Vía: Ciudad Futura.
Hace 40 años se produjo un hecho fuera de serie en la carrera espacial: la Unión Soviética y los Estados Unidos realizaban la primer misión tripulada conjunta de la historia. A contrapelo del contexto político signado por la Guerra Fría, la misión implicó una estrecha colaboración técnica que tuvo que lidiar con numerosos desafíos muy específicos para garantizar la misión. La propuesta comenzó a ser explorada en 1969, año clave en la historia de la exploración espacial. Los EUA habían cumplido el objetivo de llevar sano y salvo a un ser humano a la Luna, y le ganaron de mano a los soviéticos. La URSS iniciaba la era de la permanencia ininterrumpida en el espacio, con el lanzamiento de la primer estación espacial de la historia.
Ambas naciones estaban transitando por la etapa madura de la exploración espacial: los EUA iniciaron su programa de estaciones espaciales, pero el mismo quedó trunco por la misma razón que lo fue el programa Apolo. De hecho, para la NASA esta sería la última misión de las naves construídas para la carrera lunar.
La URSS comenzaba a explotar las formidables capacidades de las naves Soyuz, que también nacidas para llegar a la Luna, ahora serían las responsables de hacer de la órbita terrestre un hábitat permanente para cosmonautas soviéticos y rusos. Superados los aspectos estrictamente políticos para establecer la misión, los desafíos técnicos iban a ser incluso mayores a los precedentes.
La nave Soyuz en un curioso esquema visual verde. El color de la nave fue cambiado por los requisitos ópticos de los sistemas norteamericanos que requerían que los astronautas identificaran a la nave soviética visualmente. El sistema soviético por el contrario, era totalmente automático, aunque también disponía de sistemas ópticos que se utilizan en acoplamientos manuales. Vía: NASA The Commons.-
El esquema de maniobra orbital y acoplamiento partían de conceptos y tecnologías distintos, las atmósferas de las naves eran incompatibles e incluso el registro de la duración de las misiones se realizaba en forma distinta por soviéticos y norteamericanos. Por no mencionar las barreras idiomáticas, que no sólo abarcaban a los tripulantes de las naves, sino a los equipos técnicos de ambos países. Todos estos aspectos fueron superados, demostrando las capacidades conjuntas y cuan positivo es la colaboración en materia espacial. La misión fue un éxito, y lamentablemente no fue continuada. Sin embargo hoy día se evalúe esta pionera misión como clave de los tiempos actuales en los que la Estación Espacial Internacional es una realidad. Así son presentados una serie de videos que la agencia espacial rusa Roscosmos y la NASA han publicado estos días para conmemorar la misión.
Así entonces los cosmonautas soviéticos Alexéi Leonov y Valery Kubásov y los norteamericanos Thomas Stafford, Donald Slayton y Vance Brand se encontraron en órbita y llevaron una exitosa misión conjunta de 44 horas en las que
En los mismos se aprecia la valoración de los años pasados, y de su significado actual. Hay entrevistas a los hacedores de esta misión, y muchísimo material documental que merece ser conocido, especialmente por su riqueza anecdótica.
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