EL CIUDADANO
Esto quita credibilidad al aparente cambio de Trump en la marcha atrás de sus declaraciones en una entrevista reciente al New York Times, en la que expresa que todo lo que se dice sobre el cambio climático no es más que un “montón de retórica vacía”.
The Guardian informa que Bob Walker, un importante asesor en la campaña de Tump, dijo que no era necesario que la NASA hiciera lo que antes se describía como “control ambiental políticamente correcto”.
“Nosotros vemos a la NASA en su trabajo de exploración del espacio exterior”, le dijo Walker a The Guardian. “La ciencia centrada en la Tierra es mejor que la hagan otros organismos cuya principal misión es esa.”
Uno de los proyectos financiados por la NASA desde 2002 es la sonda infrarroja atmosférica (AIRS, por sus siglas en inglés). La sonda está diseñada para medir las temperaturas en todo el mundo, la presenia de gases de efecto invernadero y las capas de nubes.
“Mi parecer es que será difícil parar todos los programas de la NASA que ya están en curso, pero no hay dudas de que los programas futuros deberían asignarse a otras agencias. Creo que la investigación climática es necesaria pero ha sido totalmente politizada, lo que ha debilitado a muchos otros trabajos que han hecho los investigadores. Las decisiones del señor Trump estarán basadas en la ciencia de verdad no en la politizada”- agregó.
Abandonar el programa de ciencias de la Tierra de la NASA “podría hacernos regresar a ‘épocas oscuras’ como cuando no existían los satélites. Sería algo con muy poca visión de futuro”, le dijo a The Guardian Kevin Trenberth, importante científico del Centro Nacional para la Investigación de la Atmósfera (NCAR, por sus siglas en inglés).
Michael Mann, científico del clima de la Universidad del estado de Pennsylvania, también comentó al diario: “Sin el apoyo de la NASA, no solo Estados Unidos sino el mundo entero se verán muy afectados cuando se trate de entender el comportamiento del clima y las amenazas planteadas por el cambio climático provocado por la actividad humana”.
Lamentablemente, el desmantelamiento del programa de estudio climático –que se expandió durante la administración Obama– es muy probable que suceda, señala Scientific American: “Ahora, con mayoría tanto en la cámara de representantes como en la de senadores, los republicanos parecen estar en condiciones de apoyar la propuesta de la próxima administración Trump de recortar el presupuesto de la NASA para investigación sobre la Tierra, que había crecido en alrededor de un 50 por ciento durante la administración Obama. Este impulso, que concedió a la ciencia de la Tierra la parte del león en la financiación científica de la NASA, ha permitido el crecimiento del conjunto de satélites que recogen información sobre las temperaturas superficiales en la Tierra, las emisiones de gas de efecto invernadero, la reducción de los glaciares y las capas de hielo, y el cambio en las pautas de precipitaciones pluviales y el crecimiento de la vegetación, que demuestran la realidad del cambio climático”.
“En cierto sentido, el crecimiento de las ciencias de la Tierra privilegiado por el gobierno de Obama –y el hecho mismo de que ese crecimiento superara al de las demás actividades de la NASA– ha permitido la elaboración del objetivo político republicano y la validación de su interpretación sobre la naturaleza política de ese privilegio”, dice Casey Dreir, director de política espacial de la Sociedad Planetaria. “Y esto está dando lugar a una nueva dinámica política de una intensa y casi total condena y escepticismo por todo lo relacionado con el cambio climático por parte del Partido Republicano, sin el contrapeso de un presidente demócrata e importantes congresistas de la misma filiación. Esta es una muy mala noticia para las ciencias de la Tierra.”
Y no lo es solo para los científicos estadounidenses, que son los directamente afectados por los recortes que propone Trump: “Mientras la exploración del espacio exterior nos permite soñar a lo grande, la comprensión del planeta Tierra hace posible que el ser humano viva una vida mejor; además, salva vidas”, le dijo Malte Meindhausen, director de la Facultad del Clima y la Energía de la Universidad de Melbourne, al Sydney Morning Herald.
“En estos momentos”, el satélite Aqua, de la NASA, “está proporcionando una detallada información del ciclo del agua y de las pautas de concentración del dióxido de carbono [en la atmósfera], una información que nunca habíamos tenido. Estos satélites son el equivalente a los equipos de rayos X en cualquier hospital; son vitales para el diagnóstico de las enfermedades que padece hoy el paciente llamado planeta Tierra y la determinación de las causas de esas enfermedades”, señala Meinshausen.
Bob Ward, director de política y comunicación del Instituto de Investigación Grantham –dedicado al estudio del cambio climático y del medioambiente– de la Facultad de Economía y Ciencia Política, de Londres, le dijo también al Sydney Morning Herald que recortar el programa de la NASA “sería una terrible estupidez, que podría asestar un golpe gravísimo a la investigación global del cambio medioambiental que está afectando a todo el planeta”.
“Parar completamente la financiación significará, por ejemplo, el abandono de los satélites que observan continuamente la superficie de la Tierra”, dice Ward, “sería un enorme desperdicio de millones de millones de dólares destinados a la investigación científica.”
Sin embargo, Gavin Schmidt, científico del clima en la dirección del Instituto Goddar de Estudios Espaciales de la NASA, cree que Trump no podrá cumplir su promesa de realizar tan drásticos recortes. La dimensión y la complejidad de la burocracia son tales que hacen imposible los cambios de rumbo tan rápidos y radicales”, sostiene Schmidt.
“Cuando empecé a trabajar para el gobierno federal sentí frustración”, le dijo Schmidt alBusiness Insider; “¿qué hacemos nosotros aquí?, me preguntaba. ‘¿Por qué, una vez que se toma una decisión, es tan difícil dar mancha atrás? ¿Por qué es tan difícil cambiar algo?’ Es difícil porque hay muchísima gente, hay demasiadas piezas en movimiento y una enorme cantidad de dinero está en juego. Pero en este momento estoy pensando, ‘Bueno, ahora sé una cosa: está bien que las cosas no se puedan cambiar así como así.’”
“Dejar a la ciencia sin medios solo para que la gente no hable del cambio climático no funcionará”, agregó Schmidt. “La ciencia es necesaria para prevenir los peligros, para pronosticar el tiempo, y la cuestión de clima está ligada a todo eso.”
Durante la administración [George W.] Bush ha habido escépticos del clima que reescribían los informes y trataban de controlar lo que se decía a los medios”, abundó el científico del clima, “pero el planeta continuó calentándose. Nosotros seguimos informando. Seguimos mejorando el trabajo científico que da sustenta a la comprensión del porqué del cambio climático. Y continuaremos trabajando para que eso se siga haciendo.
Nika Knight
Traducción para
Rebelión de Carlos Riba García
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