China mostró en el desfile militar del pasado 3 de septiembre su última tecnología en misiles, aviones de alerta temprana o tanques, pero ocultó sus mayores avances tecnológicos en armamento y en sectores sensibles del Ejército, indicaron hoy expertos en los medios chinos.
De acuerdo con estos observadores, citados por los diarios Global Times y China Daily, el desfile celebrado en Pekín para conmemorar el 70 aniversario de la derrota japonesa no incluyó armas clave como los nuevos aviones espía que la potencia asiática está desarrollando en los últimos años.
El desfile "estaba diseñado para impresionar a los enemigos", pero sin mostrarlo todo "para dejar algo de espacio a la imaginación", señaló un experto citado por Global Times, que no reveló su nombre, al tratar información militar confidencial.
Entre los 200 aviones y helicópteros que surcaron los cielos de Pekín sobre el desfile no se encontraba, por ejemplo, el Shenyang J-31, un avión espía que China comenzó a desarrollar y a probar en 2011, aunque ya se mostró un prototipo de éste en la feria nacional de la aviación que se celebró el pasado año en Zhuhai (sur).
Otro importante activo en el potencial militar de China que no pudo observarse el 3 de septiembre fue el sistema antisatélites que las fuerzas armadas chinas construyen desde hace casi una década, capaz de destruir objetos en órbita.
En 2007, China lanzó un proyectil que destruyó de forma controlada un satélite meteorológico del país, un primer éxito que en aquel entonces desató muchas críticas en Occidente y miedo a una nueva carrera de armamento espacial similar a la que EEUU y la URSS protagonizaron en los años 80.
Desde aquella prueba, subrayó otro analista al diario South China Morning Post, el Ejército chino ha lanzado varios proyectiles al espacio, aunque en estas subsiguientes pruebas no colisionaron con satélites, por temor a nuevas críticas de la comunidad internacional.
Por otra parte, el desfile no mostró la que según los observadores occidentales es una de las ramas del ejército chino que más rápido se desarrolla, la guerra cibernética, como se desprende de las constantes acusaciones de EEUU sobre presuntos ciberataques chinos contra intereses sensibles en Norteamérica.
Washington teme que Pekín, al que acusa de haber entrado ilícitamente, por ejemplo, en sus bases de datos de funcionarios, podría en el futuro controlar a través de la red desde una central nuclear hasta la gestión del tráfico aéreo o de carreteras, lo que en malas manos podría tener catastróficas consecuencias.
"Revelar esas tecnologías habría provocado a los países occidentales y habría perjudicado el tema oficial del desfile, que era una llamada a la paz", subrayó el experto militar citado por Global Times.
En la parada militar sí se confirmó la existencia de potentes armas que ya barajaban los círculos militares de otros países pero aún no se habían visto claramente en público.
Entre otros avances mostrados se encontraban los misiles antibuque DF-21D, primeros de China desarrollado para atacar portaaviones, o el proyectil intercontinental DF-5B, el de mayor alcance del ejército del régimen comunista (hasta 15.000 kilómetros) y con capacidad para conducir ataques nucleares.
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