Por Linda Yang; traducido por Laura Castro
31 de octubre de 2017
Foto cortesía de la NASA.
Anousheh Ansari emigró a los E.U. desde Irán y dado que no hablaba inglés, creyó que no tendría oportunidad de convertirse en astronauta de la NASA. Aquí le cuenta a Broadly su travesía para convertirse en la primera mujer exploradora espacial privada.
En 1984, Anousheh Ansari era una adolescente que acababa de emigrar a los Estados Unidos desde Irán con el sueño de toda la vida de explorar el espacio. Como una joven de 16 años que no hablaba inglés, creyó que no tendría oportunidad de convertirse en astronauta de la NASA. Pero hoy, Ansari es una ingeniera y empresaria altamente exitosa radicada en Texas —y la primera exploradora espacial privada—. También es la primera mujer en autofinanciarse un viaje al espacio, culminando en su viaje a la Estación Espacial Internacional con el programa espacial ruso en 2006.
Broadly habló con Ansari, quien también es la primera astronauta de ascendencia iraní, sobre su viaje alrededor de la Tierra y el futuro de la exploración espacial.
¿Qué te hizo desear ir al espacio en primer lugar?
ANOUSHEH ANSARI: Ha sido mi sueño desde la infancia. Me fascinaban las estrellas y pensé en cómo podía ir al espacio y experimentarlo por mi misma. Siempre pensé que no sabía cómo lo lograría, pero me convertiría en astronauta. En ese momento, creí en ello y, finalmente, con mucha suerte y trabajo duro, lo hice realidad.
¿Alguna vez pensaste que serías la primera mujer civil en ir al espacio?
No tenía idea. Y para ser honesta, si fuera la centésima mujer civil en ir al espacio, habría ido y lo habría disfrutado exactamente igual. Para mí, no se trataba de ser la primera en nada, sino más bien de la experiencia real de hacer lo que hice.
Ansari (centro) con unos estudiantes en el Museo Nacional de Matemáticas. Foto cortesía del Museo Nacional de Matemáticas.
¿Qué entrenamiento es necesario para visitar la Estación Espacial Internacional?
El entrenamiento es bastante riguroso. Pasé casi un año entrenando, en su mayor parte en Rusia. Tuve mucho entrenamiento físico y entrenamiento en el aula, para aprender cómo abordar la cápsula y la estación espacial, cómo operan las tripulaciones espaciales, qué hacen, cómo reparar cosas si hay una falla. También me dieron un intenso entrenamiento en supervivencia. Además tuve que aprender ruso. El entrenamiento era diario de 7 am a 7 pm, con diferentes clases, interacciones y simulaciones.
¿Cómo terminaste autofinanciando tu viaje?
Tenía este sueño, pero mi vida y mi carrera tomaron un camino distinto. Cuando llegué a los Estados Unidos, no hablaba inglés. Ni siquiera era una ciudadana estadounidense. Aquí estaba con 16 años y no veía posibilidad alguna de entrar a la NASA. Nací en Irán y en ese momento, las relaciones [entre E.U.] e Irán no eran nada buenas. Tomé el camino de la ingeniería y la informática, que terminó siendo el camino correcto para mí. Esto me llevó a ser una ingeniera exitosa y luego una empresaria exitosa a través de una compañía de construcción y otra de ventas.
Después de eso, pude comenzar a enfocarme en lo que quería hacer, que era ir al espacio. Entre mis dos compañías, en la que estoy ahora y la anterior, me tomé un tiempo para concentrarme en mis pasiones y sueños, los cuales mantuve vivos todo el tiempo. De hecho, el primer paso fue la financiación de un proyecto de ley, que de alguna manera fue el inició de toda la industria espacial privada, la cual ahora es una próspera industria de más de 100 mil millones de dólares. Estoy muy orgullosa de ser parte de eso. A partir de ahí, mi participación en la comunidad espacial me permitió ir, volar y participar en el programa espacial ruso.
¿Cómo fue tu experiencia al emigrar a los Estados Unidos?
La revolución iraní sucedió en 1979. Yo emigré después en 1984, durante la guerra [iraní] con Irak. Así que vi mi mundo entero cambiar siendo una niña y fue bueno poder venir a un país donde sentía que tenía muchas oportunidades. Estaba muy agradecida por todas las increíbles oportunidades para poder estudiar. Me sorprendió que hubiera tantas formas diferentes de pagarme la escuela: Había ayuda financiera, préstamos estudiantiles, becas. Fue genial vivir en un lugar donde recibía tanto apoyo y, más que nada, donde aprendí sobre mis derechos —que puedo hacer básicamente cualquier cosa que mi mente me dicte.
¿Crees que los inmigrantes de hoy en día reciben el mismo apoyo que tú recibiste?
La gente habla de la tierra de las oportunidades. Yo he vivido esa vida aquí, y espero que este país siga siendo así en el futuro. Espero que les permitan a los nuevos inmigrantes venir aquí en primer lugar. Y también que les den las mismas oportunidades. Si te fijas en la historia de este país, fue construido con el esfuerzo de mucha gente que emigró aquí. Todos ellos contribuyen de manera positiva con la sociedad y las comunidades de las que forman parte.
¿Qué esperabas sacar de tu viaje personal al espacio?
Más que cualquier otra cosa, lo que quería era cumplir mi sueño. Es como alguien que quiere escalar el Monte Everest y ese es el sueño de toda su vida. Es algo sin lo cual sentí que mi vida no estaría completa. Creo que tener esa experiencia me dio algunas respuestas: ¿Por qué estoy aquí? ¿Cuál es mi propósito en el universo? ¿Por qué estoy aquí en el planeta Tierra? Además, siempre me ha fascinado la cosmología y cómo se formó el universo y hacia dónde va. Y estar en el espacio me dio una mejor apreciación y comprensión de todo ello.
Ansari sostiene una planta cultivada en el Módulo de Servicio Zvezda de la Estación Espacial Internacional. Foto cortesía de la NASA.
¿Cuál fue la parte más sorprendente de tu experiencia?
Te entrenas mucho y los detalles del viaje son mucha práctica y simulación. Así que no puedo decir que hubo sorpresas, excepto que fue mejor que cualquier cosa que hubiera podido imaginar. Pensé que estaba preparada mentalmente para ello, pero estaba asombrada e impactada por lo hermoso que es nuestro mundo. Fue una experiencia agradable y recuerdo que, en el primer momento en que vi la Tierra, tuve un sentimiento emocional profundo de que la vida la emula. Es un planeta que está vivo; tiene calor y energía, y me hizo llorar y reír al mismo tiempo. Fue una loca mezcla de emociones.
¿Cuál es la importancia de los programas espaciales, y te sentiste preocupada por su futuro?
Hasta hace pocos años, cuando querían recortar el presupuesto, el programa espacial sufría muchos recortes porque la gente no entiende lo importante que es. Mucho de lo que hago es tratar de abogar e informar a la gente de por qué el espacio es tan importante, por qué la investigación es importante para el futuro de la humanidad. El poder viajar al espacio no se trata sólo de viajar hasta el espacio. Se trata de aprender sobre nosotros mismos, sobre el origen de la vida, del origen de nuestro planeta, y de entender mejor nuestro medio ambiente y nuestro planeta. Y así ser capaces de preservarlo. A veces pienso que la nueva administración no quiere las pruebas científicas y los datos. Cuando tienes imágenes de los satélites en el espacio del hielo derritiéndose, el deshielo se convierte en un hecho irrefutable. Espero que no le suceda al programa espacial lo mismo que le sucedió a la Agencia de protección Ambiental (EPA).
¿Te consideras un modelo a seguir?
Espero serlo. Me considero una narradora de historias y sé que las historias tienen impacto en sus receptores. Le cuento a las personas la historia de mi vida y las dejo usar cualquier parte de ella que resuene con ellas. Ya sea para ayudarlas a tomar una decisión difícil o para superar una situación difícil. Siempre ayuda hablar con alguien que ha experimentado algo similar a ti o algo extraordinario que te inspire. Trato de usar mi historia de vida para que la gente elija lo que necesite para inspirarse y salir adelante.
Publicado originalmente en VICE.com
https://www.infobae.com/america/vice/2017/10/31/conoce-a-la-primera-mujer-en-financiar-su-propio-viaje-al-espacio/
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