los allí desplazados por su «magnífica labor, en la que están representando a España en esta misión de la OTAN».

Morenés aseguró que España participa en una misión que trata de «evitar problemas con la Federación Rusa» y, tras visitar el destacamento, desveló que esta misión se repetirá en 2016. Recordó que las repúblicas bálticas de Estonia, Letonia y Lituania no cuentan con fuerza aérea y que ésta debe ser concretada por la OTAN, e insistió en la delicada situación geopolítica que se vive en la región y la importancia de que esa zona de la Alianza cuente con una potente policía aérea.

Los militares estonios, letones y lituanos están acostumbrados a recibir fuerzas extranjeras desde que se integraron en la organización en 2004. Para evitar que tres Estados tan modestos realizaran costosas inversiones en aviones de combate, los miembros de la OTAN asumieron, de manera rotatoria, la vigilancia de su espacio aéreo ante la posibilidad, entonces remota, de sufrir un incidente con sus vecinos. Pero hoy la sensación de riesgo se ha disparado con el conflicto en Ucrania, de tal manera que, desde la invasión rusa de Crimea en marzo del año pasado, los aliados han cuadruplicado el número de aviones desplegados.

Pilotos y mandos con los que este periódico contactó ayer en Ämari explicaron que los cazas españoles están ahora mismo en situación de alarma, en una «semana caliente». Esto implica que haya, de forma permanente, dos cazas armados con una capacidad de respuesta inferior a los 30 minutos. Esta situación se produce cada dos semanas. En la «semana fría», el tiempo de respuesta es más diluido y los aviones no patrullan armados.

Los pilotos de los cazas más modernos del Ejército español explican cómo se acercan a las naves rusas sospechosas (viajan sin plan de vuelo y sin transpondedor) que han entrado en el espacio aéreo de la OTAN sin autorización: «Se hace un reconocimiento visual y se les notifica que han salido de su zona autorizada». El caza se queda entonces en situación de alerta en espera de la respuesta del avión ruso. «Pero cuando se les notifica corrigen el rumbo y acaba el incidente», aclaran los pilotos. Estos jóvenes -el piloto español apenas llega a los 31 años- describen con serenidad este tipo de incidentes, que se producen durante la hora y media de vuelo diario que practican.

Lo alarmante, como explicaron fuentes militares, es que la media docena de incidentes que han sufrido los españoles se han producido desde el 15 de enero, fecha en que los rusos acabaron sus navidades y retomaron las actividades aéreas.

Algunos militares entienden que las actitudes de los pilotos rusos son más «de gallitos en el corral, mostrando sus plumas. No parece que van más allá. Pero...», deja la frase sin acabar un veterano militar, que tuerce el gesto cuando se le pide que analice el actual momento de tensión con Rusia. Opta por el silencio. Otros, en cambio, se atreven a calificar de «agresivo» el comportamiento de los rusos que, casi siempre sin infringir las normas, envían una señal de potencia militar a sus vecinos.

Cuando se detecta un avión ruso, suena una alarma y dos pilotos reúnen a la carrera lo imprescindible y montan en sus Eurofighter. El margen de actuación normalmente supera en poco los 15 minutos. De hecho, hay mucho pique para ver qué piloto bate el récord y despega antes. Ya son más de 200 las horas de patrullaje español en el espacio aéreo estonio.

Lo que se denomina «incidente» no es en cualquier caso un acto hostil por parte de los aviones rusos. Se trata más bien de dejar constancia de su presencia en el mar Báltico como una exhibición de su capacidad, a lo que las fuerzas de la OTAN responden mostrándoles también su poderío militar.

Esta misión se puso en marcha hace 10 años y los países aliados se han ido rotando en turnos de cuatro meses. Sin embargo, la preocupación en Estonia, Letonia y Lituania se ha incrementado en el último año debido a una mayor presencia militar rusa. Por ello, la OTAN ha aumentado su vigilancia en la zona y ha incorporado una base más para albergar otro contingente aliado, acelerándose las rotaciones.



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