Banderas de Estado Islámico ondean en una avenida de Mosul
En el aniversario de la caída de Mosul, hoy bastión iraquí del califato de los yihadistas, EE.UU. ve más difícil que nunca su reconquista tras la pérdida de Ramadi hace apenas un mes. De hecho, Washington no lo ve realista hasta 2016. Para ello, Estados Unidos prevé establecer una nueva base militar en Anbar, región de la que es capital Ramadi, donde enviaría 450 efectivos del Ejército estadounidense, según ha publicado «The New York Times». Estas tropas, que se sumarían a los 3.000 militares -incluidos instructores y asesores- que actualmente están desplegados en Irak, llegarán previsiblemente a principios de verano que irán destinadas a entrenar a milicias suníes junto al Ejército iraquí.
Pero pese a la importancia estrátegica de Ramadi, Washington lo considera un previo paso para la liberación de Mosul, la segunda ciudad más poblada de Irak y desde donde Abu Bakr al Bagdadi proclamó su califato. Así, el Comando Central de EE.UU. ha hecho énfasis en que su liberación depende de la respuesta del Ejército iraquí al entrenamiento estadounidense, después de las críticas recibidas por su débil resistencia ofrecida en la pérdida de ambas ciudades.
Según recoge el portal norteamericano de línea conservadora «PJMedia», algunos expertos han sugerido que la caída de Ramadi demuestra que fue un error estratégico de EE.UU. destinar el grueso de la ofensiva aérea en Mosul.
Por un lado, el Comando Central consideró la necesidad inmediata dedar un golpe al Estado Islámico recuperando Mosul, poniendo esta primavera como posible fecha para su liberación, al tiempo que pretendía defender Ramadi en el frente occidental. En Mosul, capital de la provincia de Nínive, se encuentra la refinería de Baiji, un importante complejo petrolero. Y por ello, se debían orientar los ataques primordialmente a este bastión yihadista.
Sin embargo, funcionarios del Departamento de Estado han llevado la contraria a esta hoja de ruta inicial, poniendo de relieve la importancia estratégica de la provincia de Anbar, en el oeste de Irak. El cambio de paradigma se produce porque esta región es hogar de muchas de las tribus suníes de Irak, cuyo apoyo se antoja decisivo.
Por ello, intentar aunar fuerzas con los suníes cobra fuerza en una futurible ofensiva contra Estado Islámico, vista la debilidad del Ejército de Bagdad, que necesitaría recobrar la confianza y efectivos primero antes de intentar recuperar la segunda ciudad más poblada del país, Mosul, que antes de la caída en manos del EI tenía cerca de dos millones de habitantes. Igualmente, Ramadi, capital de la provincia de Anbar y llave al desierto iraquí, está a poco más de 100 kilómetros de Bagdad y la provincia limita con Arabia Saudí y Jordania, dos importantes miembros de la coalición contra el EI.
Sea como fuere, Obama parece no tener seguro a corto plazo un Ejército iraquí competente con el que reconquistar Mosul, y parece que ni siquiera podrá con Ramadi, de menor importancia para Estado Islámico, pero clave en la estrategia de establecer el califato.
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