27.03.2017 – 05:00 H.
En los pasillos del Hospital
Militar Gómez de Ulla se detuvo el tiempo en algún momento de los años setenta. Los viejos carteles con indicaciones para llegar a la cafetería, las puertas de madera de los despachos, los suelos y la
decoración de las salas de espera parecen un decorado de '
Cuéntame cómo pasó' y piden una renovación a gritos. Las instalaciones se mantienen limpias y operativas, en una escasez digna, como si fuese una metáfora de la situación que atraviesa el
Ejército español.
Con pequeños altibajos, las
Fuerzas Armadas han perdido progresivamente protagonismo en las cuentas del erario público desde la llegada de la democracia, una tendencia que se intensificó durante la crisis. Según las cifras oficiales, el
gasto en Defensa cayó el 30% entre 2008 y 2016. Incluso informes críticos como
este (de una de las ONG pacifistas más activas de
España) asumen que la partida se redujo en esos años en torno al 20%, más de lo que se recortó en Sanidad o Educación.
Una situación que podría revertirse pronto. Después de décadas de ajustes,
España ha renovado su compromiso de doblar el porcentaje del PIB dedicado a Defensa
antes de 2024, situándolo en torno al 2%. Se trata de una exigencia de la OTAN y EEUU que se empezará a ver reflejada en los próximos Presupuestos Generales del Estado y que supondría
el mayor incremento del gasto militar desde la llegada de la democracia. Y la pregunta empieza a cobrarse terreno: ¿cómo se repartirá ese dinero?
Más de 750 afiliados de la Asociación Unificada de
Militares Españoles (AUME) respondieron a un cuestionario por 'email' de El Confidencial en el que se les preguntaba dónde, en su
opinión, se necesitan los recursos económicos con más urgencia. La mayoría destacaron sus problemas del día a día, como la falta de agua
caliente y
calefacción en muchos cuarteles durante el invierno, el deterioro del material con el que trabajan o el hecho de tener que pagarse la comida durante las maniobras. En el otro lado de la balanza, se quejaban de lo que consideran "derroches" y "
gastos superfluos", como la construcción y mantenimiento de pistas de pádel y golf para los altos mandos, o las fiestas y conmemoraciones.
“Pasamos semanas sin gasoil para la
calefacción en pleno invierno, tenemos todas las duchas rotas, falsos techos rotos y desprendidos en los alojamientos de
la tropa… Hay vehículos, como los Aníbal Santana, que es un 4x4 básico, cuyo mantenimiento es lamentable”, se quejaba uno. “Los WC de las compañías no se desinfectan porque no hay material de limpieza. Tampoco hay trapos para limpiar los vehículos y llevamos años sin
calefacción en los vestuarios”, dice otro.
“Nos vamos de maniobras y tenemos que gritar 'fuego, fuego' en tres polletes San Gregorio porque no hay dinero para fuego real. No hay dinero para mover los vehículos, que escasean. Falta buen material por todos lados, por no hablar de los salarios y la alimentación. Se aparenta lo que se puede, pero es todo mentira. La situación es muy, muy precaria ahora mismo”, comenta un tercero.
Con diferentes niveles de indignación, cerca del 85% de quienes respondieron al cuestionario destacaron asuntos parecidos en los comentarios. Se quejaban de aquello que más afecta a su día a día. “Las residencias
militares dan pena. Están reventadas y necesitan una inversión urgente. El sueldo es de pena. Un soldado no llega a los 1.000 euros trabajando muchísimo. Se hacen muchas más horas al año de lo estipulado y no se paga un duro por ellas”, se queja otro.
En el ministerio aseguran que un aumento del presupuesto podría mejorar la situación de
la tropa, pero que la prioridad del
gasto ahora mismo es "renovar los sistemas de defensa" que están "al final de su vida útil" y que suponen un importante desembolso. “Algunos cuarteles podrían estar mejor, es cierto, y tendríamos que seguir trabajando en ello, pero lo importante es la operatividad de las unidades”. Lo más urgente es “mantener el nivel tecnológico de nuestro
ejército, renovar esas capacidades basándonos mucho en la industria española, que da puestos de trabajo y trae I+D”. Es decir,
gasto en armamento, tecnología e investigación
militar.
La ministra de Defensa, posando con
militares en Líbano. (EFE)
Sin dinero para mantenimiento
Rafael Calduch, profesor de la Universidad Complutense y experto en seguridad internacional, dice que en términos reales la reducción del presupuesto de Defensa ha sido de más del 40% desde el año 2000. “En
España se ha llegado al punto de que en el presupuesto de Defensa de 2016, el
gasto ordinario era ya inferior al del Ministerio de Interior, lo cual es un absurdo que no pasa en ningún otro país porque, lógicamente, la Policía Nacional no tiene
tanques Leopard o aviones”.
En su
opinión, "esta realidad pone en duda los discursos oficiales de los gobiernos del PP y el PSOE. Todos han recortado en Defensa. Y el resultado es que, al final, hay
gastos de mantenimiento indispensables que no se hacen, lo que provoca que algunos sistemas no estén operativos. ¿Cómo es posible que se incremente la inversión mientras se sigue reduciendo el costo en logística? Si no les das un mantenimiento a los helicópteros que te han costado una pasta, luego cuando vas a arrancarlos no funcionan. Eso es de lo que se quejan los soldados, porque es con lo que tienen que bregar todos los días”, apunta.
En 2016, el
gasto ordinario de Defensa era ya inferior al de Interior, algo que no pasa en ningún país
Otra queja frecuente entre los 750
militares que respondieron al cuestionario enviado por El Confidencial es el desequilibrio que perciben entre número de oficiales, suboficiales y
tropa, así como la escala salarial y los privilegios de los altos mandos. “El gran derroche que yo veo que se produce de forma constante es el de los pabellones de cargo de los jefes de la UCO. Aparte de la gratuidad total de la vivienda, tampoco pagan luz, agua, gas, e incluso tienen teléfono gratis. Son prebendas vergonzosas en pleno siglo XXI y con una gran crisis económica”, se queja uno de ellos.
Para Calduch, las diferencias entre salarios, los ratios soldado-oficial (ver gráfico superior) y los privilegios de los altos mandos son equiparables a los de cualquier otro
ejército moderno. "Lo del número de oficiales y suboficiales era un problema en los años ochenta, pero se ha corregido mucho. La tasa de reposición se ha mantenido también, porque se consideró que eran funciones básicas del Estado. Y en todos los
ejércitos los oficiales tienen que estar separados de
la tropa y se tiene que mantener una jerarquía clara, porque es consustancial a la vida
militar, donde las órdenes se cumplen y no se cuestionan".
Algo se está haciendo muy mal si cada semana nos mandan varias denuncias sobre material e instalaciones
Algunos
militares están canalizando su frustración en las redes sociales y han cobrado protagonismo en páginas de Facebook como
Ciudadanos de uniforme, en la que suben fotografías y quejas concretas. "Lo inaceptable", responde por chat su administrador, "es que los recortes los sufra el personal en su calidad de vida. Basta ver las fotografías que subimos a esta página para ver cómo están las instalaciones en muchos sitios o la comida que se sirve. Ajustar el presupuesto a costa del bienestar de los
militares supone minar la unidad dentro de las
Fuerzas Armadas, generar un sentimiento de abandono y afectar gravemente a la moral".
Facebook como último recurso
Sin querer revelar su identidad, insiste en que "una de las misiones de la página es evitar que los recortes se ceben siempre contra los más débiles, especialmente en una institución donde los problemas tienden a invisibilizarse. Algo se está haciendo muy mal si cada semana nos mandan varias denuncias sobre material e instalaciones. Y peor lo hacen los encargados de gestionarlo si nos obligan a seguir funcionando a golpe de publicación en redes sociales, titulares en prensa o preguntas parlamentarias, ¿no se dan cuenta de que ellos solitos han vaciado de contenido el llamado 'conducto reglamentario'?", dice.
Exterior de la Academia General
Militar (AGM) de Zaragoza. (EFE)
Y detalla: "Por ejemplo, si un
militar carece de
calefacción en su módulo, puede gestionarlo de varias maneras. Comunicándoselo al jefe inmediato, ir a la USAC/USBA a que se lo resuelvan, hablar con el cabo o suboficial mayor, utilizar el Real Decreto 176/2014 para escribir una queja o sugerencia, plantearlo a una asociación profesional para que termine en el Coperfas si hace falta. Incluso hay un Observatorio de la Vida
Militar que va de cuartel en cuartel recogiendo estas cuestiones. ¿Cómo termina el
militar escribiendo a una página de Facebook para darle visibilidad a su problema? Tiene la sensación de que todas las vías anteriores no funcionan, y eso repetimos que lo han conseguido ellos solitos", se queja.
Compramos cosas como los submarinos de Navantia que se hunden pero no flotan
"Compramos cosas como los submarinos de Navantia que se hunden pero no flotan. Son
gastos que se hacen para que esas industrias puedan sobrevivir. Morenés tenía un informe en un cajón diciendo que se podría pasar de 123.000 a 80.000 efectivos y no ocurriría nada. La solución sería tender hacia un
ejército más pequeño y más moderno, con capacidad real de despliegue. Pero habría que asumir que sufrirían mucho las empresas armamentísticas", concluye.
Frente a estas propuestas, tanto fuentes de Defensa como Calduch aseguran que el
Ejército español no puede rebajar la adquisición de armamento si quiere tener un papel dentro del paraguas de la OTAN y mantener el tipo ante el resto de países europeos. "La seguridad es lo primero para cualquier país", repiten.Cospedal, en una visita oficial. (EFE)
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