Moscú. Los franceses están enviando a Rusia portahelicópteros; los alemanes construyeron un centro de entrenamiento militar de alta tecnología; los italianos han estado enviando vehículos blindados.
Sumergidos en una profunda crisis porque el ejército ruso se ha desplegado en territorio de Ucrania, los países europeos están luchando para equilibrar las consideraciones económicas con las políticas. Este mes Francia está a punto de invitar a 400 marineros rusos a entrenar en un nuevo barco que un almirante ruso dijo alguna vez que habría permitido a su nación vencer a Georgia en “40 minutos en lugar de 26 horas”, en la guerra del 2008.
Los líderes franceses se negaron a cancelar la venta, por 1,700 millones de dólares, de dos portahelicópteros Mistral –con capacidad para transportar 16 helicópteros de ataque, decenas de tanques y 700 soldados-, a pesar de la reciente agresión de Rusia, incluida la anexión de Crimea en marzo. Los planes han generado la condena de los aliados, incluyendo Estados Unidos y la OTAN, que dicen que el suministro de equipos militares a Rusia, por un lado, al tiempo que condena sus acciones militares, por el otro, es claramente una contradicción.
La transacción de los portahelicópteros Mistral y otros envíos de armas ponen al descubierto la dificultad de aplicar presión a Rusia, incluso en un momento en que las tensiones entre Occidente y Rusia están en su peor momento desde la Guerra Fría.
Los líderes europeos han tratado de proteger sus industrias de defensa, aunque hayan sancionado a las autoridades rusas por la anexión de Crimea.
“Estamos ejecutando el contrato del acuerdo legal completo porque no estamos en ese nivel de sanciones”, dijo el presidente francés, François Hollande. Si las sanciones se intensifican, Francia puede contener el envío de las naves.
Obama dijo este mes: “He expresado algunas preocupaciones, y creo que no estoy solo (...) Creo que hubiera sido preferible oprimir el botón de pausa”.
Sin embargo, ninguna nación se ha propuesto ayudar a Francia para que evite asumir por completo la carga financiera de cualquier cancelación, lo que también demuestra la dificultad de lograr una respuesta occidental unificada por las acciones de Rusia en Ucrania, según analistas.
Hace unos años el Ejército de Rusia nunca había comprado equipos fabricados fuera del bloque soviético, aunque Moscú sigue siendo un importante exportador de armas.
Aunque las cifras exactas son secretas y difíciles de recopilar, Francia es el socio comercial más entusiasta de Rusia, pero Alemania, Italia y la República Checa también están involucrados en la venta de equipos a Moscú. Las transacciones incluyen aeronaves, vehículos blindados y material de comunicaciones.
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