Al acto de presentación, que tendrá lugar en el Museo Casa Natal de Jovellanos el viernes 22 a las 19 horas, acudirá el general de división Muñoz Castresana, jefe del Servicio Histórico y Cultural del Ejército del Aire
PABLO SUÁREZ
Un año más, y ya van once, el Festival Aéreo de Gijón llenará el próximo domingo la ciudad de ruido de motores. Pese a los problemas económicos como consecuencia de la crisis, que terminaron con sus homólogos de Cádiz y Vigo, el de Gijón se mantiene como una cita fija en el calendario veraniego asturiano. Cientos de ciudadanos volverán a llenar el Muro para observar las diferentes maniobras y acrobacias de las aeronaves asistentes. Dará así comienzo una semana dedicada en su totalidad a la aviación, y que en esta ocasión llega más cargada que nunca. A las conferencias y talleres habituales, hay que sumar este año una gran cantidad de cursos y bautismos de vuelo para los más atrevidos, así como la presentación de un libro que conmemora los diez años de festival, que se cumplieron el año pasado. Además de un valioso documento aeronáutico, el libro, que lleva por nombre ‘Festival Aéreo de Gijón. Diez años mirando al cielo’, es también un guiño a los ‘spotters’, personas que se dedican a fotografiar aeronaves, y que proporcionan una buena cantidad de instantáneas al festival. Al acto de presentación, que tendrá lugar en el Museo Casa Natal de Jovellanos el viernes 22 a las 19 horas, acudirá el general de división Muñoz Castresana, jefe del Servicio Histórico y Cultural del Ejército del Aire.
Pero, sin ninguna duda, el momento más esperado del festival es la exhibición aérea, que tendrá lugar el domingo 24, y que en esta edición contará con gran cantidad de novedades.
La exhibición comenzará al mediodía, a las 12, con el despegue desde el cerro de Santa Catalina de varios helicópteros, y aviación militar y civil se entremezclarán a lo largo de todo el espectáculo. Dentro del primer grupo, los gijoneses podrán disfrutar de un caza F-5 Northrop, proveniente del Ala 23 de Talavera la Real (Badajoz) y de la Patrulla ASPA, formados por cinco helicópteros ‘Colibrí’. También participarán por primera vez en este festival las Fuerzas Aeromóviles del Ejército de Tierra (FAMET), cuya representación correrá a cargo de un moderno helicóptero ‘Tigre’ del Batallón de Ataque I, proveniente de la base de Almendralejo (Ciudad Real). Se da la casualidad de que la FAMET cumple 50 años de su creación, por lo que la celebración será doble.
Los que no podrán asistir en esta edición serán los habituales ‘Harrier’ de la Armada, como tampoco lo harán los paracaidistas, por lo que no habrá espectáculo de esta modalidad.
No obstante, la sorpresa viene con la confirmación de la asistencia al festival de un A400M Atlas, propiedad de la Armada Francesa, y que será el avión más grande en surcar los cielos de Gijón. Se trata de una aeronave de transporte militar que supera los 45 metros de longitud, y que llegará procedente directamente de Toulouse. Este avión dejará, con total seguridad, boquiabiertos a los gijoneses, ya que sus dimensiones son mucho mayores que las de cualquier avión comercial de corto radio que se pueda ver en los aeropuertos. El aparato, diseñado por la empresa española AMSL, es la aeronave de transporte más moderna actualmente, y cuenta con cuatro motores turbohélice, que le convierten en un aparato muy potente, capaz de cargar un peso muy superior al de sus antecesores.
Aunque sí la más sorprendente, no será la única aportación de la Armada Francesa al festival, ya que un cazabombardero Rafale también hará acto de presencia en la playa de San Lorenzo.
Eso sí, no todo serán aeronaves actuales. También habrá lugar para que los asistentes contemplen viejas joyas de la aviación militar, como es el caso del Cessna L Bird Dog, o el P40 Warhawk, toda una estrella por su aparición en numerosas películas de Hollywood.
Por la parte civil también habrá sorpresas. Aparte de la ya tradicional, pero no por ello menos arriesgada, exhibición a cargo de los Bomberos de Asturias a bordo de sus helicópteros de rescate y extinción de incendios, también podrá contemplarse por primera vez en la ciudad un biplano Boing Stearman de los años 30. Vendrá tripulado por la acróbata Danielle Wingwalker, conocida como ‘la sirena del aire’. Probablemente, este sea uno de los mejores números de acrobacia sobre una aeronave que pueden verse hoy en día, a lo que hay que sumar la oportunidad de poder contemplar un avión tan antiguo.
El color del festival vendrá a cargo de un Texan T6, propiedad de la Fundación Infante de Orleans, que no venía a Gijón desde el 2014. Su llamativo color amarillo, así como su motor, uno de los más potentes y ruidosos de la época, harán las delicias de los espectadores. Todos los aviones citados desfilarán por la bahía de San Lorenzo en esta fecha marcada en el calendario por la gran mayoría de gijoneses, y se espera sea uno de los actos con mayor afluencia de público del verano.
A pesar de este plato fuerte a modo de colofón, el Festival Aéreo cuenta este año con un buen número de actividades adicionales para todos los públicos. Aparte de la mencionada presentación del libro, durante toda la semana se sucederán los talleres y actividades relacionadas con el mundo de la aviación. La Asociación de Ultraligeristas del Principado de Asturias brindará a los gijoneses la posibilidad de participar en un bautismo de vuelo por un precio más reducido que de costumbre. Para ello, se podrá elegir entre ultraligeros o avionetas AUPA, aparatos de corto alcance y de más fácil maniobra.
Para los que busquen menos adrenalina, también hay programada una serie de conferencias relacionadas con el paracaidismo, que tendrán lugar el martes y el miércoles en el Centro de Cultura Antiguo Instituto.
El Festival Aéreo, en su undécima edición, se presenta renovado y con más diversidad que nunca, a pesar de las dificultades citadas, que no le quitan ni un ápice de brillo e importancia, como se puede constatar observando la parrilla de participantes de este año, y que a buen seguro, no defraudará.
el comercio