(defensa.com) Washington tiene un problema con el enorme coste que supone mantener su potente flota submarina a lo largo y ancho de todo el planeta. En un contexto en el que para el Pentágono es crucial el control de las aguas de la región Asia-Pacífico para contrarrestar la influencia de Pekín, es cada vez más complicado hacer frente al enorme desembolso que supondrá el mantenimiento y reemplazo de gran parte de su flota submarina durante los próximos años.
El principal problema radica en el incremento considerable de la edad, el coste y el mantenimiento de los sumergibles. Según un informe que recoge el portal Stars and Stripes, la flota de submarinos de Estados Unidos podría, en este marco, recortarse un 25% para el año 2028, acusando problemas de financiación y los ajustes presupuestarios a que se ha visto sometido el Departamento de Defensa en los últimos años, lo que reduciría a 41 unidades activas los 55 actualmente operativos.
Especialmente oneroso es el mantenimiento y remplazo de la flota de submarinos nucleares, que necesitará de una inversión de 95.000 millones de dólares. Además, la compra de los nuevos submarinos de la clase “Virginia” (unos 22 que se pretenden incorporar a un ritmo de dos por año) tendrá un coste de 2.000 millones de dólares, a lo que también habría que añadir el mantenimiento o reemplazo de los de la clase “Los Ángeles”, cuya primera unidad entró en servicio en los años 70.
La solución al problema podría estar, en primer lugar, en alargar el ciclo de vida de la actual flota más allá de lo previsto. Como segunda opción Estados Unidos podría dejar la responsabilidad de la protección de las aguas del Pacífico (donde Pekín reclama el 90% de las aguas del Mar de China) en manos de los propios aliados de la región, quienes habrían de dotarse de una potente fuerza submarina. Pero sólo Japón y Corea del Sur parecen haber respondido a esta necesidad defensiva. Así, Seúl ha confirmado que incorporará nueve nuevos sumergibles antes de 2030, mientras que Tokio ya apunta a la próxima incorporación de submarinos de propulsión independiente del aire (AIP).
Washington habría entablado conversaciones con Malaysia, Tailandia y Australia para persuadirles de la necesidad de contar con una flota potente, además de acometer un estudio sobre la viabilidad de armar a Taiwán con una mayor fuerza submarina, algo que sería tomado por Pekín como un gesto de hostilidad desde Washington. En total, la inversión de estos países podría llegar hasta 200.000 millones de dólares en la compra de buques y submarinos hasta el año 2032.
Expertos estadounidenses citados por estas mismas fuentes comienzan a preguntarse si Estados Unidos podrá seguir permitiéndose el lujo de desplazar parte de su flota submarina hacia la región de Asia-Pacífico (donde hoy sitúa el 60% de su capacidad) habida cuenta del enorme coste que ello supone.
Mientras tanto, China parece no tener ningún tipo de problema para dar forma a una potente fuerza submarina, de hecho ya podría contar con tres submarinos de propulsión nuclear de clase Jin Tipo 094 operativos, y trataría de conformar una flota total de unos 60 sumergibles. (J. Martínez)
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