El contrato con Arabia Saudí para la construcción en los astilleros públicos españoles de cinco corbetas está atado, pero no cerrado. El acuerdo entre Navantia y el Gobierno saudí depende, en cierto modo, de los resultados electorales del próximo 26-J. Este periódico ha podido saber que el visto bueno definitivo llegará una vez que España despeje la incógnita de su futuro político y sepa quién es el nuevo inquilino de La Moncloa.
El contrato se dio por cerrado el pasado enero, pero las negociaciones para formar Gobierno en España tras las elecciones del 20-D y la caída del precio del crudo fueron los argumentos expresados por Riad para dilatar la firma. El precio del petróleo recupera ahora enteros y beneficia así a los intereses económicos de Arabia, pero falta que España defina su futuro político.
La construcción de cinco corbetas para la Marina Real saudí no está exenta de polémica. Primero fueron varias organizaciones sociales y ecologistas (Amnistía Internacional, FundiPau, Greenpeace y Oxfam Intermón) las que enviaron una carta a Navantia exigiendo el freno a la venta de armamento «a un país que no respeta los derechos humanos». Estas organizaciones recordaron el conflicto bélico que Arabia mantiene con Yemen y que ha provocado 6.000 muertes.
El rechazo al contrato también ha tenido eco en nuestro país a través de Podemos, cuyo líder nacional, Pablo Iglesias, ha cuestionado este tipo de acuerdos en el que participan empresas públicas de nuestro país. Sin embargo, la posición de Iglesias fue contrarrestada por los alcaldes de Cádiz y Ferrol, ambos vinculados a Podemos, que se mostraron a favor de este acuerdo debido al paro que registran sus comarcas. Tanto José María González, alcalde de Cádiz, como Jorge Suárez, regidor de El Ferrol, manifestaron un apoyo incondicional y sin fisuras al contrato dejando la opinión de Iglesias en cuarentena.
El delegado del Gobierno en Andalucía, Antonio Sanz, declaró a LA VOZ que el acuerdo entre España y Arabia Saudí para la construcción de los cinco barcos es un hecho, «pero Arabia quiere estabilidad política en España antes de dar la autorización final». Sanz destacó que un Gobierno en funciones no puede formalizar este acuerdo.
El astillero de San Fernando aguarda con impaciencia la luz verde de Arabia, ya que la carga de trabajo en la planta isleña se reduce en estos momentos a la construcción de un Barco de Acción Marítima (BAM) para la Armada española y al goteo de suministros tecnológicos que genera la unidad de FABA. Por ello es clave que España y Arabia cierren cuanto antes el contrato de la corbetas, cuya construcción se desarrollaría en el astillero de San Fernando, aunque también salpicaría a la planta ferrolana.
El Gobierno saudí anunció a mediados de 2010 su firme intención de renovar y modernizar la flota. Para ello, puso sobre la mesa un presupuesto de 92.000 millones de euros para comprar destructores, fragatas y submarinos a medio y largo plazo. Se inició, de esta forma, una carrera internacional para lograr alguno de estos suculentos contratos. Francia, Alemania, España y Estados Unidos, entre otros, mostraron interés por la oferta. En marzo de 2012 una misión del Gobierno saudí visitó los astilleros de Ferrol y comprobó ‘in situ’ el sistema de trabajo de Navantia en cuanto a construcción militar se refiere.
Favoritos en la carrera
España siempre ha partido como favorita en esta carrera, donde no existe el concurso público. El Gobierno de Riad decide de forma unilateral y personal quien es su proveedor naval. La relación entre el monarca español Juan Carlos I y el Rey Abdalá ha ayudado, en cierto modo, a situar a España entre los países preferentes para el reparto del pastel.
De hecho, don Juan Carlos visitó Riad en la primavera de 2013, acompañado por una delegación de empresarios españoles, y abordó futuras inversiones entre ambos países con el sucesor del Rey Abdalá, su hermano, el príncipe Salman, a la vez ministro de Defensa y responsable máximo del proyecto naval. Los contactos entre España y Arabia Saudí continuaron y Navantia, ante las expectativas de negocio en la zona del Golfo Pérsico, abrió una oficina en Catar para atender las ofertas que surgieron también de Emiratos Árabes.
El contrato con la Marina saudí tomó forma, precisamente, en 2013 cuando su Marina confirmó el interés por las fragatas españolas F-100. De hecho, la ‘Méndez Núñez’ realizó una gira de promoción por Arabia para que los saudíes comprobaran su diseño y tecnología.
La construcción de las cinco corbetas para Arabia es un balón de oxígeno para Navantia. Se trata de una inversión de 3.000 millones de euros, es decir, el encargo más alto que ha recibido la empresa española en su historia superando a los contratos de Australia, Noruega y Venezuela. Este contrato garantiza cinco años de carga de trabajo y más de 2.000 empleos directos. El astillero de San Fernando está preparado para albergar la construcción de los barcos, de hecho se esperaba para este mismo verano, pero todo apunta a que la obra, de adjudicarse el próximo octubre, arranque a primeros de 2017. El programa de obra recoge que el último buque se entregará a la marina saudí a lo largo de 2021.
Además de los cinco buques, el acuerdo incluye también el mantenimiento de las fragatas, que alargaría las relaciones entre Navantia y las autoridades militares saudíes por un plazo mucho más amplio.
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