Washington, 31 may (PL) El anuncio de la extensión de la presencia militar estadounidense en Afganistán después de 2014, como había prometido el presidente Barack Obama, sobresale entre las principales noticias de la semana que hoy concluye.
En una alocución desde la Casa Blanca, el mandatario anunció el 27 de mayo que mantendrá nueve mil 800 soldados en la nación asiática después de diciembre próximo y que retirará la mayoría de esas fuerzas a finales de 2016.
La nueva promesa incumplida del Ejecutivo, quien había fijado diciembre como fecha tope para el fin de la aventura bélica en suelo afgano, fue criticada por el diario The New York Times, el cual advirtió que este "no es el fin del empantanamiento de los militares norteamericanos".
El mandatario no asegura que la presencia residual de tropas garantice el éxito allí (â��) mientras subsisten dudas de cuánto el Congreso y la comunidad internacional confiarán en la situación en Afganistán cuando no estén en el país nuestras tropas y las de los aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte", acotó el diario en un editorial.
El Pentágono mantiene en territorio afgano alrededor de 33 mil efectivos, de un total de 100 mil que mantuvo allí en 2011.
Sobresalió asimismo el discurso de Obama el miércoles en la Academia Militar West Point, en el estado de Nueva York, donde expuso algunos cambios que pretende impulsar en la proyección internacional de su administración en el resto de su mandato, que culmina en 2017.
El gobernante prometió una política exterior que priorice la diplomacia y el multilateralismo por encima del uso desmedido de la fuerza militar, porque "la acción armada no puede ser el único, ni incluso el principal componente de nuestro liderazgo, en especial cuando no existe una amenaza directa contra Estados Unidos".
Obama admitió que algunos de los errores más costosos del país se debieron a la falta de moderación y a la disposición de "acometer aventuras militares sin pensar en las consecuencias".
En el denominado nuevo enfoque, el jefe de Estado mencionó algunas iniciativas como el aumento del apoyo a los grupos de la oposición en Siria, que intentan derrocar por la fuerza al presidente Bashar al-Assad.
Además, destinó un fondo -que requerirá la aprobación del Congreso- de cinco mil millones de dólares para la llamada lucha contra el terrorismo, diseñado para aumentar las misiones de inteligencia, reconocimiento, vigilancia y actividades de operaciones especiales en todo el orbe.
Tal como auguraron medios de prensa, los reajustes esbozados por Obama no enunciaron evaluaciones sobre los vínculos de Estados Unidos con América Latina y el Caribe, aunque no se descarta una mayor presión sobre la región.
A juicio del Times, al discurso de Obama en West Point le faltó sentido estratégico, careció de inspiración, fracasó en el intento por acallar las críticas sobre sus relaciones con el mundo y fue impreciso al anunciar planes para los años que le quedan en la Casa Blanca.
Comentó el diario The Hill que las palabras del gobernante demócrata ocurrieron en medio de críticas por su "cautela" respecto a Rusia y Siria y la renuencia a ordenar intervenciones militares lo que, supuestamente, para los seguidores de esa línea, ha debilitado la influencia de Washington en el mundo.
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