domingo, 23 de junio de 2019

El contrato de las fragatas de EEUU al que aspira Navantia podría retrasarse un año


La fragata Méndez Núñez, en una imagen de archivo.



ALEJANDRO MARTÍN

21 Junio, 2019 - 07:15h


La adjudicación del programa de las 20 nuevas fragatas FFG (X) para la Marina de Estados Unidos, cuya resolución está prevista para 2020 y en el que Navantia parte como uno de los favoritos, podría retrasarse más de un año si prospera una ley proteccionista aprobada el pasado miércoles en el Congreso.


En su redacción actual, la norma retiraría la financiación al programa si la armada de EEUU elige un diseño que incorpore componentes fabricados en el extranjero en varios subsistemas críticos como la propulsión.



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La marina ha advertido que esta medida implicaría un retraso de un año, como mínimo, así como un incremento de los costes en decenas de millones de dólares, según el portal especializado Defense News. La ley aún debe ser aprobada por el Senado y refrendada por el presidente Donald Trump.




Navantia, que concurre a esta licitación en consorcio con el astillero General Dynamics Bath Iron Works, está muy bien posicionada después de que en 2018 recibiera el encargo de diseñar la familia de fragatas FFGX tomando como base la clase F-100. También fueron preseleccionados el astillero italiano Fincantieri, Austal USA, Lockheed Martin y Huntington Ingalls Industries, que remitirán sus propuestas en los próximos meses.


Las aspiraciones de la empresa naval ya sufrieron un revés con la polémica por la retirada de la fragata Mendez Núñez del grupo de combate del portaaviones Abraham Lincoln, para evitar su involucración en la crisis en el Golfo Pérsico.



Precisamente, el buque de la Armada navegaba con la flotilla del Abraham Lincoln para mostrar las bondades de su diseño, tal y como recogía la prensa especializada estadounidense a principios de año. La singladura también iba a servir para celebrar el quinto centenario de la vuelta al mundo de Fernando de Magallanes y Juan Sebastián de Elcano.


La auténtica clave de este proyecto es la calidad de la la clase F-100 que, entre otras ventajas, puede ser equipada con el sistema de combate Aegis, desarrollado en Estados Unidos y considerado el más potente en estos momentos. La calidad contrastada de este buque llevó al Gobierno australiano a encargar tres buques, de los cuales ya se han botado dos, el Brisbane y el Hobart, con gran éxito.



El hecho de que sea un modelo desarrollado, con unidades en servicio en varias armadas, constituye una de las principales virtudes para Washington. Al no tener que partir de cero, el encargo supondría un ahorro económico y de tiempo para Estados Unidos, acortando los plazos de entrega y reduciendo el desembolso presupuestario.

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