Rusia rediseña sus submarinos que están al servicio en el Ártico para aumentar su eficacia. Para 2015 habrá nuevos elementos que reforzarán su esqueleto y el casco para que puedan emerger a través de gruesas capas de hielo sin sufrir daños.
"Un contacto rápido con el hielo y su destrucción sin dañar el casco de la nave son necesarios para garantizar el logro de los objetivos tácticos [
del submarino]: establecer comunicación, acceso a la atmósfera y el rescate de la tripulación en caso de accidente", destaca el encargo técnico del Ministerio ruso de Industria y Comercio a una de las principales empresas de ingeniería marina, Rubín, según documentos revelados por el diario ruso '
Izvestia'.
En consecuencia, los ingenieros rusos tendrán que diseñar no solo elementos reforzadores, sino también una cápsula especial de rescate para la tripulación. Estará equipada con radiocomunicación, dispositivos de navegación y boyas de señalización. La cápsula también será capaz de romper el hielo, para dar acceso al aire y garantizar una comunicación segura con los equipos de rescate. Para facilitar la ruptura del hielo, tendrá unos mecanismos que la calienten.
Como medida adicional, se considera también la creación de un software para los sistemas de manejo del submarino que busque las partes más finas de la capa de hielo y un centro común de control terrestre que se dedique a analizar el grosor del hielo en las rutas previstas de los submarinos rusos en
el Ártico. Actualmente, para cumplir con esta tarea se usan sonares y datos de la inteligencia aérea y espacial.
"El hielo siempre se mueve, por eso un submarino siempre está buscando un espacio abierto para poder emerger en caso de necesidad. En su estado actual, los submarinos rusos son capaces de atravesar una capa de hielo de 0,6 metros de grosor en caso de emerger sin estar en marcha y de 0,8 metros de grosor estando en marcha, cuando es
el casco de la nave el que rompe el hielo", explicó el excomandante del submarino K-84 Ekaterinburg, Ígor Kurdin, a 'Izvestia'.
"Emerger en marcha supone daños graves en el casco, en los sistemas acústicos y en los tubos lanzatorpedos: es una práctica que jamás se ha usado. Emerger sin estar en marcha, en cambio, es un método común: en este caso el submarino se detiene en el agua y luego empieza a subir, pero muy, muy lentamente, con una velocidad de unos cuantos centímetros por minuto", comenta Kurdin. Según subraya, para poder ganar tiempo y subir en marcha, es decir, emerger velozmente, habrá que reforzar el castillo y la proa, las partes a las que corresponde la mayor parte del impacto.