MadridActualizado:15/05/2019 02:13h
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La retirada «temporal» de la fragata Méndez Núñez (F-104) del Grupo de Combate del Abraham Lincoln tiene una derivada industrial. Uno de los propósitos del despliegue español consistía en que la US Navy comprobase de primera mano la interoperabilidad de este tipo de buques de la Armada Española en un despliegue con un portaaviones durante siete meses.
Así lo reconocían la semana pasada a ABC fuentes de Navantia durante un foro industrial: «Representa un escaparate magnífico para mostrar las fortalezas de nuestras fragatas, equipadas con el mismo sistema de combate estadounidense, el Aegis de Lockheed Martin, pero en un buque menor, de coste inferior y menor dotación».
La clave para entender este interés de Navantia por el despliegue de la Méndez Núñez con el portaaviones de propulsión nuclear Abraham Lincoln reside en que actualmente hay sobre la mesa un proyecto industrial en EE.UU. para construir 20 nuevas fragatas de misiles guiados para la US Navy.
Con General Dynamics
Entre las ofertas aspirantes se encuentra la del astillero español Navantia, que se alió para el programa -denominado FFG(x)- con el astillero estadounidense General Dynamics Bath Iron Works, que sería quien construyese los 20 buques en suelo estadounidense.
No obstante, Navantia sacaría un triple rédito: carga de trabajo para el área de diseño e ingeniería; la puerta de entrada al mercado estadounidense de la mano de un astillero aliado puntero; y el prestigio internacional de hacerse, como socio tecnológico, con uno de los grandes contratos militares navales que hay en marcha en EE.UU. (abriría otras puertas, sobre todo en el pujante mercado de Asia-Pacífico).
«En la US Navy se ha extendido la idea de que una fragata como las F-100 españolas, con coste y dotación bien dimensionados, y con el radar Aegis incorporado es la opción más plausible para su futuro programa de fragatas», destacaron a ABC fuentes militares cuando Navantia presentó su alianza con el astillero General Dynamics Bath Iron Works.
A ello hay que unir la experiencia adquirida por los destructores estadounidenses de Rota (Cádiz) en maniobras conjuntas. Todo ello da como resultados muy favorables al tipo de buque de la fragata F-100.
La oferta de General Dynamics Bath Iron Works y Navantia se basa en el modelo de fragata F-100 española, exportado ya a Australia o Noruega. Los otros competidores en el programa FFG(x) son los estadounidenses Huntington Ingalls, Lockheed Martin y Austal USA y el italiano Fincatieri.
Ahora, la retirada «temporal» de la Méndez Núñez es vista como un contratiempo desde el punto de vista industrial. Desde Singapur, donde tiene lugar desde ayer y hasta mañana la feria de defensa marítima Asia-Pacífico Imdex, fuentes especializadas en la exportación militar valoraron la decisión del Gobierno en estos términos: «Todo el esfuerzo de venta se ha ido al carajo. Una de las campañas de marketing principales consistía en presentar el buque Méndez Núñez como parte de la escolta de un portaaviones estadounidense, que iba a participar en los ejercicios navales este verano en el Pacífico, con visita a puertos asiáticos». Ahora también está en el aire esa participación junto al Grupo de Combate de la US Navy.
Como parte del esfuerzo por hacerse con el contrato, que se decidirá en 2020, Navantia abrió en febrero pasado su primera oficina en suelo estadounidense, concretamente en Washington.
Visita a la fragata en Norfolk
Durante el periodo de instrucción de la fragata Méndez Núñez con el portaaviones Abraham Lincoln, durante el mes enero en Norfolk (Virginia), el secretario secretario de la Marina de EE.UU., Richard V. Spence, llegó a visitar el buque español, acompañado de su subsecretario de adquisiciones, James F. Geurts.
«Este tipo de visitas no son tan frecuentes si no hay un interés», estimaron desde la Armada. Ahora se espera la reacción de la Administración Trump.
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