Los LHD son unos de los buques de guerra más temidos. Su capacidad armamentística y todo el material que llevan en su interior les permite mantener una batalla de forma independiente
Uno de los LHD de la Armada estadounidense. (Foto: Wikipedia)
Vistos de lejos parecen un portaaviones, es fácil confundirse, pero no lo son. Uno solo de estos navíos, posicionado cerca de cualquier costa, supone una gran amenaza para cualquier enemigo pues en su interior va un ejército al completo perfectamente pertrechado, con aviones, carros de combate y un buen número de soldados. Ahora, uno de ellos, el USS Boxer, se encuentra en el Golfo Pérsico y forma parte del juego de alta tensión entre Estados Unidos e Irán. Cómo son, qué llevan en su interior y cuál es su verdadero poder, son los grandes secretos que guardan estos gigantescos buques.
Con sus más de 40.000 toneladas de desplazamiento y sus 257 metros de eslora, son, después de sus hermanos mayores, los grandes portaaviones nucleares, los barcos más grandes que opera la Armada norteamericana. Se denominan LHD’s, un acrónimo que viene del inglés 'Landing Helicopter Dock', que, de alguna manera, define sus características principales que son la de disponer de una cubierta de vuelo para helicópteros (y aviones) y de un dique inundable o muelle en su interior para despliegues anfibios.
Los barcos de este tipo que tiene la US Navy son los mayores del mundo y aunque otras marinas de guerra también los utilizan, no son ni de lejos tan grandes ni potentes. España por ejemplo, dispone de uno similar, el Juan Carlos I, que tiene sus mismas características pero desplaza tan solo 28.000 toneladas.
Este tipo de barcos son el máximo exponente del concepto de 'proyección de fuerzas' y al llevar a bordo elementos aéreos de transporte y combate, medios pesados para combate en tierra e infantería, se podría decir que constituyen en sí mismos un ejército en miniatura. Es cierto que esto, aplicado a los números norteamericanos, de miniatura tiene muy poco. Su concepción está pensada para poder llevar a cabo una intervención militar sobre una costa y sostenerla con sus medios propios, sin necesidad de nadie más.
USS Boxer. (Foto: Wikipedia)
El buque Juan Carlos I. (Foto: Armada Española/Flickr)
Entre el portaaviones y el buque anfibio
Conceptualmente, estos barcos se componen de tres partes muy diferentes. En la parte superior existe una amplia cubierta de vuelo y una isla, también de generosas dimensiones. Esto es lo que les iguala a los portaaviones y que hace tan fácil confundir unos con otros. Los LHD norteamericanos actuales (Clase Wasp) y el buque español Juan Carlos I y sus derivados (los dos australianos y el turco en construcción) tienen una cubierta que les permite operar con todo tipo de helicópteros pero también con aviones de ala fija: AV-8B Harrier y F-35B los norteamericanos y, de momento, solo Harrier en el diseño español.
La isla (superestructura que sobresale en la cubierta de vuelo) sin embargo, es de mayores dimensiones que en los portaaviones ya que en estos la función de la isla es albergar el puente de mando del barco y las instalaciones para control de operaciones aéreas, el equivalente a una torre de control, por simplificar. En los portaaviones se diseñan muy pequeñas para quitar el mínimo espacio en cubierta de vuelo, pero en los LHD las islas son mucho más grandes pues deben albergan refugios para personal y salas para mando y control, partes esenciales en las operaciones anfibias.
Un helicóptero despega del USS Boxer. (Foto: Reuters)
La función del portaaviones es asegurar la superioridad aérea y el control del cielo en la zona donde opera. Es capaz de lanzar aviones de combate que eliminen las amenazas enemigas y bombarderos que apoyen a las fuerzas propias o destruyan instalaciones del enemigo en profundidad, pero no despliegan tropas. Esta es la función específica del LHD que se queda entre estos gigantes del mar y los barcos de despliegue anfibio. Su gran capacidad aérea y su tamaño les diferencia de otros barcos más pequeños y dedicados en exclusiva a operaciones entre mar y tierra de menor entidad, como los LSD, 'Dock Landing Ship' en inglés, de los que un buen ejemplo son los buques españoles de la clase 'Galicia'.
La parte interior se estructura con amplios (enormes) espacios multipropósito que se reparten en un hangar para las aeronaves y un garaje de carga ligera, situados justo por debajo de la cubierta de vuelo. Por debajo de estos hangares se sitúa el garaje de carga pesada y el elemento más característico de estos barcos: el dique inundable.
Interior del dique inundable del USS Iwo Jima. (Foto: Armada de EEUU)
El garaje de carga ligera alberga los vehículos ligeros y el material de la infantería. Debajo se sitúa el garaje de carga pesada donde se almacenan los vehículos blindados pesados incluyendo la dotación de carros de combate. Por motivos de equilibrio, en al ámbito naval siempre las cargas pesadas se estiban en las bodegas inferiores. El dique inundable es lo que permite a estos buques una capacidad, antes inexistente, para llevar a cabo operaciones anfibias y de desembarco.
El dique es realmente un muelle interior que se puede llenar y vaciar de agua. Inundado constituye un embarcadero donde se alojan lanchas de desembarco de diversos tamaños y vehículos anfibios de 'colchón de aire', los célebres 'hovercraft' denominados LCAC (Landing Craft Air Cushion) en la Armada estadounidense.
Hangar del USS Wasp. (Foto: Reuters)
Otro aspecto interesante son las instalaciones interiores para el personal, que incluyen un hospital de grandes dimensiones, tan solo superado por los buques dedicados a esa tarea. La razón para tener estas instalaciones en los LHD se debe al hecho de que, al desplegar fuerza anfibia, se involucran plenamente en los combates.
Un ejército en miniatura
El hospital también va en consonancia con su gran capacidad para albergar tropas. Un LHD puede llevar en su interior una unidad que se denomina MEU, 'Marine Expeditionary Unit'. Cada MEU forma una unidad compacta que dispone de todos los elementos necesarios para mantenerse en acción de forma independiente, desplegando de manera autónoma y con gran rapidez.
Un MEU, está formado por aproximadamente unos 2.000 marines, bajo el mando de un coronel y lo forma un batallón reforzado de infantería (Batallón de Desembarco), un escuadrón de aeronaves (helicópteros y Harrier), un grupo logístico y un Cuartel General de tamaño compañía (unos 100 efectivos). El Batallón de Desembarco constituye la 'fuerza' de la Unidad y cuenta con todo tipo de material, incluyendo un pelotón de carros de combate M1A1 Abrams (cuatro carros), entre 7 y 16 vehículos blindados de ruedas LAV, un pelotón de ingenieros con material pesado y vehículos de recuperación y construcción, una batería de artillería con ocho piezas de 155 mm M777 y diverso material, morteros pesados y ligeros, vehículos lanzamisiles, etc. Todo ello en unidades motorizadas de alta movilidad, para lo que cuentan con más de 60 Humvees.
Parte de un MEU. (Foto: Reuters)
El componente aéreo del MEU lo forma un escuadrón de helicópteros que incluye entre 4 y 6 AH-1Z Viper, la evolución más moderna y mortífera del famoso helicóptero Cobra, 3 helicópteros de transporte ligero UH-1Y Venon (equivalente muy modernizado a los AB-212 de la Armada española), 4 helicópteros pesados CH-53 Super Stallion, un enorme helicóptero de gran capacidad de carga y 12 aparatos V-22 Osprey, aeronave convertible capaz de despegar y aterrizar en vertical como un helicóptero y volar como un avión usando sus rotores móviles como hélices convencionales.
Por último, disponen de seis aviones AV-8B de despegue corto y aterrizaje vertical que se utilizan fundamentalmente en misiones de apoyo a las unidades en tierra, realizando misiones denominadas CAS (Close Air Support) y ataques de precisión, para lo que el Harrier sigue siendo un avión muy eficaz.
La guerra a cualquier parte
El conjunto forma una maquinaria perfectamente engrasada. En caso de conflicto, la capacidad militar de uno solo de estos buques, que no olvidemos siempre navegan acompañados de sus navíos de escolta, es muy grande. Pueden desplegar con gran rapidez y tomar una amplia porción de costa, manteniéndola en caso necesario hasta la llegada de refuerzos y cuando uno de estos LHD cargado de marines se une a un grupo naval con un portaaviones su fuerza se multiplica.
Esto es precisamente lo que está ocurriendo en el Golfo Pérsico. En la actualidad se encuentra operando en sus aguas el USS Boxer (LHD-4) con sus escoltas y barcos de apoyo a la vez que lo hace el grupo del portaaviones USS Abraham Lincoln (CVN-72), ambos como parte de la Quinta Flota estadounidense. Una más que importante concentración de poder militar.
Varios B-52H de las fuerzas aéreas estadounidense sobrevuelan el portaaviones USS Abraham Lincoln. (Foto: EFE)
Los Estados Unidos disponen de ocho LHD como el USS Boxer y todos ellos forman la clase Wasp. Se denominan del LHD-1 al LHD-8 y ninguno de ellos, pese a su gran tamaño, dispone de propulsión nuclear. Otra particularidad de estos barcos es su poderío para mantener operaciones aéreas continuadas. Esto se puso a prueba en el conflicto de Irak cuando, durante la Operación 'Iraqi Freedom' en 2003, los dos LHD allí desplegados actuaron en realidad como 'portaaviones de Harrier', manteniendo un tremendo ritmo de continuas salidas con operaciones de bombardeo de precisión.
Esta capacidad demostrada ha influido hasta tal punto en el diseño, que los dos siguientes buques construidos que deberían continuar la clase Wasp son muy diferentes. Se trata del USS América (LHA-6) y el USS Trípoli (LHA-7), con diferente denominación (LHA: Landing Helicopter Assault) y numeración. La nueva clase 'América' es en realidad un portaaviones de 45.000 toneladas para operar con helicópteros y con aviones VSTOL (tipo Harrier y F-35B) y por tanto no son tan eficaces como los Wasp para operaciones anfibias.
USS América (LHA-6). (Foto: Reuters)
De la clase 'America', sin embargo, solo se han construido esos dos mencionados sin dique inundable. Los siguientes (ya hay uno en astilleros) volverán a tener este muelle y por tanto recuperan la esencia de los LHD.
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