Esta situación ha empeorado después de la creación del actual acuerdo de coalición. Según Haaretz, los partidos ultraortodoxos, para los que la transparencia e independencia de la administración no es un objetivo prioritario, presionan para aumentar el número de cargos administrativos que controlan.
El periódico señala que el sector público israelí sufre de una notoria falta de eficiencia y muy baja productividad, que ha obligado al gobierno israelí a recurrir a subcontratistas para realizar diversas actividades, lo que le ha llevado a su vez a chocar con la federación sindical Histadrut que ha denunciado tales prácticas como una forma de “explotación”.
El Histadrut posee también cargos permanentes del sector público que piensan, sobre todo, en mantener sus empleos de forma permanente y esto ha producido nepotismo y otros vicios.
El periódico israelí cree que todos estos fenómenos están llevando a la entidad sionista a una situación similar a la de Grecia, donde el gobierno quedó paralizado y fosilizado y no fue capaz de responder a los desafíos de la situación, incluyendo el manejo de la importante deuda.
Esta situación de lucha entre los partidos políticos y la federación sindical por acaparar el poder dentro del gobierno y la administración y el creciente nepotismo y corrupción dentro de esta última, está destruyendo la eficiencia y el profesionalismo dentro de la administración. “Eso es por lo que el día en que nos convirtamos en una Grecia no está lejos”, afirma el periódico.
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