El primer Consejo de Ministros de diciembre ha aprobado un gasto de 41 millones de euros para comprar de segunda mano a Alemania sistemas de control y comunicaciones para operar los misiles Patriot; sin eso no son operativos. Hace tres meses Defensa se comprometió con la OTAN para desplegarlos a comienzos de 2015 en Turquía
Carlos Penedo 08/12/2014 | 21:33 h.
El pasado mes de septiembre, en la cumbre de Gales de la OTAN, marcado por la crisis de Ucrania, el ministro de Defensa echó el resto: ofreció a la Alianza, y ésta aceptó, cuatro cazas para controlar el espacio aéreo de los países bálticos, una fragata en el Mar Negro, un batallón mecanizado, el cuartel general de Bétera (Valencia)... y una batería de misiles Patriot a instalar en Turquía a comienzos del próximo año, con 130 militares.
Ahora se conoce que los misiles Patriot con los que España cuenta desde 2005 -comprados también a Alemania por 60 millones de euros- no están operativos para esa misión, es necesario adquirir más y, lo más importante, sistemas de comunicación y control sin los cuales son inservibles.
Tres meses después de Gales, el viernes pasado, "el Consejo de Ministros ha autorizado el Acuerdo Marco para la celebración del contrato de adquisición de un sistema de defensa aérea procedente de material Surplus del Ministerio de Defensa alemán".
El objeto del acuerdo es la adquisición de "un sistema de defensa aérea Patriot, consistente en una central de operaciones de la Central de Control e Intervención (ICC) y dos baterías de cuarenta misiles, vehículos portadores, equipos de comunicaciones y elementos complementarios de logística y mantenimiento, procedentes de material SURPLUS del Ministerio de Defensa alemán, mediante un acuerdo gobierno a gobierno".
"Material SURPLUS" es un anglicismo con el que se refiere a material sobrante, excedentario, de segunda mano, que el ejército alemán no considera necesario y se desprende de él a cambio de 41 millones de euros.
El propio Gobierno reconoce en el comunicado que difunde tras el Consejo de Ministros que los misiles Patriot comprometidos en septiembre no están operativos, ya que carecen del imprescindible sistema de control aéreo que ahora se acuerda adquirir a Alemania de segunda mano
Dice la nota de Moncloa sobre la decisión del viernes que "en 2004 el Ejército de Tierra adquirió una batería Patriot, dotada de un radar, un Centro Director de fuegos (ECS) y ocho lanzadores con capacidad cada uno para cuatro misiles, incluyendo misiles con capacidad antimisil; pero no incluyó la Central de Control e Información (ICC), necesaria para la integración de la batería en el Sistema de Defensa aérea y/o antimisil, ni los sistemas de comunicaciones necesarios para el enlace entre el ESC y la ICC, que cubren con seguridad el área en sus 360 grados".
Especialistas del mundo militar señalan a Estrella Digital que los misiles no son operativos sin esos sistemas de control y comunicación. El lanzamiento de un misil es el último e improbable punto tras una serie de comprobaciones sobre la identidad de la aeronave y su necesaria integración en un sistema de defensa aérea, sin lo cual el que opera el misil igual puede atacar un avión propio que enemigo o de pasajeros.
Según explicó el ministro de Defensa, Pedro Morenés, durante una comparecencia en la Comisión de Defensa del Congreso dos semanas después de la Cumbre de la OTAN -hasta entonces nada se sabía-, en el marco de las operaciones temporales que mantiene desplegada la OTAN, España tomará el relevo de Países Bajos en este dispositivo en Turquía enviando unidades similares a las que mantienen otros países como Alemania y Estados Unidos.
Así, España contribuirá a partir de enero de 2015 con baterías antiaéreas de misiles defensivos Patriot así como un contingente de 130 militares con el objetivo de proteger a la población civil turca "de un posible ataque aéreo o con misiles balísticos ante las amenazas provenientes de su frontera sur".
Esta contribución forma parte de las operaciones temporales que tiene puestas en marcha la Alianza Atlántica, por lo que no tiene nada que ver con la ofensiva de una coalición internacional liderada por Estados Unidos para luchar contra el grupo yihadista Estado Islámico, que precisamente actúa en Irak y Siria.
Por tanto, los ataques aéreos o misiles balísticos de los que defender a Turquía -miembro de la OTAN- sólo pueden proceder del ejército sirio. Sin embargo, insiste el Gobierno que "España ha adquirido, en el marco de la OTAN, el compromiso de apoyo a Turquía frente a la amenaza islámica. Este apoyo consiste en desplegar en territorio turco un sistema de defensa antimisil constituído por una batería Patriot".
La batería Patriot (Phased Array Tracking to Intercept of Target) que previsiblemente España enviará a la frontera turca con Siria está integrada dentro del grupo de artillería antiaérea Sam Hawk-Patriot 1/74, ubucado en el acuertelamiento Cortijo de Buenavista de San Roque (Cádiz).
Cada uno de sus ocho lanzadores (sobre un camión Man de 30 toneladas) puede portar cuatro misiles. Estos misiles Patriot miden seis metros, pesan tonelada y media y tienen un alcance, al menos, de 170 kilómetros.
Los misiles Patriot vivieron su época dorada en la primera guerra del Golfo de 1991, cuando la invasión de Kuwait por el Irak de Saddam Husein, que llegó a lanzar sus misiles Scud sobre Israel y Arabia Saudí, y algunos de ellos fueron interceptados. Se dice en ámbitos militares que cada guerra tiene su sistema de armas (es decir, industria y Ejércitos logran imponer la necesidad de un sistema en cada conflicto), los UAV y los blindados antiminas en la última operación en Afganistán, los Patriot a comienzos de los 90, aunque España tardara una década en adquirirlos.
Los Patriot hoy, si no obsoletos, es un material desfasado, y la prueba es que Alemania no los considera necesarios.
En tiempos de restricciones presupuestarias, los 41 millones de euros del acuerdo pueden considerarse desproporcionados para la misión. Cabe la posibilidad de que el Ministerio de Defensa trate de financiar la adquisición de los nuevos Patriot con la partida del Ministerio de Hacienda que financia las operaciones en el exterior, de donde con toda seguridad saldrá el coste de desplegarlos y la nómina de las 130 personas necesarias para operarlos. Por tanto, los despliegues exteriores de las Fuerzas Armadas no cuestan un euro al Ministerio de Defensa.
A lo anterior se suma también el deseo de cada unidad de las Fuerzas Armadas de salir al exterior y participar en operaciones en el extranjero, casi única posibilidad de mantener el adiestramiento necesario y adquirir cierta experiencia de uso. En territorio nacional tienen restringido hasta el combustible y las maniobras se han reducido con la crisis a la tercera parte (también las horas de mar y vuelo).
La duración del nuevo contrato es de cinco años, añade la nota del Consejo de Ministros, por un importe estimado de 41.163.420 euros, con una financiación que se distribuye en cinco anualidades con un importe de 489.348 euros y 16.206.672 euros, para 2014 y 2015, respectivamente, y una misma cantidad de 8.155.800 euros, para 2016, 2017 y 2018.
Con una insistencia de grifo mal cerrado, el Consejo de Ministros va aprobando viernes tras viernes acuerdos sobre programas de defensa a los que cuesta ver detrás un hilo conductor, sea de política exterior, industrial o estratégica. Falta coherencia o explicación.