Dean Cheng / El ojo digital 26/02/2016 Deja un comentario
Beijing sube las apuestas: misiles tierra-aire en el Mar de China Meridional. (Foto: TED ALJIBE/AFP/Getty Images)
El gobierno de los Estados Unidos de América informó que China ha desplegado numerosas baterías de misiles tierra-aire (antiaéreas, clasificación HQ-9) en Isla Woody, Islas Paracelso, en el Mar del Sur de China. Se trata, en rigor, de una significativa maniobra militar que deja en claro que China está preparada para emplear fuerzas militares para respaldar su extensivo reclamo en el mar de referencia.
El Ejército Popular de Liberación (PLA) previamente había desplegado algunos de sus cazas de combate más modernos (es el caso de los J-11, versión doméstica del SU-27 ruso) a Isla Woody pero, en apariencia, tal iniciativa no observó un carácter permanente. El actual despliegue de misiles tierra-aire, en contrario, parece ser de largo plazo.
El HQ-9 es el equivalente chino del sistema ruso S-300/SA-10 SAM (del inglés, Surface-to-Air Missile), un sistema en extremo avanzado y eficaz, en comparación con su paralelo estadounidense Patriot. Su despliegue crea una zona de peligro con alcance de 125 millas en torno de las Paracelso, y determina un incremento de importancia en lo que hace a escala y capacidad de las fuerzas desplegadas en la región.
En tanto el caso de las Paracelso no es similar al registrado en las Spratlys (en donde China ha construído un número de islas artificiales), son parte de una disputa más importante, en relación al futuro del Mar del Sur de China.
Capturadas a Vietnam en 1974, las Paracelso continúan siendo una fuente de contención entre China y Vietnam, que ha rechazado la toma por parte de Pekín. En 1988l, China hundió tres embarcaciones vietnamitas que transitaban en aguas cercanas, subrayando su compromiso de retener tales islas.
Los chinos han presentado reclamo de soberanía de cara a una vasta área del Mar del Sur de China, compuesta por lo que se conoce como las ‘Nueve Líneas Punteadas’ (recientemente, revisadas a diez líneas). El área en cuestión incluye no solo a las Paracelso y las Spratlys, sino también al Banco Macclesfield y al Arrecife Mischief, así como también al grupo de islas Pratas (en la actualidad retenidas por Taiwan). A criterio de administrar estos territorios dispersos, los chinos dieron empuje a la ciudad de Sansha, en Isla Woody -en 2012, la zona adquirió rango de prefectura, con autoridad sobre la totalidad de las islas. Más aún, los chinos han buscado tratar a la región -que incluye vías críticas para el tránsito marítimo, por donde se movilizan US$5.3 billones en mercaderías al año- virtualmente como aguas territoriales de su propiedad.
Repetidamente, los navíos militares chinos han buscado defender estos reclamos de corte expansionista. En 2009, por ejemplo, fuerzas chinas interfirieron con las operaciones del navío estadounidense USNS Impeccable y otros. A principios de año, el EI USS Curtis Wilbur, en lo que representó un acto de navegación en aguas abiertas, zarpó en cercanías de Isla Woody para subrayar el compromiso de EE.UU. en lo que hace a la libertad de los mares.
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