Un modelo a escala de la lanzadera que está construyendo Airbus. DJALLAL MALTI AFP
A por SpaceX. A los cohetes Ariane de Airbus les ha salido un competidor, SpaceX, que además, aboga por el bajo coste. El sector aeroespacial se abre a nuevas empresas y las tradicionales se ven obligadas a cambiar sus estrategias, ritmos de trabajo y tecnologías para no perder el liderazgo. Después de cinco años de silencio, Airbus acaba de dar a conocer su último proyecto de I+D: lanzaderas con motores reutilizables que reducen el precio de poner satélites en órbita. Se trata de dos proyectos diferentes. El más avanzado, relacionado con motores de propulsión atmosférica, podría materializarse entre 2025 y 2035, según explica a Efe un portavoz de la división espacial de Airbus. El segundo es todavía más futurista y más complejo porque se refiere al módulo superior de la lanzadera, el encargado de colocar en la órbita adecuada el satélite, cuya reutilización necesitaría jugar con una fase de espera en el espacio.
Reutilizable. Un equipo de ingenieros en la planta de Mureaux, en la región de París, ha desarrollado un demostrador, bautizado como Adeline, que se presenta como el módulo inferior del cohete con dos pies. Su gran novedad es que una vez que ha soltado el módulo superior -en el que va el satélite camino de su órbita-, es capaz de volver a posarse en tierra intacto mediante un aterrizaje similar al de un avión, en lugar de destruirse -como ocurre ahora- al caer al mar. La clave son unas hélices que se despliegan en «Adeline» durante la fase balística, mediante las cuales adquiere el aspecto de un dron muy particular. Ese módulo recuperado, junto con sus costosísimos motores, podría ser utilizado entre una decena y una veintena de ocasiones. Así, el costo de cada lanzamiento de satélites se reduce en torno al 30 %.
Remolcador. El segundo proyecto de Airbus consiste en un remolcador que, una vez que ponga al satélite en su correcta posición, se quede en órbita a la espera de la siguiente operación, es decir, de otro cohete que le enviaría un nuevo satélite y el combustible. La ventaja es que evitaría tener que enviar cada vez al espacio el motor de colocación en órbita. La compañía, en cualquier caso, no confía en poder concretar esta innovación hasta después de 2035 porque para que la reutilización sea rentable lo principal es tener una cadencia de lanzamientos más elevada que la actual.
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