La CNN mantuvo una entrevista con el presidente iraquí en la cual Barham Salih (así es su nombre) afirmó que “bajo ningún concepto iba a permitir la utilización de las bases de EE.UU. en su país para iniciar un ataque contra Irán”. “No queremos que nuestro territorio sea destino de cualquier acción hostil contra nuestros vecinos, incluyendo Teherán” -afirmó durante el coloquio, y sentenció: “Esto no es parte del acuerdo alcanzado entre el gobierno iraquí y el estadounidense”.
En febrero, el presidente de EE.UU. Donald Trump explicó en una entrevista con CBS que “una de las razones para mantener la base de Irak era mantener vigilado a Irán porque es un verdadero problema”. Luego matizó ligeramente las declaraciones cuando fue preguntado si sería capaz de atacar al país asiático: “No... Todo lo que quiero es ser capaz de hablar”.
Lo cierto es que las tensiones entre ambos países parece no tener fin e Irak, sin querer, se encuentra en medio, en la peor posición posible. La semana pasada el gobierno de Teherán derribó un dron norteamericano y Donald Trump afirmó que estuvo muy cerca de orquestar un ataque contra Irán. Además, advirtió: “Cualquier posición americana que se vea amenazada será recibida con fuerza”.
Sin embargo, las acciones iraníes tuvieron respuesta por parte de Washington: Trump anunció nuevas sanciones a soportar por parte de Irán debido al derribo del vehículo aére no tripulado. Los recortes se centran, sobre todo, en el acceso a recursos financieros. Hassan Rouhani, presidente de Irán, respondió que la Casa Blanca “sufría de discapacidad intelectual”.
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