mikel ayestaran
Día 12/09/2014 - 10.25h
El secretario de Estado norteamericano, John Kerry, logra el respaldo de diez países árabes a su guerra contra el Estado Islámico
El plan de Barack Obama para combatir el «cáncer» del Estado Islámico ya esta sobre la mesa y Siria se prepara para los primeros ataques de Estados Unidos contra el grupo yihadista. Desde que Washington dio luz verde a las operaciones aéreas contra el califato en Irak, el ministro de Exteriores sirio, Walid Mualem, abrió la puerta a la cooperación en operaciones similares en su lado de la frontera, pero desde la Casa Blanca, oficialmente, Damasco no es un aliado en esta guerra sino todo lo contrario.
Nada más revelarse la nueva estrategia estadounidense el Gobierno de Siria colgó un comunicado en la agencia Sana en el que calificó de «contradictoria» la política de Obama y «no seria» porque por un lado autoriza los bombardeos contra el EI, pero por otro «insta a armar a la otra parte». Damasco critica los planes americanos de armar y entrenar a los que Obama definió como «grupos armados moderados de la oposición», que además de combatir al EI, combaten desde hace más de tres años al Ejército.
Para la parte siria bajo control de Assad todo los grupos armados de la oposición están bajo la etiqueta de «terroristas» y los responsables del régimen, como Obama, llevan varios años hablando de «cáncer» para referirse a su extensión por todo el país.
El ministro sirio de Reconciliación Nacional, Ali Haidar, también ofreció su punto de vista y advirtió de que «una operación de cualquier tipo sin el visto bueno del Gobierno será considerada como un ataque a Siria». El dirigente sirio dejó claro que «no queremos que el EI se convierta en un caballo de Troya».
Teherán y Moscú, reacios
Irán y Rusia, los grandes aliados de Siria, también reaccionaron a la expansión de los ataques de EEUU. Desde Teherán se tildó de «ambigua» la estrategia de la Casa Blanca y la portavoz de Exteriores, Marzieh Afkham, recordó que varios de los países que participan de la alianza contra el Estado Islámico «apoyan financiera y militarmente a los grupos terroristas que operan en Siria e Irak».
Una alusión a países del Golfo como Catar y Arabia Saudí, que desde el comienzo de la crisis siria han apostado abiertamente por la vía militar para derrocar al gobierno de Assad. Los saudíes fueron los segundos en recibir al secretario de Estado estadounidense, John Kerry, que la víspera estuvo en Bagdad, y acordaron abrir un campo de entrenamiento en el reino para esa «oposición armada moderada» siria.
Kerry viaja por la región para consolidar el apoyo económico, militar y político de esta nueva guerra y en la conferencia celebrada en Yeda obtuvo el respaldo de Arabia Saudí, Kuwait, Emiratos Árabes Unidos (EAU), Baréin, Omán, Catar, Jordania, Egipto, Irak y el Líbano. El gran ausente en el docuemnto final fue Turquía, aunque su ministro de Exteriores, Mevlüt Çavusoglu, estuvo presente en las conversaciones.
Desde Moscú, que hace un año consiguió evitar los bombardeos contra Assad a última hora tras lograr que el régimen pusiera su arsenal químico bajo supervisión internacional, se pidió «respeto a la legalidad internacional» y respeto a «la integridad de las fronteras», según la nota publicada por el portavoz de Exteriores,
Alexander Lukashevich. Con este repunte de la tensión en Oriente Medio se le acumula el trabajo a un Kremlin centrado en la crisis de la vecina Ucrania, pero que nunca ha perdido de visto a su aliado sirio
http://www.abc.es/internacional/20140912/abci-siria-iran-rusia-cierran-201409112102.html
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