J.M. Vera lunes, 29 de julio de 2013
Defensa ya cuenta con el informe final de la consultora estadounidense Electric Boat, de General Dynamics, en el que se detalla cuál es la mejor solución técnica para solventar el problema de sobrepeso de un 8% detectado en el S81 'Isaac Peral', la primera unidad del programa S80 de submarinos de la Armada española.
El problema identificado en el submarino cuando ya se encontraba al 71% ha supuesto que, de momento, se opte por paralizar su construcción para centrarse en la siguiente unidad, el S82 'Narciso de Monturiol', en la que es más fácil aplicar las soluciones a los problemas detectados.
De esta forma, según ha conocido Atenea, se trabaja con el objetivo de que la Armada reciba, "con toda probabilidad", el S82 en 2017, lo que le permitirá a Navantia presentarse a concursos internacionales importantes como el que convocará Australia para un total de ocho unidades.
En mayo de 2013, el S82 estaba al 47% de su fabricación. Una situación que permite realizar las modificaciones necesarias para poderlo entregar en cuatro años, con todos los problemas del S81 resueltos, tanto los que afectan a su sobrepeso como a su sistema propulsor y de combate.
De cualquier forma, aún no hay tomada una decisión final, ya que el informe de Electric Boat, por el que se ha pagado 14 millones de euros, se centra sólo en soluciones técnicas, sin tener en cuenta consideraciones industriales ni económicas, por lo que la última palabra la tendrá Defensa tras consensuar qué hacer junto con la Armada y Navantia.
La decisión de no modificar el S81 por ahora y hacerlo al final de la serie está motivada, según ha conocido Atenea, porque exigiría un importante esfuerzo de ingeniería a Navantia, que la compañía actualmente no puede dedicar.
Nuevo calendario de entregas
Sin embargo, replantear el S82 conlleva mucho menos esfuerzo y coste, ya que su fabricación no está tan avanzada y permitirá sacar poner al primero de los S80 en el agua "lo antes posible, con los retos tecnológicos que supone y las expectativas de exportación que conlleva", según fuentes de Defensa. Según las mismas fuentes "acortar los plazos de entrega es una prioridad para Defensa y la industria española y prueba de ello es la rapidez con la que se ha acometido la solución del problema".
Basándose en el anterior calendario de entregas y con la previsión de Defensa de disponer del S82 'Narciso de Monturiol' en 2017, en vez del S81 'Issac Peral', el S83 'Cosme García', que pasaría a ser el segundo, podría recibirse en 2019 y el S84 'Mateo García' de los Reyes en 2020. Así, la Armada no dispondría del S81, que sería el último en entregarse, hasta el 2020 ó 2021, como pronto.
De cualquier forma estas fechas no son estimaciones oficiales. El nuevo calendario de entregas no está definido y se decidirá por parte de Defensa, la Armada y Navantia, tras apostar por la mejor solución para solventar los problemas técnicos detectados en el programa.
El S81, ¿unidad de pruebas?
De optar por esta posibilidad, el problema que se plantea ahora es qué hacer con el S81, ya que si queda inmovilizado durante casi una década también supondría una pérdida importante de inversión para Navantia y puede suponer el deterioro de algunos elementos.
Por ello, algunas fuentes consultadas por Atenea no descartan que esta unidad se pueda utilizar, exclusivamente, como prototipo de pruebas y se opte por añadir una nueva unidad al programa. Sin embargo, desde Defensa aseguran que el programa mantiene los cuatro submarinos previstos, con el retraso declarado por parte de Navantia de hasta dos años para la primera unidad.
En cuanto al coste inicial del programa, previsto en 2.135 millones de euros, según ha conocido Atenea se mantiene, aunque podría incrementarse según sus necesidades en el futuro lo que, según ha conocido Atenea "será imprescindible".
El horizonte de 2017 es un nuevo retraso en el programa, cuya primera entrega inicial estaba prevista para 2011 y fue retrasada a 2015. Ahora, supone dos años más para disponer del primero de los submarinos de la serie S80 para la Armada, que se ha visto obligada a realizar la Gran Carena del Tramontana en 2014, dándole cinco años más de vida pero afrontando un pago inesperado de 30 millones de euros para conseguirlo.
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