¿Se imaginan un telescopio con un espejo principal de tres metros de diámetro en la bodega de carga del transbordador espacial Burán? Pues eso es justo lo que pretendía el proyecto Sapfir, uno de los pocos misterios que aún guarda la historia del programa espacial soviético.
El transbordador Burán con un satélite Sapfir de 24 toneladas dotado de un espejo de tres metros de diámetro (Vadim Lukasevich / www.buran.ru).
Al menos los orígenes del proyecto son conocidos. En 1979 la oficina de diseño TsSKB Progress dirigida por Dmitri Kozlov comenzó el desarrollo de una nueva generación de satélites espía. Espoleados por la introducción de los satélites norteamericanos KH-11 KENNEN en los años 70, los militares soviéticos querían disponer de un gran telescopio espacial que apuntase a la Tierra para desvelar los movimientos de los enemigos. El proyecto, bautizado como Sapfir ('zafiro'), era aún más ambicioso que los KH-11. Además de captar imágenes como cualquier otro satélite espía, los Sapfir debían dedicarse a controlar todos los movimientos significativos de las fuerzas estadounidenses. Para cumplir este objetivo, se ideó una constelación de varios satélites denominados Sapfir-V (tres unidades en servicio permanente), Sapfir-Ts (seis unidades) y Strelets.
Los Sapfir-V (visoko-orbitalni, 'de órbita alta') estarían situados en órbitas altas con apogeos por encima de los diez mil kilómetros para obtener imágenes de baja resolución (de varios metros), pero con un campo visual enorme. Gracias a esta característica, los Sapfir-V servirían también como satélites para tareas de cartografiado militar. Otras unidades Sapfir estarían situadas en órbitas más bajas, de 300 x 1000 kilómetros, para permitir resoluciones mayores. En 1981 una delegación de gerifaltes soviéticos que incluía al ministro de defensa Ustínov y al ministro del espacio Afanasiev visitó las instalaciones de TsSKB Progress para apoyar el desarrollo de la red Sapfir.
Supuesta foto de un avión obtenida por un Araks-N en una órbita alta (Novosti Kosmonavtiki).
Los Sapfir-V estarían equipados con un telescopio 17V321 de 1,5 metros de diámetro fabricado por LOMO, un sistema óptico muy similar al telescopio 17V317 de la serie de satélites espía Araks-N construidos por NPO Lávochkin. A diferencia de los Sapfir, los Araks-N llegarían a construirse y alcanzaron el espacio en dos ocasiones en 1997 y 2002. Situados en órbitas más bajas (de 1500 x 2800 kilómetros), su resolución era del orden de 1-10 metros. Puede que no parezca mucho, pero por entonces el alto mando soviético daba prioridad a la cobertura con respecto a la resolución. Los satélites espía de las series Yantar y Neman ya alcanzaban resoluciones altísimas de varias decenas de centímetros, pero su cobertura era pésima. Esta misma filosofía fue adoptada por la NRO estadounidense, que supuestamente ha desarrollado satélites espía dotados de telescopios con focales muy cortas (programas 8x o FIA, por ejemplo). El gran inconveniente de esta forma de hacer las cosas era el cuello de botella de la transmisión de datos. Más cobertura geográfica significa una mayor cantidad de datos a transmitir. Los estadounidenses tenían -y tienen- los satélites SDS QUASAR y TDRS (estos últimos usados también por la NASA) para transmitir estas ingentes cantidades de imágenes. Por su parte, los soviéticos desarrollaron en los años 80 el sistema de satélites de retransmisión Luch para poder poner en servicio esta nueva generación de satélites espía.
Satélite Araks-N (NPO Lavochkin).
Los Sapfir, con una masa de 14 toneladas -frente a las 7,5 toneladas de los Araks-N-, debían haber sido lanzados mediante cohetes Zenit, pero parece ser que el peso de las unidades fue aumentando a medida que el programa alcanzaba la madurez, llegando a las 16-18 toneladas. Esta masa quedaba fuera del rango del Zenit, así que se propuso lanzarlos con el Protón o incluso con el 11K37 Tri-Zenit.
El 11K37 'Tri-Zenit' se propuso también para lanzar los Sapfir.
Pero la parte realmente espectacular del proyecto era la que preveía el uso del transbordador Burán. Las lanzaderas soviéticas del programa Burán -recordemos que estaba planeado la construcción de cinco unidades dentro del proyecto- se encargarían de reparar en órbita y cargar de combustible a los Sapfir situados en órbitas más bajas. Dependiendo del coste, también se estudió lanzar los Sapfir usando el Burán, que podía poner en órbita hasta 30 toneladas. Los rumores apuntan a que se llegó a considerar una versión del Sapfir de 24 toneladas dotada de un telescopio con un diámetro de tres metros. Situado en órbita baja, este monstruo habría superado con creces todas las prestaciones de las series norteamericanas KENNEN y CRYSTAL.
Y hasta aquí podemos contar. Lamentablemente, no podemos añadir nada más a esta historia. Decíamos al principio que el proyecto Sapfir es uno de los pocos misterios que aún guarda el programa espacial soviético. Y lo es por una razón. Los tres telescopios 17V321 para el programa Sapfir-V que LOMO construyó a finales de los 80 han sido usados en el programa Persona, el satélite espía más avanzado que Rusia tiene en servicio y que también ha sido construido por TsSKB Progress. Lo que sí sabemos es que Sapfir no se hizo realidad por culpa de la competencia interna de los satélites Araks-N y, por supuesto, por la caída de la URSS en 1991. Personalmente no tengo constancia de ningún proyecto soviético para situar un telescopio espacial con un espejo de tres metros (el del Hubble tiene, como los KH-11, 2,34 metros de diámetro). Las prioridades durante la Guerra Fría estaban muy claritas.
Satélite Persona, el descendiente del Sapfir.
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