domingo, 9 de diciembre de 2018

Gerald Bull y el Proyecto Babylon

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Gerald Bull es un claro ejemplo de esos hombres que se forjan su propio destino – por desgracia, la mayor parte de este fue terriblemente malo. Como un distinguido y brillante ingeniero militar, Bull consumió gran parte de su existencia moviéndose en las altas cúpulas de la investigación armamentista financiada por el gobierno. Aunque su carrera lo llevó por un camino tormentoso y, frecuentemente, complicado, dedicó su vida profesional a procurar uno de sus más grandes sueños: construir un arma lo suficientemente grande y potente como para disparar y poner satélites en órbita.

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Bull, casi sin ayuda, resucitó la decadente ciencia de la artillería de supercañones, y al hacerlo jugó un papel de consideración en dos guerras. Pero la actitud conflictiva de Bull y sus maneras bruscas le trajeron muy pocos amigos en las esferas gubernamentales donde se movía. Sus pobres habilidades de socialización combinadas con su indiferencia casi total a las peligrosas políticas en las que se entrometía le trajeron fuertes multas, una breve estadía en prisión y, en última instancia, la muerte.

Gerald Bull nació en la provincia de Ontario, en Canadá en 1928 e hizo su doctorado en la Universidad de Toronto, mismo que culminó en 1951 – el alumno más joven en hacerlo en aquella época. Sus primeros años de carrera profesional los pasó haciendo trabajo para el gobierno canadiense y estadounidense en una investigación sobre los vuelos supersónicos, así como en artillería de supercañones.
Su primer trabajo lo hizo para el Canadian Armament and Research Development Establishment (CARDE), un centro de investigación en el que propuso el uso de artillería grande para desarrollar las pruebas de los modelos a velocidades supersónicas. Su argumento fue que los túneles de viento supersónicos eran demasiado costosos y difíciles de operar, mientras que un arma de gran tamaño sería capaz de realizar la tarea de una forma mucho más eficiente. Su idea recibió financiamiento, el proyecto fue construido y operado hasta su cancelación en 1956. Pese a haber llegado a ocupar el puesto de jefe de departamento aeroespacial en 1958, fue obligado a renunciar a su empelo en CARDE debido a una serie de conflictos públicos y privados con sus superiores.

Bull se movió a la Universidad McGill donde rápidamente sedujo al gobierno de los Estados Unidos con sus ideas. Con el dinero que le facilitaba tanto el Pentágono como el gobierno canadiense, Bull emprendió el High Altitude Research Project (HARP). En el transcurso de los próximos siete años, HARP construyó una sucesión de armas cada vez más grandes con capacidades cada vez mayores. Para la fecha en que los canadienses se retiraron de HARP en 1967 como protesta por la Guerra de Vietnam, Bull ya había logrado lanzar proyectiles a más de 60 millas en el espacio suborbital.


Evidentemente enfadado por lo que él consideró cancelaciones prematuras de dos proyectos muy prometedores, Bull emprendió el negocio por sí mismo. Arregló la trasferencia de HARP a manos de su empresa privada, la Space Research Corporation (SRC), a la frontera entre Vermont y Quebec antes de abandonar por completo el proyecto gubernamental. Bull y SRC firmaron una serie de pequeños contratos con Canadá y Estados Unidos hasta que, a mediados de la década de 1970, llegó su primer gran contrato.

Con la colaboración de la CIA, Bull se hizo de un contrato para proveer al gobierno sudafricano proyectiles de artillería, cañones, y los planos para un obús avanzado que llamaron GC-45. Su ayuda fue considerada por algunos como relevante en la victoria final de Sudáfrica sobre Angola en esa guerra. Sin embargo, después de que el presidente Carter fue electo en 1976, Bull fue arrestado por la ONU en Sudáfrica acusado de tráfico ilegal de armas y, según los términos de su declaración de culpabilidad, tuvo que cumplir seis meses de prisión en un centro penitenciario de los Estados Unidos en 1980.

Tras cumplir la condena, Bull siguió mejorando los diseños de obús en la compañía sudafricana Armscor. El final del proyecto fue el obús G5, una maquina capaz de disparar rondas a más de 30 millas de distancia. En ese entonces – y hasta nuestros días – significó una de las piezas más avanzadas de artillería en el mundo. Pero en su tierra natal, precisamente en Quebec, sufrió otro golpe tras ser demandado y multado con $ 55,000 dólares acusado de tráfico internacional de armas. Después de este amargo episodio se fue de Canadá y se instaló en Bruselas con una filial de la SRC.


Los exitosos resultados del G5 llamaron la atención de China e Irak. Bull construyó y comerció artillería para ambas naciones a través de intermediaros austriacos durante toda la década de 1980. Habiendo desarrollado una relación cercana con el dictador iraquí Saddam Hussein, Bull finalmente vio la oportunidad de alcanzar su objetivo final. Convenció a Saddam de que, de la misma forma que Israel, Irak debía ser capaz de poner satélites en órbita si pretendía convertirse en una verdadera potencia en la región.

Los trabajos dieron inicio en el Proyecto Babylon con un prototipo de supercañón a mediados de la década de los 80s. Esta arma, apodada Baby Babylon, poseía un diámetro interior aproximado de 1 pie y aproximadamente 100 pies de largo. Se montó horizontalmente con la finalidad de probarlo, y se cree que se construyó exclusivamente para desarrollar la tecnología necesaria para Big Babylon. Sin embargo, Baby Babylon habría tenido un rango superior a las 400 millas si era montado correctamente.

El Big Babylon – un nombre muy apropiado – era tan grande que hubo que excavar una ladera como apoyo. Su diámetro era de 3 pies al interior, y más de 500 pies de largo. Una vez completado, habría sido capaz de poner un proyectil de más de 2 toneladas en órbita – el tamaño aproximado de un pequeño satélite de reconocimiento.

Bull no era completamente ajeno a las implicaciones del proyecto Babylon y, según algunas fuentes, notificó a algunas agencias de inteligencia alrededor del mundo, entre ellas la MI3 de Gran Bretaña y el Mossad de Israel sobre las intenciones finales del proyecto. Debido a que el arma era totalmente inmóvil, de fuego lento y muy visible, Bull afirmó que Big Babylon no sería una amenaza directa para Israel ni para nadie.


En 1990, el ambiente político volvió a cambiar con Irak invadiendo Kuwait. Bull ahora se encontraba en una posición muy complicada de colaborar con un dictador que de repente se había echado de enemigo al mundo entero. Y peor aún, Bull había trabajado durante años haciendo mejoras en los misiles Scud de Irak a cambio del financiamiento del Proyecto Babylon.

A inicios de 1990, la residencia de Bull en Bruselas fue “asaltada” varias veces en el transcurso de unos pocos meses. En cada ocasión, los artículos eran cuidadosamente reorganizados o selectivamente saqueados. Es decir, estos robos probablemente eran amenazas que Bull estaba ignorando. En marzo de 1990, Bull recibía cinco disparos en la nuca mientras entraba a su apartamento. Nadie escucho ninguna de las cinco detonaciones, y nadie vio al tirador.

Se formularon todo un cumulo de teorías sobre quién asesinó a Bull. La Mossad de Israel fue la principal sospechosa, pero también hubo rumores de que la CIA pretendía silenciar a Bull respecto a sus actividades en Sudáfrica durante la guerra. Irak e Irán también levantaron sospechas ya que quizá Hussein sospechaba que Bull era un agente al servicio de los gobiernos occidentales, y por otro lado, la colaboración de Bull con Irak en la guerra de 1980 significó la muerte de miles de soldados iraníes.


La historia de Gerald Bull es tan trágica como fascinante. Como sucede muy raramente, su destino estaba directamente relacionado con el escenario mundial. Sin embargo, su mala suerte se debió en gran parte a su personalidad y la búsqueda insensata de un sueño. Después de la caída de Irak en la Operación Tormenta del Desierto, el Proyecto Babylon fue desmantelado completamente y enviado al Reino Unido, donde una gran cantidad de sus partes se habían fabricado. Tan brillante como astuto, Bull se llevó gran parte de su experiencia y conocimiento a la tumba. Debido a esta pérdida de datos, aunado a su fracaso final y espectacular decadencia, la artillería de los supercañones quizá también pereció con él.


https://www.taringa.net/+paranormal/gerald-bull-y-el-proyecto-babylon_zoqdp

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