© Wikimedia / Dmitry Zherdin
El primer caza de quinta generación ruso T-50 (PAK-FA) ha sido entregado por los fabricantes a la Fuerza Aérea de Rusia. Continuarán las pruebas, pero a partir de ahora lo harán en su propio polígono, que se encuentra en la provincia de Astracán.
El avión ha llegado desde las afueras de Moscú a su nuevo domicilio, el Centro de pruebas Chkálov, en Ajtúbinsk, tripulado por el piloto de primera clase Serguéi Chernyshov. Cuatro aparatos más de esta modificación están pasando pruebas en un centro de certificación de aeronaves.
Todos los T-50 sometidos a las pruebas corresponden al comportamiento programado en el vuelo. Son supersónicos y muy maniobrables en cualesquiera posiciones que adopten en el aire. Han sido probados todos los sistemas, incluido el novedoso radar y el mecanismo de abastecimiento en vuelo.
Se han confirmado las propiedades furtivas de la aeronave. La visibilidad del T-50 ante los radares terrestres y de otros aviones es 15 veces menor que la del monoplaza Sukhoi Su-27 y otros aviones diseñados en los años 1970 o 1980. La Sección Transversal de Radar, característica básica de visibilidad de un vehículo ante los radares del adversario, oscila entre un metro cuadrado y una décima parte de metro cuadrado.
Este efecto se debe a los materiales compuestos que se usaron en su diseño. Muchos de ellos son inapreciables para los radares. Los huecos entre diversos elementos de la estructura del avión están ocupados con sellantes conductores de electricidad para evitar la dispersión de ondas electromagnéticas en las articulaciones. La cabina, con su forma de cúpula transparente de cristal, está metalizada para reflejar las ondas de radio incidentes.
El aeródromo militar al que el caza ha llegado es el polígono aéreo más grande de Rusia. Aquí los pilotos de la Fuerza Aérea podrán probarlo en condiciones de combate virtual o en futuros simulacros.
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