miércoles, 7 de agosto de 2013

Alemania quiere expulsar de Europa a las empresas que cooperen con servicios secretos


Sabine Leutheusser-Schnarrenberger, ministra de Justicia del gobierno alemán, pidió ayer que Europa castigue a las empresas de fuera de la Unión Europea que ayuden a Washington en sus actividades de espionaje. En una entrevista al diario 'Die Welt', la ministra explicó que la Unión Europea debería aprobar reglas más duras para proteger los datos personales y que, una vez que esas reglas estuvieran en marcha, "las empresas estadounidenses que no se atengan a ellas deberían tener prohibido hacer negocios en el mercado europeo". 


Leutheusser-Schnarrenberger también dijo en la entrevista que esas normas eran necesarias para evitar que siga creciendo "el espionaje por parte de servicios secretos extranjeros". Sus declaraciones se enmarcan en los casos de espionaje desvelados por el estadounidense Edward Snowden, que han provocado un enorme escándalo político en Alemania. 


Los alemanes, debido a su historia, son una de las sociedades que más temor sienten por el espionaje y más preocupación por la protección de sus datos privados. Angela Merkel se enfrenta a las urnas en octubre y está intentando mostrar mano dura contra la filtración de datos personales. Ese flanco, que está siendo muy bien aprovechado por la oposición, es uno de los pocos puntos débiles de la presidenta.



Lo que la ministra de Justicia de Merkel olvidó decir a Die Welt es que fue el propio gobierno alemán el que permitió a sus servicios secretos ayudar a los estadounidenses a obtener los metadatos de millones de conversaciones telefónicas, emails y mensajes de texto. Berlín repite desde hace semanas que sólo se entregaban a Washington "caso por caso" y que no afectaban a ciudadanos alemanes. Pero el semanario 'Der Spiegel' apunta en los últimos días a una mayor cooperación de los servicios secretos alemanes con los estadounidenses. 



En julio, el ministro de Interior Hans-Peter Friedrich ya había pedido que las empresas europeas comunicaran cualquier información que entregasen a los gobiernos extranjeros. En lo que coincidieron los ministros Friedrich y Leutheusser-Schnarrenberger fue en dejarlo en el terreno de las vaguedades. Ninguno de los dos apuntó directamente a determinadas empresas o especificó el tipo de multas o prohibiciones a las que se enfrentarían.


Las empresas estadounidenses que, según las revelaciones de Edward Snowden, habrían ayudado a la NSA son grandes firmas tecnológicas, como Yahoo, Google o Facebook. No parece muy factible que los gobiernos europeos sigan la idea y terminen prohibiendo que empresas como Google o Facebook trabajen en Europa.

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