Los combatientes de la parte iraquí se entrenan para el asalto final y reconquista de Mosul. Reuters
A 20 kilómetros de la reconquista de Mosul se encuentran ya las fuerzas iraquíes apoyadas por los aviones estadounidenses que despegan de una base aérea a unos 80 kilómetros al sur del que es el segundo mayor bastión del grupo terrorista Estado Islámico (EI), pero también con el refuerzo de
cazas franceses iniciado el pasado viernes desde el portaaviones Charles de Gaulle, de vuelta en el Mediterráneo Oriental para la ofensiva final. EEUU además anunció hace escasos días que va a desplegar a
600 soldados más para dar apoyo logístico a las fuerzas iraquíes, sin intervenir en el combate sobre el terreno.
“Es la imploración por el final del ‘Estado Islámico’ literal. Una vez que Raqa [el fuerte del grupo terrorista en Siria] también desaparezca, será un estado virtual no muy diferente a la vieja Al Qaeda”, opina el experto en asuntos militares y de seguridad en Irak del Washington Institute, Michael Knights, en declaraciones a EL ESPAÑOL.
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Los terroristas están asediados por casi todos los flancos en la ciudad desde la que hace poco más de dos años proclamaron su “califato”, pretendiendo conformarse como país. Las tropas iraquíes sobre el terreno también colaboran con milicias kurdas y sólo el norte de la ciudad permanece despejado. Puede ser un punto de huida para los terroristas, pero también una puerta hacia el refugio para el 1, 2 millones de habitantes de la ciudad que -se estima- pueden seguir viviendo en la ciudad. De esta forma no los podrán usar fácilmente como escudos humanos, resalta Félix Arteaga, investigador principal sobre conflictos armados y asuntos estratégicos del Real Instituto Elcano (RIE), en conversación con este periódico.
Mosul es una ciudad en la que la mayoría ha apoyado la entrada del Estado Islámico, también militarmente
Aún así, no es que todos esos ciudadanos rechacen de plano la gobernanza del EI, más bien al contrario. Se trata de “una ciudad en la que la mayoría ha apoyado la entrada del Estado Islámico, [también] militarmente”, explica el investigador. De mayoría suní (una rama del islam), se vio desatendida por el Gobierno chiita de Bagdad, “maltratada”.
Arteaga señala que “el Estado Islámico no habría hecho lo que hizo en 2014 sin la contribución de la insurgencia suní” y ese sector de la población es ahora -según él- también decisivo para que la reconquista de Mosul que las fuerzas iraquíes, kurdas e internacionales llevan meses preparando.
Sin embargo, los suníes de esta ciudad del norte de Irak apoyaron a los terroristas hace ya dos años. Las tornas pueden haber cambiado. No es lo mismo escuchar promesas de progreso y justicia que vivir bajo su yugo. Además, están las minorías yazidíes, turcomanas, etc., que nunca apoyaron al EI.
Nadie en la coalición internacional (incluido Bagdad) duda que vayan a reconquistar Mosul, como en el último año y medio han ido recuperando territorios o ciudades como Faluya, a 50 kilómetros de Irak.
Mosul será libre en un 90% para finales de 2016
Obama quiere marcarse un doble tanto antes de abandonar la Casa Blanca en enero y reconquistar tanto Mosul, como el principal bastión del grupo terrorista: Raqa, en Siria. A Francia también le apremia el tiempo, pues el propio ministro francés de Defensa, Jean-Yves Le Drian, ha admitido que el despliegue que reiniciaron sus cazas el viernes pasado será el último antes de tener que someterse a un parón técnico de nada menos que año y medio.
“El Estado Islámico va a perder [Mosul]. Ya veremos si es antes de finales del 16”, comenta Arteaga. Knights se muestra más convencido de la rapidez en el ataque final, pues “acaban de retirarse algunos focos de resistencia” muy fuertes: “Mosul será libre en un 90% para finales de 2016”. (En cuanto a Raqa, admite: "Ni idea").
El investigador del RIE detalla: “La caída de Mosul no es la de cualquier ciudad: estos meses los combatientes del Estado Islámico han estado preparando trincheras, obstáculos, túneles, trampas, minas (...). Todo depende del número de tropas y calidad que puedan poner las fuerzas iraquíes, que tomen la ofensiva con las kurdas como apoyo”. Quieren evitar tener que recurrir a fuerzas chiíes precisamente para no convertir la batalla en una guerra religiosa, como pretende el EI.
FIN DE LA CIUDAD “FUNDACIONAL”
Caiga o no antes de que acabe el año, ¿qué perderá el EI cuando le arrebaten su segundo bastión más importante? Por de pronto, se quedará sin entre 3.000 y 4.500 combatientes, los que el Pentágono calcula que están movilizados para defender su principal fuerte iraquí. Si bien sólo una tercera parte está “bien entrenada militarmente”, destaca Arteaga.
También se quedarían sin alguna plataforma antiaérea o de morteros, rancheras o incluso algún acorazado que puedan tener. “Son rápidamente objeto de detección y ataque desde el aire”, indica este experto en seguridad y defensa. Disponen asimismo de misiles tierra-aire, pero “no deben de ser muy sofisticados, porque si no, ya habrían tenido algún éxito y están recibiendo ataques aéreos continuamente”.
Además, podría quedar al descubierto una "tremenda cantidad de información" de inteligencia que el EI probablemente guarde en este gran bastión, espera el Pentágono.
Seguramente volverá a emerger otro grupo cuando caiga el Estado Islámico, porque esto ya es una cuestión estructural
El jueves pasado el
Departamento de Defensa de EEUU sacaba pecho, porque en el último mes los bombardeos aliados eliminaron a 13 líderes del grupo terrorista que eran parte de la inteligencia militar en redes de comunicación en este bastión clave. También acabaron con la vida de cuatro terroristas procedentes de Chechenia, responsables de los combatientes extranjeros en la ciudad.
Y una pieza clave para poner en marcha la ofensiva final, que se planea desde hace meses para este otoño: cayó también el jefe de la división responsable de la seguridad en el Este de la ciudad en otro ataque aéreo. “Su eliminación rompe las formaciones militares del Daesh [acrónimo del árabe para denominar al EI] y afecta a la disposición para la batalla por la liberación de Mosul”, anunció el coronel John Dorrian, portavoz de operaciones del Departamento de Defensa de EEUU en Bagdad. No concretó una fecha para lanzar la operación.
Pero el cerco se estrecha a pasos agigantados. La coalición destruyó a mediados de este mes un antiguo complejo farmacéutico reconvertido en una
fábrica de armas químicas por los terroristas, donde elaboraban cloro y gas mostaza. Unos días después, EEUU dio cuenta de haber sido atacados con un misil que contenía gas mostaza pulverizado. "Lo mismo que hemos visto usar con poco efecto muchas veces en el pasado, tanto en Siria e Irak",
señaló entonces el portavoz del Pentágono, Jeff Davis. Son dos muestras de lo que está en juego en la ofensiva final sobre Mosul.
Por encima de todo -porque al final su capacidad militar es reducida- para el EI su derrota significará la pérdida de una “ciudad simbólica”, opina el investigador del RIE, por ser la que consideran fundacional de su supuesto “Estado islámico”. El fin del grupo terrorista estará más cerca, especialmente si se le suma la pérdida de sus “ministros” de propaganda y de guerra este verano bajo ataques aéreos de la coalición.
Sin embargo, lejos de lanzar las campanas al vuelo, Arteaga advierte lo que todos los expertos en terrorismo suelen reiterar: los radicales violentos se reagruparán y volverán con otro nombre. “Seguramente volverá a emerger otro grupo, porque esto ya es una cuestión estructural”, sentencia.
REVIVIR MOSUL
Mientras, la ciudad de Mosul tendrá que reinventarse para poder convivir en paz sabiendo que muchos de ellos apoyaron a los asesinos (aunque desconocieran sus verdaderas intenciones). Y sin un plan claro para el día después ni por parte de Bagdad ni de la coalición liderada por Estados Unidos, que evita un intervencionismo excesivo para no repetir errores del pasado.
Estamos casi todo lo preparados que se puede estar, pero esto no es como 2003
“Estamos casi todo lo preparados que se puede estar, pero esto no es como 2003”, apunta el analista estadounidense del Washington Institute, comparándolo con la invasión de Irak, cuyo caos posterior en parte desató lo que terminaría siendo el EI. “Somos un participante menor. Los iraquíes y kurdos son los actores principales. Ellos parecen ir en la buena dirección en cuanto a cooperación y dejar a las milicias chiitas fuera”.
Arteaga admite que “existe una gran preocupación por ver cómo se gobierna Mosul (...) y cómo se va a regular la convivencia”. Él también se muestra esperanzado de que “la recuperación de la ciudad permita la vuelta de un régimen que facilite la convivencia y distancie a los suníes del Estado Islámico, que ya no les vean como valedores contra la imposición chií de Bagdad”. Esa es la clave para que Mosul pueda reedificar su futuro.
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