viernes, 29 de noviembre de 2019

Italia en primera línea de la «guerra de los drones»‎ por Manlio Dinucci


En la Naval Air Station Sigonella, la base que Estados Unidos y la OTAN tienen en la isla italiana ‎de Sicilia, aterrizó, después de 22 horas de vuelo desde la base aérea de Palmdale, en California, ‎el primer drone del sistema AGS (Alliance Ground Surveillance) de la OTAN. Este aparato es una versión ‎mejorada del drone estadounidense Global Hawk. Desde Sigonella, que será en lo adelante su ‎principal base operativa, este drone y otros 4 aparatos similares permitirán “vigilar” –léase ‎“espiar”– vastas extensiones terrestres y marítimas, desde el Mediterráneo hasta el Mar ‎del Norte. ‎

Los drones de la OTAN teledirigidos desde Sigonella, capaces de volar 16 000 kilómetros a ‎‎18 000 metros de altitud, transmitirán a la base los datos que recojan. Esos datos, después de ‎ser analizados por los operadores de más de 20 emplazamientos conectados entre sí, serán ‎integrados a la red encriptada del Comandante Supremo de las fuerzas de la OTAN en Europa, ‎cargo que siempre ocupa un general estadounidense designado directamente por el presidente de los ‎Estados Unidos de América. ‎

El sistema AGS, que estará operacional en la primera mitad de 2020, estará integrado con la ‎plataforma de la Dirección Estratégica para el Sur: el centro de inteligencia que –desde el cuartel ‎general de la OTAN en Lago Patria (Nápoles), bajo el mando de Estados Unidos– tiene como ‎misión recoger y analizar toda la información vinculada con las operaciones militares, sobre todo ‎en África y Medio Oriente. ‎

El trampolín principal de esas operaciones, efectuadas en su mayor parte en secreto y mediante ‎drones de ataque y fuerzas especiales, es la base de Sigonella, donde están desplegados drones ‎estadounidenses Reaper armados con misiles y bombas guiadas por láser y vía satélite. Mientras ‎están en acción, los drones de ataque y las fuerzas especiales se mantienen conectados –a través de la ‎estación MUOS de Niscemi– al sistema de comunicaciones satelitales militares de muy alta ‎frecuencia que permite al Pentágono controlar, mediante su red de mando y comunicaciones, ‎los drones y los cazabombarderos, submarinos y buques de guerra, vehículos militares y ‎destacamentos durante su desplazamiento en cualquier región del mundo. ‎

En ese mismo marco operan los 15 drones Predator y Reaper así como otros drones de la ‎fuerza aérea italiana, teledirigidos desde la base de Amendola, en la región italiana de Apulia. ‎Los Reaper de Italia también pueden llevar bombas y misiles guiados por láser para realizar ‎misiones de ataque. ‎

El sistema AGS, que fortalece el papel de Italia en la «guerra de drones», se instaura con las ‎‎«contribuciones significativas» de 15 miembros de la OTAN: Estados Unidos, Italia, Alemania, ‎Noruega, Dinamarca, Luxemburgo, Polonia, Rumania, Bulgaria, la República Checa, Estonia, ‎Letonia, Lituania, Eslovaquia y Eslovenia. El principal contratista del sistema es la firma ‎estadounidenses Northrop Grumman mientras que la empresa italiana Leonardo aporta ‎‎2 estaciones terrestres transportables. ‎

La “contribución” de Italia al sistema AGS consiste en poner a disposición la principal base ‎operativa y en su coparticipación en los gastos, coparticipación que se eleva inicialmente a más ‎de 210 millones de euros. Pero Italia ya dedicó además otros 240 millones de euros a la compra de los ‎drones estadounidenses Predator y Reaper. Con los drones ya comprados y los que serán ‎adquiridos en nuevas compras ya planificadas, el gasto de Italia en drones militares se eleva ‎‎a 1 500 millones de euros, cifra a la que hay que agregar los gastos generados por el uso de esos ‎aparatos. Eso se paga con dinero que sale del bolsillo de los contribuyentes, en el marco de ‎gastos militares que van a pasar del promedio actual –unos 70 millones de euros diarios– a ‎alrededor de 87 millones de euros cada día. ‎

Los crecientes gastos de Italia en la compra y uso de drones militares tienen consecuencias que ‎van más allá del tema económico. El uso de los drones de guerra en operaciones secretas bajo ‎el mando de Estados Unidos y la OTAN priva aún más al parlamento italiano del poder de ‎decisión sobre la política militar del país y reduce las posibilidades de reflexión sobre la política ‎exterior. El reciente derribo de un drone Reaper italiano en Libia viene a confirmar que Italia ‎está implicada en operaciones de guerra de carácter secreto en violación del artículo 11 de la ‎Constitución de la República Italiana. ‎

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