domingo, 10 de mayo de 2020

La pandemia del gasto militar por Manlio Dinucci

Las cifras del gasto militar mundial por regiones (1988-2019)‎Fuente: SIPRI ‎

Cada minuto que pasa se gastan en el mundo 4 millones de dólares con fines militares. ‎Eso indican los últimos estimados del SIPRI (el Instituto Internacional de Estocolmo para la ‎Investigación sobre la Paz, siglas en inglés). En 2019, el gasto militar mundial casi llegó a ‎‎2 000 millardos de dólares [1], el nivel más alto desde 1988, ‎calculado teniendo en cuenta la inflación. Eso significa que hoy en día se gasta en armamento, ‎en ejércitos y en guerras mucho más dinero del que se gastó en la última fase del enfrentamiento ‎entre Estados Unidos y la URSS y sus alianzas respectivas. ‎

El gasto militar mundial está en plena aceleración: en un solo año ha aumentado en un 3,6% en ‎términos reales. Su locomotora es el gasto militar de Estados Unidos, que –con un incremento de ‎‎5,3% en un año– se elevó en 2019 a 730 000 millones de dólares. Esa cifra corresponde al ‎presupuesto del Pentágono e incluye sus operaciones de guerra. ‎

A ella se agregan otros rubros de carácter militar. El Departamento de Veteranos, que se ocupa ‎de los militares en situación de retiro, dispone de un presupuesto anual de 217 000 millones de ‎dólares, en constante aumento. La comunidad de inteligencia de Estados Unidos, que ‎se compone de 17 agencias, declara un presupuesto superior a los 80 000 millones anuales, que ‎es sólo la parte visible del iceberg del gasto estadounidense en operaciones secretas. ‎El Departamento de Seguridad de la Patria (Homeland Security o DHS) gasta anualmente más de ‎‎70 000 millones de dólares. El Departamento de Energía dedica cada año unos 24 000 millones ‎de dólares al mantenimiento y modernización del armamento nuclear de Estados Unidos. ‎

Si tomamos en cuenta todas esas asignaciones, y otras que no hemos mencionado, el gasto ‎militar real de Estados Unidos ya sobrepasa los 1 000 millardos de dólares al año. El gasto ‎militar de la OTAN, estimado por el SIPRI en 1 035 millardos para el año 2019, es en realidad ‎muy superior a esa cifra. ‎

El gasto militar de Rusia –65 000 millones en 2019– es 11 veces inferior al de Estados Unidos y ‎‎16 veces inferior al de la OTAN. El gasto militar de China está estimado por el SIPRI en ‎‎261 000 millones, alrededor de un tercio del de Estados Unidos, aunque la cifra oficial ‎proporcionada por Pekín es de unos 180 000 millones. ‎

Entre los países europeos miembros de la OTAN, los que más fondos dedican al gasto militar son ‎Francia, Alemania y el Reino Unido con unos 50 000 millones cada uno. ‎

El gasto militar de Italia, hoy en el lugar número 12 a nivel mundial, está estimado por el SIPRI en ‎‎26 800 millones de dólares en 2019. Así se confirma que el gasto militar de Italia, que durante ‎el primer trimestre de 2020 aumentó en más de 6% en relación con 2019, sobrepasa los ‎‎26 000 millones de euros anuales, lo cual representa un gasto promedio de 100 millones de ‎euros diarios. ‎

Estados Unidos –según anunció el secretario de Estado Mike Pompeo– pidió a sus aliados de ‎la OTAN asignar 400 millardos de dólares más para incrementar el gasto militar de la OTAN. En ‎el marco de esta alianza militar bajo las órdenes de Estados Unidos, Italia está atada a ‎mecanismos automáticos de gasto. ‎

Por ejemplo, Italia es parte de la «Land Battle Decisive Munitions Initiative» para la compra de ‎municiones cada vez más sofisticadas y costosas –misiles, cohetes, proyectiles de artillería– para ‎las fuerzas terrestres. Junto con Estados Unidos, Francia y Reino Unido, Italia es parte del grupo ‎de países que –en virtud de un acuerdo firmado en febrero pasado– proporcionarán con sus ‎satélites «capacidades espaciales» a la OTAN en una amplia gama de actividades. Italia entra así ‎completamente en el nuevo programa militar espacial de la OTAN, trazado por el Pentágono y ‎por muy restringidos círculos militares europeos con las más grandes industrias aeroespaciales, ‎tras los pasos del nuevo Comando Espacial creado por Estados Unidos para «defender los ‎intereses estadounidenses vitales en el espacio, próximo campo de batalla de la guerra». ‎

Todo eso exige más gastos militares, con dinero del contribuyente, precisamente cuando ‎se necesitan enormes recursos para enfrentar las consecuencias socio-económicas de la crisis del ‎coronavirus, principalmente el aumento del desempleo. ‎

Pero hay una “empresa” que sí está reclutando. El 29 de abril, la OTAN abrió «un programa ‎innovador para contratar jóvenes profesionales», a los que promete «un salario competitivo» y ‎posibilidades de carrera como «futuros líderes e influencers». ‎


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