El extraordinario búnker construido por EEUU para el día del apocalipsis financiero
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Escrito por: Carlos Salas (colaborador de idealista news)
30 noviembre 2015, 10:50
En 1969, en plena Guerra Fría, el gobierno de los EEUU decidió construir un refugio atómico para que su banco central pudiera guardar miles de millones de dólares y mantener las comunicaciones en caso deapocalipsis nuclear.
Ahora no se habla de amenaza nuclear pero en los años cincuenta y sesenta era uno de los mayores temores mundiales. Las naciones hacían experimentos con explosiones nucleares y se amenazaban con misiles.
Fue entonces cuando el gobierno de EEUU bajo el mandato de Nixon decidió que su banco central (la Reserva Federal) tuviese un bunker en caso de guerra atómica. Se eligió una pequeña localidad del estado de Virginia llamada Culpeper. Allí se enterró un inmenso complejo de hormigón de 45.000 m2 y se le llamó oficialmente el Centro de Registro y del Sistema de Comunicaciones de la Reserva Federal.
El complejo estaba construido bajo tierra. Apenas asomaba una modesta estructura de hormigón sobre el paisaje. Las autoridades decidieron guardar allí, por si acaso, 4.000 millones de dólares en billetes. Hoy no es una cantidad muy grande considerando lo que se mueve en ese país, pero entonces era una verdadera pila de dinero.
Para 400 ‘supervivientes’
En su tiempo, se consideró que el búnker de Culpeper era el mayor almacén de dinero del mundo. No solo serviría para guardar dinero sino que la idea era mantener un sistema blindado de comunicaciones en caso de ataque soviético. Si esto sucedía, un grupo de empleados y sus familias serían trasladados al bunker de Culpeper a sobrevivir y mantener el sistema financiero (o lo que quedase vivo).
En el búnker se instaló el más moderno sistema de comunicaciones del momento –llamado FedWire–, y se comunicaría con los bancos más importantes del país para asegurar los intercambios de dinero. Lo que no estaba claro es cómo iba a operar si todo el país amanecía laminado por las bombas nucleares.
Pero allí está. El búnker costó en su tiempo 6 millones de dólares y poseía su propia potabilizadora de agua, su sistema de generación de electricidad autónomo, y comida congelada o enlatada para un mes de vida para 400 empleados.
Sólo habría 200 camas, pero ello se debía a que los planificadores habían pensado en un sistema de “camas calientes”, en el cual siempre hubiese un turno en pie y trabajando.
Un almacén de lujo
También tenía un sistema de autodefensa con armas, un helipuerto y refrigeradores para congelar los cadáveres que no pudieran ser enterrados de forma natural.
Como no pasó nada en los 70 y los 80, los sucesivos gobiernos de EEUU lo emplearon como un sistema de comunicaciones de las transacciones de los 5.700 bancos norteamericanos. En los 70 se decía que su sistema informático procesaba 25.000 mensaje a la hora, algo que hoy solo produce risa.
A principios de los 90, viendo que la Unión Soviética había dejado de existir y de ser un problema grave, la Reserva Federal abandonó el edificio y lo donó a la Biblioteca del Congreso de los EEUU. Hoy el búnker guarda registros de películas y programas de TV.
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