Hace varios días, el ministro de Exteriores saudí, Abel al Yubeir, manifestó en otra de las declaraciones estúpidas y arrogantes que le caracterizan que Arabia Saudí podría suministrar misiles antiaéreos portátiles a grupos “moderados” en Siria (es decir, Al Qaida y otros similares, que son moderados desde la óptica saudí).
En declaraciones a la revista alemana Der Spiegel, el ministro dijo que tales misiles permitirían a los grupos armados frenar los ataques de los helicópteros y aviones sirios. Naturalmente, él no citó que otro blanco real de estos misiles serían los helicópteros y aviones rusos que actúan en Siria.
Él tuvo en este sentido un desliz cuando comparó tal posible entrega con la de los misiles Stinger entregados por EEUU a los muyahidines afganos durante la guerra de Afganistán de la década de 1980 y afirmó que ellos habían producido un cambio en el equilibrio de fuerzas.
No cabe duda que aquella declaración fue interpretada por todos como una clara amenaza a Rusia. Sin embargo, la respuesta de ésta última no vino de forma directa, sino que se dejó intuir a través de entrevistas, artículos etc, donde quedó claro que Moscú tiene múltiples vías para castigar a Arabia Saudí por cualquier medida de agresión como la esbozada por Yubeir.
La más obvia, mencionada por algunos medios, sería apoyar con misiles antiaéreos del mismo tipo al Ejército yemení y Ansarulá, algo que tendría efectos devastadores para la campaña de agresión aérea saudí en Yemen. Cualquier tipo de ayuda técnica a los yemeníes tendría graves efectos para el Ejército saudí, ya empantanado en el país vecino.
Por otro lado, los avanzados y sofisticados aparatos rusos tienen diversos tipos de contramedidas electrónicas que pueden desviar y destruir ese tipo de misiles, como ha tenido lugar en el caso del tanque ruso T-90, que resulta invulnerable ante los ataques de misiles antitanque TOW.
Al final, sin embargo, serán los propios países occidentales los que impedirían a Riad efectuar tal entrega porque esto llevaría a que tales armas acaben, como todas las demás que se ha suministrado a los grupos “moderados”, en manos del EI o Al Qaida, y estos grupos los empleen para el derribo de los aviones occidentales, tanto militares como de pasajeros.
Se trata, pues, de otra amenaza hueca, como la de enviar tropas a Siria, y de un intento inútil más de desahogar la frustración que el régimen wahabí siente ante los avances del Ejército sirio, que han puesto fin a las ilusiones de Riad y de sus protegidos terroristas.
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