06/07/2013 04:59 María Fernanda Navarro
CIUDAD DE MÉXICO, 6 de julio.- John Johnson se dirige a la cámara y asegura con voz temblorosa: “mi hija fue la tercera generación (de una familia de militares), yo trabajé para ustedes por 25 años apoyando a tropas, ella fue brutalmente violada y asesinada, y ustedes nos tratan como basura”.
Este hombre afroamericano de mediana edad lleva ocho años luchando por conocer a los agresores de su hija, LaVena Johnson, quien fue hallada muerta en una base militar en Irak en 2005, y aunque las autoridades militares informaron que el deceso se trató de un suicidio, un reporte de autopsia reveló que la mujer de 29 años sufrió múltiples heridas por golpes y quemaduras en sus genitales, producto de una sustancia química.
19,000reportes sobre abusos sexuales contra militares fueron presentados en2010
Johnson dio a conocer esta historia enProtect our Defenders (Protege a nuestros Defensores), un portal web enfocado en dar voz y resguardar a los hombres y mujeres que han sido asaltados sexualmente por otros miembros de la milicia.
Aunque ese portal ha buscado desde años atrás dar a conocer la frecuencia con la que ocurren estos actos entre las filas del ejército estadunidense, el tema apenas empieza a tomar relevancia luego de que se prendieran los signos de alarma entre la sociedad y autoridades cuando una investigación del Pentágono reveló el aumento de agresiones sexuales a elementos de la milicia reportados en 2012.
26,000soldados afirmaron haber experimentado algún tipo de contacto sexual no deseado en2012
De acuerdo con el reporte, 26 mil miembros activos afirmaron haber experimentado algún tipo de contacto sexual no deseado, lo que representa un aumento significativo de los 19 mil reportados en 2010. A partir de entonces, los medios de comunicación han empezado a identificar este fenómeno como “la epidemia de la violación militar”.
A pesar de que la atención acerca de este fenómeno se ha centrado en los ataques en contra de mujeres militares que son la población más propensa a sufrir los asaltos, el informe advirtió que 53 por ciento de los abusos sexuales se comete contra hombres de las fuerzas armadas, la mayoría de los casos perpetrados por colegas o superiores castrenses.
Sin embargo, el mayor número de las denuncias formales son interpuestas por mujeres a pesar de que éstas representan 15 por ciento del personal en la milicia. De hecho, el Departamento de Defensa de ese país estimó que cerca de 86 por ciento de las agresiones no son reportadas.
Los expertos consideran que los hombres evitan reportar estos asaltos por el miedo a la respuesta negativa que pueden tener por parte de la sociedad y sus compañeros de servicio, así como poner en riesgo su carrera militar.
Similares fueron los motivos de Armando, un joven filipino que poco tiempo después de llegar a Estados Unidos y enlistarse en la Marina fue atacado sexualmente por seis miembros del campamento en el que se encontraba. “No quise reportar la violación porque estaba muy orgulloso de mi servicio, era un marine muy orgulloso, y era joven, estaba asustado y no sabía qué hacer”, afirmó para un documental de Protect our Defenders.
70 por ciento de las mujeres, víctimas de contacto sexual no deseado, no quería que nadie supiera por ser denigradas
Armando sabe que aún existe mucha gente que ha experimentado ataques similares a los que él sufrió cuando apenas tenía 21 años, y es por eso que decidió salir a la luz y hablar a otras personas del ataque y la necesidad de contar con un sistema de reportes que provea de ayuda legal, médica y sicológica a este tipo de víctimas, además de prevenirlos.
De acuerdo con Roger Canaff, un ex fiscal de Nueva York entrevistado por The New York Times, las agresiones sexuales a los hombres en las fuerzas armadas son constantemente cometidas con el objetivo de intimidar a los subalternos o colegas.
“Los actos tienen menor motivación sexual que el objetivo de humillar o torturar”, consideró Canaff quien ha colaborado con el Pentágono sobre el tema de los asaltos sexuales contra militares.
Sin encontrar justicia
De acuerdo con los defensores y víctimas que conforman la red de apoyo de Protect our Defenders, el abuso sexual y las violaciones han aumentado debido a que este tipo de violencia es constantemente tolerada por las autoridades militares que manejan los casos de forma discrecional o simplemente los ignoran.
22 por ciento de los hombres que sufieron abusos sexuales creen que serían castigados por otras incidencias como beber siendo menores
Contrario al proceso legal por el que atraviesa un civil que demanda justicia por una agresión sexual, un contacto sexual no deseado perpetrado en contra de un militar es denunciado ante los oficiales de mando de la víctima, mismos que tienen el poder de detener un juicio en la corte marcial.
El caso de Darchelle, reportado por Protect our Defenders, es un ejemplo de lo anterior. Esta mujer afroamericana fue atacada por un colega mientras trabajaba como administradora de aviación en una base italiana cuando irrumpió en su habitación. Pero, a pesar de toda la evidencia con la que contaba la corte, su agresor fue hallado inocente.
La explicación que obtuve fue, y cito: no hay cuestionamiento de que sus genitales tocaron tu área genital, pero es razonable considerar que él creía que tenía tu consentimiento”, comentó Darchell.
En muchos casos reportados de conductas sexuales inapropiadas y a pesar de que el victimario es juzgado culpable, éstos no son removidos de su cargo o degradados de nivel.
Las autoridades buscan solución
Poco tiempo después de que se diera a conocer el informe del Pentágono, el presidente Barack Obama demandó tomar acción en contra y aseguró que no iba a tener tolerancia ante este comportamiento:
Si descubrimos que alguien está participando en este asunto, tiene que rendir cuentas, ser procesado, despojado de su cargo, y ser dado de baja. Punto”.
Jackie Speier, representante demócrata en el Congreso de California, impulsa una ley conocida como Stop Act que busca descargar de las autoridades militares la responsabilidad de juzgar los asaltos sexuales y crear una oficina autónoma que se encargue de atender a las víctimas civiles y militares además de investigar dichos delitos. Asimismo, la legislación pretende crear una base de datos sobre depredadores sexuales.
Otra iniciativa corre a cargo de los senadores Kristen Gillibrand y Claire McCaskill que están apoyando una legislación que removería de sus cargos o daría de baja a los elementos de las fuerzas armadas que sean agresores sexuales. Hasta el momento esta iniciativa ha sido ampliamente aceptada por varios miembros del Senado.
Armando, que luego del ataque sexual ha tratado de quitarse la vida en varias ocasiones, asegura que es necesario que los militares cuenten con un sistema de reporte seguro para evitar más asaltos y juzgar correctamente los que ya han ocurrido.
Si la milicia tiene un sistema de reporte seguro para los miembros del servicio militar les va a beneficiar, porque no solamente va a prevenir sino que también va a acrecentar las posibilidades de que la gente pida ayuda (…) es muy importante que la gente que ha sido violada reciba ayuda inmediatamente”, afirmó con esperanza.
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