Un miembro de las fuerzas de seguridad iraquíes levanta un cohete fabricado por IS en Ramadi. AFP
FRANCISCO CARRIÓN
El Cairo
Tras meses de tímidos avances, Washington ha llegado a la conclusión de que ha llegado el momento de "terminar el trabajo". Estados Unidos ha ofrecido al primer ministro iraquí Haidar al Abadi el envío de helicópteros de combate Apache y un nuevo contingente de "asesores militares" para completar la liberación deRamadi, la capital de la provincia de Al Anbar en cuyo callejero las fuerzas de seguridad batallan contra las huestes del autodenominado Estado Islámico.
"Estados Unidos está preparado para asistir al ejército iraquí con capacidades adicionales y ayudarles así a terminar el trabajo incluyendo helicópteros y asesores si las circunstancias lo exigen y lo solicita el primer ministro iraquí", ha reconocido este miércoles el secretario de Defensa estadounidense Ashton Carter ante el comité de Servicios Armados del Senado. Bagdad, de momento, no ha respondido a un ofrecimiento que lleva varias semanas sobre la mesa.
En la actualidad unos 3.500 soldados estadounidenses se hallan desplegados en seis áreas de Irak con la misión de formar y asesorar a las tropas que se enfrentan a los combatientes del IS (Estado Islámico, por sus siglas en inglés). Además, la semana pasada Washington dio luz verde a la presencia en suelo iraquí de un pelotón de fuerzas especiales formado por un centenar de uniformados para realizar incursiones, obtener información y participar en la liberación de rehenes y la captura de cabecillas de la organización yihadista. La unidad también tendrá Siria como zona de acción.
La larga campaña para reconquistar Ramadi, a tan 100 kilómetros al oeste de Bagdad, es la principal razón de este paso al frente de Barack Obama. Fuentes militares estadounidenses citadas por Reuters aseguran que los asesores -hasta ahora confinados en los cuarteles de las fuerzas iraquíes- estarían listos incluso para en un par de semanas dirigir a las tropas en el centro de la ciudad. Una mayor implicación que también incluiría el uso de pilotos estadounidenses para conducir los helicópteros de ataque.
De momento, sin embargo, Al Abadi no ha realizado ninguna petición formal, imprescindible para que EEUU mueva ficha. Una decisión de ese calibre enfrentaría al "premier" iraquí con los políticos y las milicias chiíes que -apoyadas por la vecina Irán- rechazan la influencia estadounidense. "Al Abadi está sufriendo una enorme presión de los aliados iraníes para rechazar el apoyo extranjero", señala el Instituto para el Estudio de la Guerra, una organización con sede en EEUU que examina a diario el curso de la contienda.
El ofrecimiento del Pentágono coincide con un momento crítico en el asalto a Ramadi después que el pasado martes una operación conjunta de las fuerzas de seguridad iraquíes -respaldada por los ataques aéreos de la coalición internacional liderada por EEUU- arrebatara al IS el control del cuartel del ejército. Los batallones iraquíes -compuestos por ejército, policía, unidades antiterroristas y miembros de tribus suníes- ocupan desde entonces el distrito de Al Tamim, en el suroeste de la villa. Fuentes de seguridad apuntan que ya controlan el 60 por ciento de la urbe.
Queda, no obstante, el paso más delicado: cruzar el río y alcanzar el centro, donde se atrincheran unos 250 yihadistas con el camino minado de artefactos explosivos. Desde principios de semana el Gobernador de Al Anbar Suhaib al Rawi ha instado a los civiles que aún habitan el centro a abandonar la zona y allanar el camino a las fuerzas de seguridad. "El apoyo estadounidense acelerará la recuperación de la ciudad", advierte el citado Instituto.
La oferta estadounidense está acompañada de reproches a sus aliados. Carter pidió ayer a Turquía que refuerce el control de sus fronteras e instó a "hacer más" a los países del Golfo Pérsico cuya participación en los bombardeos se ha vuelto casi inexistente desde el inicio de los ataques aéreos sobre Yemen el pasado marzo. En respuesta al senador republicano John McCain, el jefe del Pentágono volvió a descartar el despliegue de tropas estadounidenses a gran escala alertando del riesgo de "americanizar los conflictos en Irak y Siria".
La humillante pérdida de Ramadi el pasado mayo obligó a aplazar "sine die" el asalto a Mosul, la segunda ciudad de Irak en manos del IS desde junio de 2014 y cuya campaña ni siquiera suscita consenso entre políticos chiíes, suníes y kurdos. Su avance se suma la reconquista de Sinyar, la ciudad en el norte de Irak que fue capturada por los yihadistas en agosto de 2014, firmada el pasado mespor los "peshmerga" (tropas del Kurdistán iraquí).
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