Círculos de expertos militares aseguran que volverán los lanzamiento de prueba del SLBM Bulavá. En la blogosfera rusa se han desatado airadas discusiones debido a ello.
Fuente: Servicio de prensa
De acuerdo con los medios de comunicación, el Estado Mayor de la Armada ha tomado la decisión de reanudar en mayo-junio de este año las pruebas de vuelo del misil de combustible sólido Bulavá, detenidas tras el
fracasado lanzamiento en septiembre de 2013. En aquel entonces, tras el lanzamiento desde el
submarino crucero estratégico de misiles Alexánder Nevski, el misil se hundió en el océano Ártico. Tras ello, se detuvieron las pruebas institucionales no solo del misil sino de su portador, el submarino del proyecto 955
Borei.
Su fiabilidad está fuera de dudas
Comentando el último fracaso, los militares recalcaron que en ese caso no se estaba probando en absoluto el misil sino su portador, por lo que no se le instalaron aparatos telemétricos. Según se comunicó a la prensa, cinco de los 27 misiles restantes se devolverán a la fábrica para que se les instalen dichos aparatos.
El primer lanzamiento del Bulavá podría tener lugar en mayo-junio de este año. Entre los desarrolladores del proyecto la fiabilidad del misil en sí no se pone en duda. Así lo afirma, Yuri Solomonov, constructor general del SLBM y miembro de la Academia de Ciencias de Rusia. Pero a pesar de eso afirmar sin ambages que la construcción del Bulavá es impecable, al día de hoy es complicado.
A comienzos del 2014 se habían fabricado 46 misiles en total, 19 de ellos se lanzaron durante las pruebas de vuelo del constructor iniciadas en 2004. Según datos oficiales, tan solo ocho lanzamientos tuvieron éxito mientras hubo dos parcialmente exitosos.
Ningún misil estratégico ruso había obtenido un indicador tan bajo.
El mismo Yuri Solomonov, comentando en 2007 una serie de fracasos de su artefacto, dijo de forma algo extraña y oscura: "Durante la realización de las pruebas de vuelo (aunque es un tema secreto y no puedo hablar de los detalles de la construcción) nos encontramos con que era imposible hacer un pronóstico, por mucho que la gente hablara de esa posibilidad. Para entender las magnitudes de lo que estamos hablando desde el punto de vista de la valoración cuantitativa, puedo decir que los acontecimientos durante los cuales tuvieron lugar las situaciones imprevistas de los equipos, se valoran en micromilésimas de segundos, por lo que los hechos tienen un carácter absolutamente fortuito".
Sin embargo los expertos no están dispuestos a ver los lanzamientos fallidos como una serie de casualidades. Así el responsable de redacción del periódico Nezavisimoe voennoe obozrenie,
Víctor Litovkin, considera que las principales causas de los fallos en el lanzamiento de los misiles son un defecto de fábrica y el factor humano.
En cualquier caso, la cuestión de por qué el Bulavá tiene un nivel tan alto de accidentes, no tiene una única respuesta.
Método de prueba y error
El comandante en jefe de la Armada de Guerra de Rusia, el almirante Vladímir Visotski, declaró que la situación creada en el desarrollo del armamento de la nueva generación de submarinos es complicada, pero no desesperada, y está relacionada con la crisis de desarrollo tecnológico en Rusia.
Sin embargo, la génesis del misil Bulavá de combustible sólido hace sospechar que los fallos pueden estar relacionados no solo con causas científico-técnicas, sino con intereses políticos y financieros enfrentados.
A comienzos de los años 80 se creó el complejo del SLBM de combustible sólido RSM-52 para el submarino portamisiles soviético Taifún y se realizaron todas las pruebas. Entonces se logró por primera vez en el mundo, con no poco riesgo, completar un lanzamiento simultáneo de 20 misiles desde un buque.
A pesar ello, en 1986 se decide cambiarlo por la variante modificada para combustible sólido que recibió el nombre de Bark. Pero después de tres lanzamientos fallidos en 1999, el desarrollo del futuro armamento de misiles queda bajo la dirección de Yuri Solomonov del Instituto de Ingeniería Térmica de Moscú.
La dirección del Instituto propuso una innovadora iniciativa unificando los medios estratégicos nucleares rusos. Los contrarios a esta solución indicaban que el Instituto carecía de experiencia en la creación de misiles de base marina, así como la necesidad de modificar el submarino atómico Yuri Dolgoruki, que se había diseñado inicialmente para el Bark y que , por cierto, no tenía fallos importantes y estaba listo para continuar con las pruebas de vuelo.
Fuera como fuese, se decidió producir en serie el Bulavá. El primer vicedirector del Estado mayor de la Armada, el vicealmirante Oleg Burtsev declaró en julio de 2009: "Estamos condenados a que vuele a pesar de todo. El Bulavá es un nuevo tipo de misil, durante las pruebas nos encontraremos con todo tipo de problemas, las cosas nuevas no salen a la primera".
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