Un femtosatélite ensamblado al completo
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07.12.2016 – 05:00 H. - ACTUALIZADO: 7 H.
Luces que se encienden solas cuando detectan la oscuridad y radiadores que hacen lo propio cuando sus sensores perciben un frío excesivo. Relojes inteligentes que miden la temperatura de tu cuerpo y le envían los datos a una aplicación instalada en tu móvil. La internet de las cosas adopta diferentes formas para colarse en la vida de los terrícolas; en sus casas y en sus muñecas. El año que viene, puede que esta tecnología supere incluso los límites atmosféricos para conquistar el espacio.
Al menos este es el plan del ganador de la primera edición de un certamen de diseño muy particular, el ISS Design Challenge, promovido por la empresa Mouser Electronics. Los participantes, desde ingenieros a estudiantes, pasando por ‘makers’, debían crear herramientas y utensilios que pudieran ser impresos en 3D en la Estación Espacial Internacional (EEI) y resultaran útiles a los astronautas.
“El objetivo final es crear una internet del espacio, como la internet de las cosas de la Tierra”, explica a Teknautas Andrew Filo, el responsable de la iniciativa vencedora. La idea de este ingeniero e inventor estadounidense consiste en fabricar una pequeña estructura dividida en compartimentos que sirva de madre nodriza a un ejército de diminutos satélites, del tamaño de un microchip, llamados ‘femtosatélites’.
Prueba en microgravedad de la estructura de femtosatélites. (Foto: Mouser Electronics)
“Miden 30 milímetros de ancho y largo, cuatro de espesor y pesan siete gramos”, describe Filo. Contienen materiales muy similares a los que se utilizan para fabricar los componentes electrónicos de los teléfonos móviles y cada uno de ellos incorpora “sensores, un microprocesador y una radio”. Gracias a estos elementos, son capaces de medir variables como la aceleración, el campo magnético y la radiación de los rayos cósmicos.
“Pueden entenderse como relojes inteligentes dispersos en el espacio que monitorizan la salud de la Tierra”, sugiere Filo. Así, una red de estos pequeños satélites, que intercambian datos entre ellos, proporcionaría valiosa información sobre meteorología espacial, la actividad del Sol, el entorno de los asteroides o la radiación cósmica a científicos y astronautas.
El jurado, integrado por el astronauta Chris Hadfield y el experto en tecnología Grant Imahara, ha elegido la idea de Filo entre más de 200 presentadas
El jurado, integrado por el famoso astronauta Chris Hadfield y el experto en tecnología y estrella mediática Grant Imahara, ha elegido la idea de Filo entre las más de 200 presentadas al certamen. Había entre ellas desde una especie de rompecabezas para astronautas hasta una nariz prostética que mejora el sabor de los insípidos alimentos de los viajeros espaciales.
Además del proyecto de los ‘femtosatélites’, Hadfield e Imahara han seleccionado otros dos finalistas: una estructura para arreglar objetos sin que estos se alejen flotando ha quedado en tercera posición, mientras que el segundo puesto ha recaído en un utensilio capaz de tomar y asir comida (una combinación de cuchara y pinzas) de una bolsa.
Planes para el 2017
Si todo marcha según lo previsto, el proyecto de Filo será probado el año que viene en la EEI, donde los astronautas ya disponen de una impresora 3D desde 2014. La máquina funciona en condiciones de gravedad cero, por eso, aunque el diseño es complejo, su creador lo ha simplificado para adaptarse a este singular entorno. El material utilizado para fabricar la estructura de la nave nodriza es ABS, un polímero termoplástico muy resistente con propiedades eléctricas.
“El primer experimento consistirá en verificar su buen funcionamiento dentro de la EEI y observar el proceso porque en la Tierra no es posible”, explica Filo. El diseño permite imprimir las piezas sin producir desechos, y el ‘hardware’ puede montarse sin necesidad de apoyar ningún elemento sobre una mesa ni utilizar herramientas extra. “Es ideal para los miembros de la tripulación que están flotando en gravedad cero”, señala el ingeniero.
La pequeña lanzadera de ‘femtosatélites’ dispone de un asa para sujetarla y puede orientarse para dirigir el despliegue de los pequeños chips. Cada dispositivo tiene una antena que permanece doblada mientras están en su correspondiente compartimento; funciona como una especie de muelle que los propulsa hacia fuera una vez liberados de la varilla que los sujeta y mantiene en tensión. El ingenioso mecanismo, que Filo intenta patentar, les suministra velocidad suficiente para separarse de la plataforma y colocarse en una formación adecuada. Además, la batería que llevan incorporada proporciona “energía suficiente para que giren y se estabilicen en el espacio”, indica.
Su pequeño tamaño y ligereza permite que el coste de su lanzamiento sea muy bajo y que puedan ser impulsados sin apenas esfuerzo
Aunque Filo ha utilizado los dispositivos como parte de su proyecto, lo cierto es que el concepto de “satélite en un chip” fue idea de ingenieros de la Universidad de Cornell. “Su pequeño tamaño y ligereza permite que el coste de su lanzamiento sea muy bajo y que puedan ser impulsados sin apenas esfuerzo”, dice el ingeniero. Pero él ha logrado resolver un asunto que estaba pendiente: cómo liberar al ejército de diminutos espías en el espacio. Al ser impresa en la EEI, la ligera estructura diseñada por Filo apenas ocupa espacio en los cargueros espaciales, donde los bultos deben cumplir con estrictas limitaciones de peso y volumen.
Todavía tienen que pasar meses antes de que los astronautas fabriquen y prueben la idea, pero según Filo, este ejército de espías electrónicos en miniatura “revolucionarán la exploración espacial”.
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