© Foto : Russian Space Systems
Hace 70 años, el 25 de septiembre de 1949, la Unión Soviética ensayó el misil balístico R-2. Este sistema de misiles táctico-operativo fue el primero en la URSS que se produjo en serie y hoy en día es considerado el antecedente del famoso misil ruso Iskander. Sputnik relata la gloriosa historia de los antecesores de los Iskander rusos.
Amenaza cuasibalística
El sistema de misiles táctico-operativo más moderno que está en servicio de las Fuerzas Armadas de Rusia es el Iskander. Se exhibió por primera vez en el Salón de Aeronáutica MAKS 1999. El objetivo principal de este misil es destruir los sistemas de defensa antimisiles y de defensa aérea del enemigo, así como otros objetos de importancia estratégica que se encuentran a una distancia de hasta 500 kilómetros.
Este misil fue usado para llevar a cabo el ataque contra las posiciones de los terroristas en Siria. Algunos expertos de los países occidentales consideran que los Iskander, los sistemas de misiles S-400 y los sistemas de misiles antibuque Bastion juntos son capaces de organizar las llamadas zonas de acceso restringido dentro, de las cuales, las fuerzas de la OTAN sufrirían daños y bajas inadmisibles en caso de un conflicto con la Federación de Rusia.
Actualmente los misiles Iskander están desplegados en varias regiones del país euroasiático. En particular, en la región de Kaliningrado, el enclave ruso en Europa. Este mismo hecho les preocupa a los estrategas de la Alianza Atlántica. Desde su punto de vista estos proyectiles son aptos para aniquilar blancos en todo el territorio de Europa Occidental.
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La versión más avanzada en esta serie es el Iskander-M que porta dos misiles cuasibalísticos al mismo tiempo. Estos están dotados de una tecnología que permite reducir su visibilidad en los radares enemigos.
Además, pueden realizar maniobras aéreas en pleno vuelo, lo que reduce significativamente la posibilidad de ser interceptadas por los sistemas de defensa antiaérea y de defensa antimisiles del enemigo. Los Iskander-M gozan de una alta precisión: son capaces de dar en un blanco de un radio de entre cinco y siete metros.
Alta precisión
Los diseñadores la URSS y de Rusia dedicaron décadas de arduo trabajo para alcanzar una precisión como esta. Las primeras obras de creación del sistema R-2 se iniciaron en la primavera de 1948 por el famoso científico y diseñador soviético, Serguéi Koroliov, el padre de la cosmonáutica.
De acuerdo con el proyecto, el alcance de este misil era dos veces mayor que el primer misil balístico de la Unión Soviética, R-1. Por primera vez en la historia los diseñadores emplearon una tecnología, gracias a la cual, la ojiva se separaba del portador después del fin de la fase activa del vuelo.
Asimismo, se logró disminuir la masa del misil al usar aleaciones ligeras de aluminio en el diseño del tanque de combustible. Como resultado, los creadores consiguieron crear un arma capaz de alcanzar blancos a una distancia de 600 kilómetros. En comparación, el R-1 tenía un alcance de tan solo 270 kilómetros.
R-2 estaba equipado con una ojiva explosiva que contenía una tonelada de TNT. Una vez se producía la explosión, la ojiva causaba fuertes daños a una superficie de hasta 1.000 metros cuadrados. La precisión la garantizaba el sistema de radiocorrección lateral. El combustible usado en el misil era etanol con oxidante, oxígeno líquido. Este no permitía mantener el misil relleno durante más de 15 minutos. El R-2 entró en servicio a finales de 1951, mientras la producción en masa comenzó en junio de 1953.
Un heredero decente
Dos años después el Ejército de la URSS se hizo con un nuevo misil táctico-operativo, R-11. Este tenía un alcance de solo 270 kilómetros, pero usaba otro tipo de combustible que permitía mantener el misil en la plataforma de lanzamiento durante mucho más tiempo. Igual que R-2, el misil R-11 disponía de una ojiva explosiva. Su modificación, el R-11M, tenía una ojiva nuclear de una potencia de 40 kilotones.
La próxima etapa en el desarrollo de los misiles táctico–operativos fue el R-17 que entró en servicio en marzo de 1962 como parte del sistema Elbrus. El misil tenía un diseño totalmente nuevo, así como un nuevo sistema de control y un nuevo método de abastecimiento.
El R-17 tenía un alcance de 300 kilómetros y la desviación probable era de 450 metros. Dichos misiles podían disponer de una ojiva nuclear de una potencia entre 10 y 500 kilotones, una ojiva explosiva de TNT con una masa de 700 kilogramos y, además, tenían varias versiones con el uso de armas químicas.
Los sistemas Elbrus con ojivas no nucleares se exportaron a otros países y se usaron en la guerra de Yom Kipur —guerra árabe-israelí de 1973—, la guerra entre Irán e Irak —entre 1980 y 1988—, así como durante los combates en el golfo Pérsico en 1991. Últimamente los sistemas Elbrus se han utilizado en el conflicto entre Arabia Saudí y los hutíes del movimiento yemení Ansar Alá.
Camino hacia la perfección
Para finales de 1965 la Unión Soviética desarrolló un sistema táctico-operativo Temp-S dotado de un misil balístico de dos etapas, de combustible sólido y equipado con una ojiva nuclear que se separa de su portador. El misil tenía un alcance de 900 kilómetros y una potencia de 500 kilotones.
En total se produjeron unas 1.200 unidades de este sistema que en su mayoría se desplegaron en el oeste de la parte europea de la URSS y a lo largo de la frontera con China, que tenía unas relaciones bastante difíciles con la Unión Soviética en los años 1960.
Al sistema Temp-S lo reemplazó el sistema Tochka que entró en servicio en 1975. Su modificación, Tochka-U, hasta el día de hoy forma parte de las fuerzas terrestres del Ejército ruso. El alcance es de 120 kilómetros, la ojiva puede ser tanto nuclear, con una potencia de entre 10 y 100 kilotones, como explosivo-rompedor, de racimo o incluso puede contener armas químicas.
Los Tochka-U se usaron activamente durante la operación antiterrorista en el Cáucaso Norte ruso —en las décadas 1990 y 2000—. Además, mostraron sus destrezas en el conflicto en Osetia del Sur en 2008 —conflicto entre Rusia y Georgia—.
Un gesto de buena voluntad
Asimismo, los ejércitos de Rusia y de la URSS en el período entre 1983 y 2003 usaron los sistemas táctico-operativos Oka, aptos para disparar a una distancia de hasta 400 kilómetros. El misil del sistema Oka estaba equipado con un dispositivo para pasar desapercibido por la defensa antimisiles enemiga, por lo tanto, era prácticamente invencible cuando volaba.
Estos sistemas fueron destruidos después de la firma del Tratado INF entre Estados Unidos y la Unión Soviética, el acuerdo que eliminaba los misiles balísticos y de crucero, nucleares o convencionales, cuyo rango operativo de alcance estuviera entre 500 y 5.500 kilómetros —EEUU abandonó el tratado en 2019—. Los Oka se eliminaron, si bien, su alcance era menor de las distancias determinadas por el acuerdo.
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