Breves consideraciones históricas sobre los dos países en disputa01.04.2014 | 02:38
José María Casielles Aguadé Probablemente como a ti, querido lector, me preocupa el peligroso crecimiento de la tensión internacional, que día tras día se agrava con desafiantes movimientos de tropas y armas en Europa. Sinceramente creo que no se puede entender el actual conflicto ruso-ucraniano sin contemplar unas breves consideraciones históricas sobre estos países.
Rusia cobra entidad en el siglo IX; mientras los vikingos noruegos y daneses invadían las costas atlánticas de Europa y del Mediterráneo, sus hermanos suecos, dirigidos por el príncipe Vareghi Rusik, fundaron el reino de Novgorod, al NW de la actual Moscú. Los invasores fueron conocidos como "varegos", y dieron el nombre de "rus" a los que hoy llamamos rusos. La posterior invasión hacia el Sur por los grandes ríos de los "drakkers" (barcos de guerra) vikingos generó el ducado de Kiev en el corazón de Ucrania. A mediados del siglo XIII, se produjo la incursión de los tártaros, y en el siglo XVI Iván el Terrible se erigió en el primer zar de Rusia. En 1613 su dinastía fue sustituida por la Romanov, que pervivió hasta la revolución soviética de 1917. Pedro el Grande y Catalina II incorporaron a su reino Polonia y Crimea. Rusia hubo de padecer en su historia la invasión napoleónica, la guerra ruso-japonesa (1904) y la invasión alemana del III Reich (1942).
Ucrania ya fue conocida como "la Pequeña Rusia" en el siglo XII, lo que es expresivo. En el siglo XVI pasó a depender de Polonia, hasta 1793 que se ligó a Rusia, y desde 1920 se constituyó en una república federal integrada en la URSS. Crimea fue invadida por los mongoles en el siglo XIII, y luego por los turcos (1475). Anexionada a Rusia (1783). Padeció la guerra de su nombre (1853-1855) con los turcos. Desde 1921 es república de la URSS cedida por Kruschev a Ucrania en 1954. Sebastopol fue desde 1784 base militar de Rusia, imprescindible para el acceso de su Armada al Mediterráneo.
El conflicto ruso-ucraniano nació como un golpe de Estado ucraniano, que consiguió derrocar al presidente Yanukovich para reponer a Yulia Timoshenko -más o menos igualmente no deseables- con el presunto objetivo de liberar a Ucrania de su influencia rusa y acercarla al supuesto paraíso económico de la UE. Las consecuencias, no sólo van a afectar al comercio y tránsito del gas ruso hacia Europa; sino que arrastran también a Crimea, graciosamente cedida en su día por Kruschev a Ucrania en delirantes circunstancias. Ocurre además que en Crimea se localiza precisamente la principal base naval de Rusia en el Sur de Europa. ¿Cómo puede sorprender que Putin reaccione moviéndose rápidamente sobre Crimea para proteger la base naval de Sebastopol? Cualquier otra actitud sería inconcebible, considerando la pérdida de operatividad estratégica para la Armada rusa.
También es comprensible -y relativamente cómoda- la formal indignación norteamericana ante estos sucesos. El precio máximo de la complicación de estos acontecimientos sería un conflicto bélico en Europa; es decir, "fuera de casa". En el mejor de los casos, Europa en general, y Alemania en particular, sufrirían una grave crisis energética al verse privadas del gas ruso, o castigadas con un mayor precio de ese combustible, perdiendo competitividad comercial. Por otra parte, como ya se ha anunciado, Rusia sería sancionada económicamente con duras medidas aislacionistas internacionales.
Decía ingenuamente el ministro ruso de Exteriores, Lawdrov, que la pérdida de Sebastopol sería para Rusia como la pérdida de las Malvinas para Inglaterra. En mi humilde opinión, se equivoca a la baja. Veamos una comparación estratégica naval muy a "grosso modo":
Rusia: Severomorsk, base de la flota del Norte, en el mar de Barents, buena parte del año helado. Balstiysk, base de la flota del Báltico, localizada en ese mar interior. Sebastopol, base de la flota del mar Negro. Astrakhan, base de la flota del mar Caspio (una "piscina"). Y Vladivostok, base de la flota del Pacífico. A estas instalaciones navales, muchas de ellas con complicadas salidas por angostos estrechos, hay que añadir la base de Tartus, cedida por Siria, que explica -aunque no justifique- el apoyo de Rusia al repugnante régimen de Al Assad, porque para Rusia es la única base estratégica en aguas abiertas del Mediterráneo.
USA: II Flota: Base en Norfolk (Virginia). Operativa en todo el océano Atlántico. VI Flota: Base en Nápoles (Italia). Cubre el Mediterráneo y mar Negro. X Flota: Operativa en el Pacífico. III Flota: Base en San Diego (California). Protección de todas las costas americanas del Pacífico. VII Flota: Base en Yokosuka (Japón): Pacífico Occidental, Índico, golfo Pérsico y África Oriental. V Flota: Base en Manama (Barein). Operativa en Oriente Medio, golfo Pérsico, mar Rojo y golfo de Omán. IV Flota. (US.SOUTH.COM). Operaciones especiales.
Es obvio que el desencadenamiento de una III Guerra Mundial sobre suelo europeo sería un terrible desastre para la UE. La pregunta final debe contestarla cada uno de ustedes. ¿Qui prodest? ¿A quién aprovecha?
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