© ADEK BERRY Imagen de archivo de una cabina.
La hipótesis de que la tripulación del Airbus A 320 estrelló el avión de forma voluntaria fue sugerida el miércoles como una potencial opción por Rémy Jouty, responsable del BEA (oficina de investigación de accidentes aéreos), durante su conferencia de prensa por la tarde. En ese momento, sin embargo, esa sugerencia fue presentada como una posibilidad si se descartaban otras hipótesis.
Uno de los dos pilotos del A320 de Germanwings que se estrelló el martes en los Alpes franceses se encontraba fuera de la cabina en el momento del accidente y no logró volver a entrar pese a acabar golpeando la puerta con insistencia, según ha publicado The New York Times esta noche en su página web.
Jouty explicó concretamente que la trayectoria seguida por el avión “no es compatible con un avión controlado por los pilotos”. Tampoco, añadió, “con un avión controlado por el piloto automático”. Por tanto, si el Airbus era manejado conscientemente hasta el final por los pilotos en su descenso, algo que no precisó, solo hubiera seguido esa trayectoria en caso de un accidente provocado.
En efecto, los expertos ya habían señalado desde el martes, horas después del siniestro, que el avión tuvo que iniciar el descenso de forma deliberada por parte de la tripulación. Lo que no eran capaces de interpretar era por qué había mantenido esa pérdida de altitud durante diez minutos hasta que el avión se estrelló.
La información difundida ahora por The New York Times aporta la posible respuesta. Entre las explicaciones de Jouty no hubo ninguna que pudiera contradecir la versión del diaro norteamericano. Por el contrario, una de las teorías que manejó es compatible con la descripción que hace el periódico. Si ésta se confirma, también quedaría aclarada una de las grandes incógnitas de estos días: la falta de respuestas desde el avión a los controladores de Aix-en-Provence que llamaron reiteradamente al Airbus en cuanto vieron que hacía un descenso anormal.
Los expertos coinciden esta mañana en comenzar a manejar como potenciales opciones “el suicidio o un acto violento de carácter terrorista”. Las últimas noticias sobre este caso recuerdan el siniestro ocurrido en 1999 en Estados Unidos, cuando un avión de EgiptAir se precipitó al mar con 217 personas a bordo. En esa ocasión, se manejó la hipótesis de un accidente deliberado por parte del comandante.
Ninguna fuente oficial en Francia había confirmado hasta media mañana la información del diario estadounidense. Citando a una fuente que “ha tenido acceso a la grabación de datos” (a la caja negra), la agencia France Presse asegura: “Al inicio del vuelo, se escucha a la tripulación hablar normalmente. Después se escucha un ruido de uno de los asientos (de un piloto) desplazándose hacia atrás. Una puerta se abre y se cierra. Unos ruidos indican que se llama a la puerta. No hay conversaciones hasta el momento del impacto”.
De otra parte, y de nuevo si se confirma la información del Times, quedaría claro que las medidas para proteger el acceso a la cabina del avión pueden volverse en contra. Esas medidas se establecieron tras los atentados del 11-S en Nueva York. Todos los aviones deben poder bloquear y blindar la entrada en la cabina. Airbus desarrolló su propio sistema.
Si el o los ocupantes de la cabina pierden el conocimiento, se puede acceder desde el exterior mediante una clave. Pero si uno o los dos pilotos bloquean a través de una clavija la puerta, es imposible entrar. La investigación tendrá que dilucidar si el único piloto que se quedó en la cabina bloqueó, en efecto, el sistema para que nadie pudiera entrar.
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