REDACCIÓN 16/07/2020 00:47
Trípoli, 15 jul (EFE).- El Comando Central del Ejército de Estados Unidos para África (AFRICOM) acusó a los mercenarios de "Wagner Group", vinculados a Rusia, de complicar los esfuerzos emprendidos para alcanzar un alto el fuego en Libia.
En un comunicado difundido a través de su pagina web, el AFRICOM asegura tener pruebas de que la citada Compañía Privada de Seguridad Militar (PSMC, en sus siglas en inglés) "colocó minas terrestres y dispositivos explosivos improvisados ??(IED) en y alrededor de Trípoli, violando aún más el embargo de armas de Naciones Unidas y poniendo en peligro la vida de inocentes libios".
Según la nota, el Pentágono posee "pruebas fotográficas verificadas que muestran trampas explosivas y campos minados colocados indiscriminadamente alrededor de las afueras de Trípoli hasta Sirte desde mediados de junio. Se estima que estas armas fueron introducidas en Libia por el Grupo Wagner".
"El Grupo Wagner, patrocinado por el Estado ruso, está demostrando un total desprecio por la seguridad de los libios", subrayó en la nota el general de Cuerpo de Infantería de Marina Bradford Gering, director de operaciones del AFRICOM.
“Las tácticas irresponsables del Grupo Wagner están prolongando el conflicto y son responsables del sufrimiento innecesario y la muerte de civiles inocentes. Rusia tiene el poder de detenerlos, pero no la voluntad", insistió el general.
El citado grupo mercenario, propiedad del oligarca ruso Yevgeny Prighozin, amigo íntimo del presidente Vladimir Putin, desembarcó en Libia en 2018 para sumarse a las filas del mariscal Jalifa Hafter, tutor del Ejecutivo no reconocido en el este de Libia y hombre fuerte del país.
Se cree que en la actualidad se encuentran junto al resto de tropas en el oasis de Al Jufrah, al que Hafter ha sido empujado tras casi catorce meses de infructuoso asedio sobre la capital.
Tanto el mariscal como la coalición que forman el Gobierno de Acuerdo Nacional sostenido por la ONU en Trípoli y la ciudad-estado de Misrata, apoyada por Turquía, se preparan para la que podría ser la última gran batalla en el golfo de Sirte, médula de la industria petrolera libia.
Además del apoyo turco, el GNA cuenta con el respaldo de Catar e Italia, además de con más de 10.000 mercenarios sirios enviados por Ankara.
Hafter, por su parte, cuenta asimismo con los recursos económicos y militares que le conceden otros países como Jordania, Egipto, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Sudán y Francia.
En este contexto bélico, el AFRICOM ya denunció a finales de mayo que al menos catorce aviones de combate clase Mig-29 habían volado desde Rusia a Siria, donde sus marcas rusas fueron pintadas para camuflar su origen ruso, previo envío a Libia
"Los aviones de combate volaban activamente en el espacio aéreo libio, lo que complica aún más el conflicto en Libia y eleva el riesgo de error de cálculo", recalcó hoy la nota.
"La introducción por parte de Rusia de minas terrestres, trampas explosivas, aviones de combate y su continuo apoyo al Grupo Wagner, con 2.000 efectivos en Libia, cambia la naturaleza del conflicto actual e intensifica el riesgo potencial para los no combatientes", apostilla.
Libia es un Estado fallido, víctima del caos y la guerra civil, desde que en 2011 la OTAN contribuyera militarmente a la victoria de los distintos grupos rebeldes sobre la dictadura de Muamar al Gadafi.
En los últimos meses, el conflicto fratricida se ha convertido en un enfrentamiento multinacional totalmente privatizado, sin ejércitos, librado por milicias locales y mercenarios extranjeros. EFE