LUNES 02 DE OCTUBRE DE 2017 21:00
Esta semana se han publicado dos informes internacionales sobre Ucrania. Ambos documentos contienen detalles que podrían causar un escándalo y afirman que Kiev participa en cuestionables acuerdos de venta de armas en países de África y Oriente Medio. Los autores de ambos informes son dos reputadas organizaciones occidentales: Amnistía Internacional y el “Organized Crime and Corruption Reporting” (OCCRP o Proyecto para Exponer el Crimen Organizado y Corrupción). Los documentos llaman la atención sobre la presencia de armas ucranianas en países del tercer mundo con conflictos activos como Sudán, Eritrea, Uganda, Chad o Burundi.
Para las entregas, se utiliza una cadena de empresas que actúa de intermediaria para poder así “lavar” las armas y venderlas en países en guerra mientras que oficialmente se mantiene la apariencia de neutralidad. Strana ha traducido y publicado los textos de ambos informes al completo. Hoy analizamos las tesis más importantes de estos extensos documentos.
Ucrania legaliza armas ajenas
Kiev es uno de los principales intermediarios para la reventa de armas de Europa del este a países del tercer mundo. Esa es una de las principales tesis del informe de OCCRP.
Los investigadores describen el esquema según el cual funciona este mecanismo:
La empresa ucraniana Techimex, de titularidad privada, adquiere armas alegando que se trata de piezas sueltas en diferentes países del este de Europa: Polonia, Eslovaquia, Moldavia, Bulgaria, Hungría, Rumanía y Bosnia.
Los productos son revendidos a Ukrspecexport, de propiedad pública, (el informe se refiere específicamente a la empresa Ukrinmash)
Ukrinmash añade su parte (entre el 9 y el 17%) y posteriormente vende las armas finalizadas, ya bajo marca ucraniana, a los clientes africanos -Chad, Burundi, Etiopía.- o los Emiratos Árabes Unidos.
Desde ahí, las armas, otra vez pasando por una serie de “capas” de compañías, fluyen hacia otras zonas de conflicto, concretamente a Sudán del Sur, país sobre el que hay en vigor un embargo de Naciones Unidas.
Los misteriosos Techimpex y S-Profit
La empresa ucraniana Techimpex que, según el informe de OCCRP realiza el “trabajo sucio” de adquirir y revender “piezas de armas” por todo el mundo, tiene lazos evidentes con la industria militar ucraniana. El dueño de Techimpex, Evgeny Vaschilin, trabajó en Ukrinmash hace diez años. Su padre (y cofundador de la empresa), Viktor Vaschilin, lideró el Servicio Estatal de Exportaciones de Ucrania, el regulador de exportación de armas en los años 90.
La compañía S-Profit está registrada en Inglaterra, aunque su dueño es ucraniano según el informe de Amnistía Internacional, que no menciona su nombre. Esta es una de las “capas” a través de las cuales se adquieren piezas de armas por el mundo (o así es como se mencionan esas adquisiciones en los documentos). Posteriormente se venden a Techimpex.
Es preciso aclarar que la empresa niega la existencia de estas estructuras y niegan las afirmaciones de los informes que buscan “desacreditar, no solo a nuestra compañía, sino a toda la industria militar ucraniana ante la sociedad ucranianas y la comunidad internacional”.
Occidente mira hacia otro lado ante las cuestionables ventas
Además de S-Profit, en la jurisdicción británica hay numerosas compañías que, utilizando las facilidades para registrar las empresas, realizan, según Amnistía Internacional, cuestionable comercio de armas: “Sudán del Sur está inundado de armas que han sido utilizadas para matar y herir a miles de civiles, causando la mayor crisis de refugiados de África. El Gobierno de Gran Bretaña ha sido un vocal defensor de un embargo de Naciones Unidas contra Sudán del Sur y aun así mira hacia otro lado ante el comercio ilegal de armas que se produce ante sus narices”, afirmó James Lynch, director de la sección de Control de Armas y Derechos Humanos de Amnistía Internacional.
Así que Gran Bretaña conoce perfectamente el problema, pero, por alguna razón, no tiene intención de atajarlo, se queja Amnistía Internacional. La organización también afirma haber entregado a las autoridades británicas los documentos y la información de que dispone. El informe especifica también que el Gobierno británico conoce, desde hace ocho años, la existencia de empresas pantalla utilizadas ilegalmente como intermediarias en el comercio de armas a entidades que violan los derechos humanos y países que se encuentran bajo embargos internacionales, incluyendo Siria, Eritrea y Sudán del Sur.
Primera conclusión: un plan bajo el paraguas de Occidente
Tras las afirmaciones de los activistas por los derechos humanos, es posible llegar a pesimistas conclusiones. Los países de Europa del este que se encuentran en la OTAN o en su órbita, con la colaboración de potencias occidentales (Gran Bretaña, por ejemplo), participan en suministros ilegales de armas hacia zonas en las que se producen sangrientos conflictos. Y Ucrania se ha convertido en uno de los principales puntos de paso en estos complots.
Segunda conclusión
La filtración de esta escandalosa información se ha producido exactamente en el momento en que Estados Unidos discute activamente la posibilidad de suministrar a Ucrania armas letales. Y al mismo tiempo, cerca de Vinnitsa arde un depósito de munición. Estos acontecimientos, que aparentemente no están relacionados, pueden dar a Washington una razón para no entregar armas a Kiev. Al fin y al cabo, Kiev ha demostrado que es completamente incapaz de impedir explosiones accidentales de munición y comercio ilegal de armas al extranjero.
Al mismo tiempo, culpar de las filtraciones a la “mano del Kremlin” tampoco es muy convincente. Las dos organizaciones que han publicado la información -OCCRP y Amnistía Internacional- tienen lazos con Occidente, no con Moscú.
Fuente: Slavyangrad
http://www.elespiadigital.com/index.php/noticias/confidenciales/18691-ucrania-y-el-llavador-de-armas