domingo, 19 de abril de 2020

La supercavitación iraní






Misil de supercavitación ruso Shkwall (Escualo) 

EL AGUA OPONE mucha resistencia a cualquier cuerpo que quiera desplazarse en su interior. El fenómeno de la supercavitación, sin embargo, se ha convertido en un poderoso aliado de cualquier cuerpo que quiera desplazarse a gran velocidad en el agua. La supercavitación permite que dicho objeto, por ejemplo un misil, viaje entre el agua dentro de una burbuja de gas de baja densidad. La supercavitación minimiza la superficie húmeda del cuerpo en movimiento.

Cuando un fluido se mueve rápidamente alrededor de un objeto, la presión en el flujo disminuye, especialmente en el lado trasero del cuerpo. Conforme aumenta la velocidad, se llega a un punto donde el fluido experimenta un cambio de fase y se vuelve gas, vapor de agua. Cuando la presión del agua ya no es suficiente para mantener juntas las moléculas que componen el líquido, éstas se disocian formando gas.

La cavitación o aspiración en vacío es un efecto hidrodinámico negativo y una gran preocupación para la ingeniería naval. Cuando el agua o cualquier otro fluido pasa a gran velocidad por una superficie con una artista afilada, produce una descompresión del fluido en la zona de la arista. Si alcanza la presión del vapor del líquido a la temperatura del líquido las moléculas que lo componen cambian inmediatamente de estado líquido a vapor y las burbujas viajan a zonas de mayor presión e implotan. El vapor regresa al estado líquido de manera súbita, aplastándose, produciendo una estela de gas y un rápido desgaste de la superficie que origina este fenómeno.



Es evidente que los cohetes de largo alcance capaces de alcanzar capitales europeas tienen una misión destructiva y que los misiles submarinos que ya alcanzan los 360 km/h tienen como propósito vestir sus cabezas con ojivas nucleares tácticas

Si se exagera el fenómeno, supercavitación, es lo que pensó Mijail Merkulov del Instituto de Hidrodinámica de Kiev, se obtiene un aliado para facilitar la navegación de objetos, por ejemplo un misil, que quieren viajar dentro del agua a gran velocidad. En 1977 la Unión Soviética presentó en sociedad el Shkvall que lograba superar debajo del agua los 500 km/h y un alcance de 8 km. En la década de los 90 sucesivas versiones del Shkvall (escualo) alcanzaron los 800 km/h y un alcance que supera los 200 km. Los Shkvall se propulsan con motores cohete de combustible sólido y reutiliza parte de los gases de combustión del motor para redirigirlos a la zona del morro donde se encuentran varias salidas de gases que sirven para aumentar de manera significativa el volumen de gas necesario para envolver el misil/torpedo. Las últimas generaciones de Shkvall incorporan el sustancioso complemento de navegación dirigida para garantizar que se hace diana.

Es el mismo sistema que han probado los iraníes en las maniobras “El Gran Profeta” que se celebran en estos momentos en el Golfo Pérsico por el ejército iraní. Han probado un misil submarino que alcanza los 100 m/s y también, los misiles tierra/mar Kowsar, los misiles tierra/aire Misaq, los cohetes de largo alcance Shihab II, helicópteros artillados con misiles, lanzadoras móviles de misiles antiaéreos, aviones de reconocimiento sin piloto… No faltan los especialistas que en lugar de apuntar a Moscú como la potencia autora de la transferencia tecnológica, señalan a la empresa alemana DIEHL BGT Defence propietaria del misil/torpedo Barracuda que obtiene un extraordinario provecho de la supercavitación con rendimientos de 800km/h.

"Las maniobras militares constituyen un mensaje de paz para la región y sirven para evaluar el nivel de disposición de las fuerzas iraníes en la defensa de la patria así como los logros de nuestra industria bélica". Son palabras del almirante Murtada Safary, comandante en jefe de la marina de la Guardia Revolucionaria Iraní (GRI), que añaden tensión a la inquietud.

Es evidente que los cohetes de largo alcance capaces de alcanzar capitales europeas tienen una misión destructiva y que los misiles submarinos que ya alcanzan los 360 km/h tienen como propósito vestir sus cabezas con ojivas nucleares tácticas. Los misiles rusos Shkval en sus últimas versiones, que alcanzan por debajo del agua objetivos situados a 500 km, disponen de cabezas de guerra (ojiva nuclear táctica).

Es más que probable que el objetivo primordial de Irán sea borrar Israel del mapa, de manera “simple y sin sobresaltos”, con el arma nuclear, en palabras de Ahmadineyad, el belicoso presidente iraní. Irán busca desesperadamente lograr el reconocimiento que necesita el chiísmo, una corriente minoritaria, en un mar islámico suní. Es cierto, muy cierto, que Irán está sobrecogida por el cerco al que está siendo sometida por las fuerzas de la coalición y por Estados Unidos.

Irán es el salchichón, con toda la razón, de un inmenso bocadillo de bases de los Estados Unidos. Al este, en Afganistán, Estados Unidos tiene desplegados más de 17 mil hombres en tres bases, Bagram, Kandahar y Shindand. En Pakistán EE UU tiene en la frontera con Irán otras tres bases, Shahabaz, Dalbandin y Jacobabad. En el Oeste está Irak donde los Estados Unidos dispone de más de 130 mil hombres. En el norte en las repúblicas exsoviéticas de Asia Central, Estados Unidos tiene bases en Tayikistán, Kazajastán, Turkmenistán. En el Sur, Estados Unidos tiene bases en Qatar y Arabia Saudí.

Los israelíes, que ya destruyeron la planta nuclear de Irak, Osirak (de Chirac, literalmente), puede actuar en defensa propia antes que sea demasiado tarde, destruyendo las instalaciones nucleares iraníes, algunas a cielo abierto otras excavadas en las montañas. El tiempo corre contra Israel, nadie sabe mejor que Israel que no estamos ante un conflicto de civilizaciones sino ante una ataque salvaje y despiadado a la civilización, ante un ataque enloquecido de la yijá islámica contra la civilización. ¿Se le puede pedir a Israel, sobre el que pesa la amenaza de su destrucción reiteradamente formulada por el Presidente de Irán, que se cruce de brazos y espere a que el Consejo de Seguridad resuelva?

A los que habitamos el Planeta Tierra nos está costando y mucho, sirva de colofón, reponernos de la caída del muro de Berlín y de la desaparición de la Unión Soviética. Las distintos rostros de la guerra han encontrado el modo de expanderse por toda la faz de la Tierra. El caso iraní no es un caso sencillo.


El día 6, jueves, más | ANTONIO YUSTE


No hay comentarios:

Publicar un comentario