La traición de Egipto a la URSS: los MiG-23 que terminaron en manos inesperadas
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Durante la Guerra Fría, la Unión Soviética era conocida por solidarizarse con los países en vías de desarrollo y entregarle equipos de defensa a precios muy accesibles. Egipto fue uno de los socios que más se benefició de esas ayudas, hasta que una drástica decisión del Cairo cambió las cosas para siempre.
Egipto tuvo una turbulenta historia en el plano político durante la Guerra Fría. Tras el derrocamiento de su monarquía alineada con el bloque capitalista en 1952, el país árabe surgió como un nuevo aliado de la URSS.
Tanto fue así que, gracias a los grandes envíos de cazas MiG-15 y bombarderos IL-28 de la Unión Soviética a la nueva República Árabe de mediados de la década de 1950, las Fuerzas Aéreas de Egipto pronto pasaron a ser de las más potentes del mundo en aquella época.
Y es que la ayuda soviética era generosa en precio como en cantidad, a menudo hasta el punto de cancelar la deuda por dificultades de pago. Sin embargo, aun así las fuerzas egipcias no lograron vencer a su entonces odiado vecino, Israel, con el armamento ruso en las múltiples guerras que surgieron entre ambos bandos debido una mala táctica de guerra.
No obstante, la URSS siguió enviando armamento a Egipto, a pesar del rumbo antisocialista que el país tomó en 1970 desde la llegada al Gobierno del presidente Anwar Sadat. Especialmente, de cara a la guerra de Yom Kipur en la que El Cairo volvía a enfrentarse a su acérrimo enemigo en octubre de 1973.
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Por eso, en busca de nuevos aviones de combate que pudieran competir mejor con los F-4E Phantoms israelíes, El Cairo adquirió el MiG-23 soviético, un nuevo caza de tercera generación que podría superar al F-4 con sus sofisticados sensores y sus misiles aire-aire. Y Egipto fue el segundo país después de Siria en recibir los aviones. Pero la república árabe, en un drástico giro hacia EEUU y sus aliados, llegó al punto de compartir el MiG-23 con Washington.
En un principio Sadat negó haber enviado unidades de MiG-23 a Estados Unidos, hasta que la realidad lo puso contra las cuerdas. Esto es lo que relató en sus memorias el que fue jefe del Estado Mayor, Saad Shazly, tras ser despedido y exiliado de Egipto:
"Cuando a finales de la década de 1970 empezaron a surgir informes de que Sadat había llegado a entregar cuatro aviones de combate MiG-23 a Estados Unidos, Egipto lo negó con indignación. El 26 de abril de 1984 la muerte del general de la Fuerza Aérea de EEUU Robert Bond mientras pilotaba un MiG-23 confirmó el secreto que el propio Sadat se había avergonzado de confesar ", explicaba Shazly.
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Las consecuencias de que el fiel aliado de la Unión Soviética hubiese enviado este caza de última generación a su enemigo fueron mucho más allá de Oriente Próximo. Los MIG-23 fueron desplegados por Occidente en todo el espacio socialista, de manera que las defensas de muchos de estos países quedaron severamente afectadas.
Hoy en día el MiG-23 permanece en servicio en muchas unidades de reserva rusas, y sus variantes actualizadas siguen desplegándose en algunos de los antiguos clientes de la antigua Unión Soviética, como son Siria, Corea del Norte y Etiopía.
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